Hechos 1:10, 11b
Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. De repente, se les acercaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
Galileos, ¿qué hacen aquí mirando al cielo?
H.D.B.2. (Hombres de blanco 2)

Ahora, observen como estos seres de otra dimensión se dirigían a los discípulos. No como ‘Hijos del Altísimo’, no como ‘Apóstoles del Dios vivo’, no como ‘Discípulos Devotos’, no como ‘Amados del Señor’. ¡No! Ningún título preestablecido y especial, en absoluto. Sencillamente: ‘¡Hombres de Galilea, escuchen ahora!’
Verán, los ángeles, aunque siempre serán magníficos en comparación con nosotros, no habían recibido la comisión del Comandante en Jefe para ellos. No señor, ¡el Padre no les ha asignado a los ángeles la tarea de dar las buenas nuevas de Jesús! ¡No, nunca olvidemos eso! ¡Es nuestra misión, es la comisión dada a nosotros, los simples hombres y mujeres de Galilea el llevar este gran tesoro en nuestros corazones y lucirlo en nuestros labios! y debemos de alguna forma regocijarnos en el asombroso hecho de que tenemos este tesoro de las gloriosas buenas nuevas de Jesucristo, guardado en vasijas de barro, ollas viejas y vasijas desquebrajadas. ¿No es un honor, entonces, no es una maravilla que nosotros, simples hombres de Galilea, hayamos sido encargados de dicha tarea? ¡Sí, lo es! ¡y se nos ha confiado a nosotros! Así que como vasijas terrenales cargando este tesoro, no tenemos excusa para “quedarnos y callarnos” pues hemos recibido órdenes de parte del mismo Hijo resucitado de “¡ir, dar buen ejemplo, y testificar!”
Así pues, esta palabra de ánimo va a todos los que anhelan más de Jesús y buscan ansiosamente Su regreso: Quienesquiera que sean, simples hombres de Brighton, simples hombres de Louisville, hombres de Hollywood, hombres de Etiopía, hombres de América, ustedes, simples y maravillosos hombres de Galilea, “¡Él viene pronto! Así pues, ¡hagan lo que Él les dijo que hicieran!” ¡Vayan, den un buen ejemplo y testifiquen!
Reflexiona: “Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros.” 2ª Corintios 4:7
Ora: La gloria, SEÑOR, no es para nosotros; no es para nosotros sino para Tu nombre, por causa de Tu amor y Tu verdad. Así que, ayúdanos ahora, querido Señor Jesús en Tu gran poder, para ir, para dar buen ejemplo y para testificar. Amén. (Salmos 115:1)

No comments:
Post a Comment