Thursday, May 12, 2011

May | 12 | De activos y albatroces

Palabra para meditar – OLOR

2 Corintios 11:1-4
“¡Ojalá me aguanten unas cuantas tonterías! ¡Sí, aguántenmelas! El celo que siento por ustedes proviene de Dios, pues los tengo prometidos a un solo esposo, que es Cristo, para presentárselos como una virgen pura. Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los pensamientos de ustedes sean desviados de un compromiso puro y sincero con Cristo. Si alguien llega a ustedes predicando a un Jesús diferente del que les hemos predicado nosotros, o si reciben un espíritu o un evangelio diferentes de los que ya recibieron, a ése lo aguantan con facilidad.”

De activos y albatroces


El albatros es el pájaro aún existente, que tiene la mayor envergadura conocida por el hombre hasta ahora; algunos dicen que es capaz de volar 2.4 miles de millas desde el sitio de su nido, antes de retornar al mismísimo punto.

Es el poeta inglés Coleridge quien en el más largo de sus poemas, “La balada del viejo marinero”, nos presenta a un hombre condenado a vagar por la tierra para siempre, sin encontrar alivio para su culpa, su temor o su dolor por el crimen de haber traído la maldición de la muerte tanto sobre su barco como sobre sus camaradas, al asesinar sin necesidad alguna a un amigable albatros, que los había conducido desde el gélido Antártico hasta tierras más cálidas y seguras.
Para la inmensa mayoría de las personas que viven en el planeta, nuestra riqueza personal es la suma de nuestros activos, menos nuestros pasivos. Mientras el valor de nuestros activos susceptibles de venta exceda el de nuestros pasivos, entonces podemos mantener a raya el eterno círculo de bancos, hipotecas y compañías de tarjetas de crédito. Pobres de nosotros, sin embargo, si el valor de nuestros activos está muy por debajo de nuestros pasivos, y nuestro flujo de caja no nos brinda una vara suficientemente puntiaguda como para clavársela en los ojos al caimán que se aproxima. Sí, ese día, nuestros activos se habrán convertido en el tristemente célebre albatros de antaño. Si consideramos nuestros activos como el origen de nuestra altura, la fuente de nuestra seguridad y nuestra bendición, entonces somos unos tontos. Para muchos, un temblor financiero ocurrido en otra parte del globo, y el consecuente tsunami que ha arrasado el valor de billones de acciones, ha convertido muchos de nuestros tan apreciados activos en los albatroces de la responsabilidad, demasiado pesados, grasosos y malolientes.

De la misma manera, aunque opuesta, he conocido no pocas personas cuyo listado de activos ha crecido tan exageradamente, y con tanto éxito ha echado raíces como tentáculos, seguramente a través de un amplio y variado portafolio, que se ha apoderado de ellos la misma certeza que tenía el tercer hombre más rico de la historia, el viejo Zar Nicolás II en persona, convencidos de que nunca podrán caer. Sin que lo noten, la gordura y hartura de sus activos se ha materializado en forma de albatroces alrededor de sus cuellos, porque realmente piensan que no tienen necesidad de Dios. Para Nicolás, su tristemente célebre autoservicio y su fantástica autoprotección se convirtieron en un viejo y maloliente albatros de responsabilidad, colgado tanto en su cuello como en el de toda su familia.

Desde el nacimiento de este nuevo cuerpo, la iglesia, aquellos insatisfechos con la “sola Escritura” y los que buscan la satisfacción en señales y maravillas, han construido una lista de activos espirituales con sanidades, milagros sobrenaturales, historias asombrosas y superestrellas extraordinarias, y a su vez, sin ellos saberlo, a menudo han transferido el valor de toda su espiritualidad al fantástico ministerio de fuego de algún otro hombre, traicionando así, por una ilusión, a sus propias almas y prosperidad futura. Cuando esta comedia se acabe, como siempre pasa al final, la simplicidad de la cruz que alguna vez colgó de sus propios cuellos ahora desviados en sus activos espirituales, se convertirá para ellos, no en la paloma que canta sobre robles lejanos, sino más bien en el no tan blanco y pesado albatros con el desventurado olor de las comadrejas. Porque todos sabemos que las comadrejas pequeñas tienen sus glándulas odoríferas localizadas alrededor del orificio por donde defecan.

¡Cristiano! ¡Echa un vistazo y olfatea! ¿En dónde estás colocando tus activos espirituales? ¿Qué es lo que cuelga alrededor de tu cuello? ¿Una cruz o un albatros?


"¡Ah! ¡Qué día! ¡Qué malditas miradas
tuve yo de viejos y jóvenes!
En lugar de la cruz, el albatros
Alrededor de mi cuello colgaba.

Medita: “Tales individuos son falsos apóstoles, obreros estafadores, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Y no es de extrañar, ya que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz. Por eso no es de sorprenderse que sus servidores se disfracen de servidores de la justicia. Su fin corresponderá con lo que merecen sus acciones.” 2 Corintios 11:13-15.

Ora: Señor, líbranos de todos los amantes burlones que juegan con los corazones de las personas, haciéndolos sufrir con lo caro de un falso amor que absorbe los activos y del que a veces se habla en siete idiomas, todos adornados con rubíes brillantes, y enchapados a los lados de su tranvía llamado deseo. Oh, que los cielos nos ayuden por favor, cuando nos enamoremos de esta vida de diamante, de este amante de ojos azules y corazón insensible, de este zalamero. En el nombre de Jesús, lo pido. Amén.

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