Mateo 6:12
Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. (Reina Valera 1960).
Vigilancia posmoderna y beneficiosa... ¿Será?
“Mi corazón brinca cuando contemplo
Un arcoiris en el cielo:
Así fue cuando mi vida comenzó;
Así es ahora que ya un hombre soy;
Así será cuando envejezca,
¡o cuando me deje morir!
El Niño es el padre del Hombre;
Y yo desearía que todos los días de mi vida
estuvieran unidos entre sí, por una piedad natural”
Wordsworth
Compuesto el 26 de marzo de 1802. —Publicado en 1807
“El Niño es el padre del Hombre”, así dice la 7a línea de este poema de Wordsworth titulado “Mi corazón brinca”.

La introspección o el auto-examen es considerado por unos cuantos Cristianos conservadores como nada más que “un contemplarnos excesivamente sin razón”. El hecho es que muchos de los que realizaron este viaje de análisis de la introspección, parecieron batallar con lo que se considera los invisibles, auto-creados y en ocasiones irracionales monstruos de la mente y, para empeorar las cosas, al hacer esto emiten y exudan una alegría, con frecuencia, mórbida, macabra y melancólica hacia la multitud de escépticos conservadores que los observan, ¡y que, simplemente, califican sus esfuerzos de introspección como confusos o, en su mayor parte, lisa y llanamente raros! ¿Quién puede culparlos?
Los posmodernos, por otro lado, (y hablo en general, no en términos Cristianos) aparentemente abrazan dicha introspección como una vigilancia beneficiosa del ser interior. Tal vez Coleridge estaría especialmente contento en una sociedad del tipo Californiano, espiritualmente diversa, posmoderna, liberal y permisiva, donde ese viaje es esperado junto con todos sus consecuentes niveles de sanidad. ¿Será así en realidad?
Sin embargo, si la introspección del viaje espiritual posmoderno es verdaderamente beneficiosa, entonces amigo, debes tenerla en cuenta. Porque, si realmente el niño es el padre del hombre, entonces, ¿no sería mejor que abrazáramos nuevamente al niño herido, para estrecharlo, sanarlo y amarlo íntegramente? Algunos de ustedes ya están diciendo: “¡No puedes estar hablando en serio!” ¡Y quién podría culparlos, después de todo!, quiero decir, si suena tan afeminado y aniñado. ¿No es cierto?
A pesar de la aversión de ustedes a la observación y, cualquiera que sea su punto de vista personal en esos temas, la verdadera Santidad, queridos amigos, en el final, debe volverse verdadera plenitud en Jesús. La plenitud debe ser íntegra; la integridad debe significar defragmentación y la defragmentación debe denotar reacondicionamiento; y reacondicionar debe representar observar y observar debe evidenciar arrepentimiento; y el arrepentimiento debe llevar al perdón y el perdón al abrazo; y el abrazar debe simbolizar la sanidad y la sanidad debe ser un movimiento hacia la plenitud, o mejor dicho, hacia la verdadera santidad, completando así el círculo. ¡Quizá para muchos de ustedes, la plenitud que están buscando se encuentre en el amarse a ustedes mismos! ¡O posiblemente, comience al mirar atrás en el tiempo! ¡O tal vez, en realidad, se encuentre en el hombre abrazando al niño una vez más? ¡Quizá en la compañía de hombres, este es un valeroso viaje de introspección que cada vez más hombres y mujeres deban realizar!
Medita: “Sin embargo, les daré salud y los curaré; los sanaré y haré que disfruten de abundante paz y seguridad.” Jeremías 33:6-7
Ora: Oh Señor, ven a enderezar mis lugares torcidos y lima toda aspereza en mi vida. Sáname y llévame hacia la plenitud en Ti, mi amantísimo Señor Jesús. Amén.

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