Romanos 8:28
“Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.”
Oh...yo; Oh…vida
Por supuesto, este es el versículo de la Biblia que menos me gusta. ¡Todas las dificultades que se presentan en la vida y la muerte, desde niños hasta el cáncer, desde el matrimonio hasta el asesinato, desde la escasez hasta la holgura, sí, todas y cada una de ellas están incluidas en este “todas las cosas” que, aparentemente, nos ayudan para nuestro bien! Esto no me gusta en absoluto. Permítanme decirles por qué.

Mientras reflexiono sobre nuestras recientes meditaciones de la noche desde comienzos de Diciembre, no obstante, debo estar de acuerdo con las intrincadas aplicaciones de la vida real de Romanos 8:28. Debo sorprenderme ante su capacidad para revelarse a sí mismo como un atrayente y exigente acto de fe, completamente vivo y veraz, aun a través de las abarrotadas complejidades del terror y la tortura, de la escasez y la guerra mientras se manifiestan a través del tiempo y del espacio. Mientras reflexiono sobre las meditaciones de este mes resulta evidente que muchos contribuyeron con un eslabón de la cadena de la siempre creciente bondad de Dios hacia las personas de este mundo, y a su vez, ¡verdaderamente haciendo que todas las cosas trabajen conjuntamente para nuestro bien!
No sé ustedes, pero cuando yo reflexiono sobre estas cosas y sobre mi lugar en el universo entrelazado con el primer y el último Adán, con los pecadores y los salvos, con los carnales y con los cristianos, me siento abrumado y lucho para encontrar un poco de tierra firme para poder pararme. Es realmente asombroso que Dios pueda y realmente haga “todas las cosas” para nuestro bien.
Es ese raro, incluso un poco extraño, Walt Whitman, quien puede ayudarnos a encontrar algo de tierra firme para visualizar este gran versículo de Romanos 8:28 y quizá relacionarlo, un poco aunque sea, en sus abrumadoras complejidades…
¡Oh yo! ¡Oh vida!... de sus preguntas recurrentes;
Del desfile interminable de los desleales –de las ciudades llenas de necios;
De mí mismo, reprochándome siempre a mí mismo,
(Pues, ¿quién es más necio que yo, ni más desleal?)
De los ojos que en vano ansían la luz – de los objetos despreciables-
De la lucha siempre renovada;
De los malos resultados de todo—de las multitudes afanosas y sórdidas
Que me rodean;
De los años vacíos e inútiles de los demás—yo entrelazado con los demás;
La pregunta, ¡Oh yo! La pregunta triste- que vuelve-¿Qué hay de bueno en medio de estas cosas? ¡Oh yo, Oh vida!
Respuesta
Que estás aquí - que existe la vida y la identidad,
Que el poderoso drama continúa, y que puedes contribuir
Con un nuevo verso
Mañana, entonces, poeta de Dios (pues todos los Cristianos verdaderos son los poetas más verdaderos), tú también tendrás la oportunidad de contribuir un nuevo verso a esta sinfonía sin fin sobre la bondad de Dios hacia nosotros en Cristo Jesús. Observen con asombro amigos, escuchen atentamente y consideren muy cuidadosamente, qué y cómo podrían escribir un verso en el libro de las bondades de Dios. Mientras escribimos cuidadosamente, y caminamos y examinamos nuestros modos, quizá nosotros los peregrinos, ¡comencemos a poseer un poco de la preciosa paz, que el conocimiento de la bondad de Dios hacia nosotros (en realidad trabajando a través de “todas las cosas”) podría realmente traer a nuestros corazones! ¡Esto es, verdaderamente, una gran fe!
Medita: “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.” Romanos 8:28
Ora: Señor, Tu grandeza, Tu gran bondad que mostraste en los tiempos y en las vidas de hombres y mujeres, me atemoriza, me preocupa, me perturba, me confunde. Oh mi Dios, te pido que Tu bondad reconforte mi corazón y traiga seguridad a mi alma navegante en el año que se aproxima, en el nombre de Jesús Te pido que así sea. ¡Amén y Amén!

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