Sunday, May 4, 2014

May | 04 | ¡Twittea esto –Twittea aquello!

SÉ ÍNTEGRO

¡Twittea esto –Twittea aquello!

Juan 1:15
Juan dio testimonio de él, y a voz en cuello proclamó: “Éste es aquel de quien yo decía: ‘El que viene después de mí es superior a mí, porque existía antes que yo.’”


Como sabemos, Juan nació antes que Jesús, y por lo tanto, en términos de su nacimiento y también del comienzo de su ministerio, Juan fue dado a conocer a Israel antes que Cristo. Sin embargo, él no era ‘el evento principal’ y lo sabía. Así es, él sabía que su ministerio le había sido dado por el Padre del sacrificio y que su mensaje versaba sobre el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Juan fue el arado principal enviado para remover la tierra y prepararla para recibir la Semilla. Por esto, Juan, con toda intención, produjo gran movimiento, agitación y una alteración tal que dejó expuestos a la luz tanto a los terrones de tierra como a los gusanos. Así es, el ministerio de Juan fue verdaderamente un ministerio de ‘revolución y de cambio’. Aun así, con sudor y perseverancia, al igual que el buen siervo que cuida el campo de su Amo, Juan proclamó su mensaje sabiendo que la Semilla quien sería honrada ante él y ante todos los demás era Aquél que en Sí Mismo tenía vida eterna, y que estaba lista y madura para ser sembrada en esa misma tierra labrada y que al hacer esto, haría germinar tanta bondad que redimiría a todos aquellos que de Él se alimentaran. Juan conocía el propósito de su ministerio y también, íntimamente, estaba consciente de esa gran Verdad que daba poder a su ministerio y que en breve, ofendería tremendamente a los escribas de la ley religiosa, a los Fariseos y a otros hipócritas con ellos relacionados. Entonces él capturó y proclamó la verdad sobre la magnífica superioridad de Cristo en una declaración simple pero que decía todo, declarando que: en el lugar, en el espacio y en su momento en el tiempo: “Él me precedió”.

Juan sabía que él tenía su principio en Dios y también sabía que Cristo no tenía principio ni fin.

Ahora bien, lo diré de esta manera: Cada cristiano y en especial cada predicador, debería tener este especial ‘bautismo de Juan’ que hace la proclamación de Cristo tanto el objeto como el objetivo de todo lo que decimos y hacemos. Al hacer esto, principalmente nosotros los predicadores, debemos ser cada vez menos importantes. Por lo tanto, en esta era de marketing global donde tanto un predicador como su éxito son, por extraño que parezca, medidos por la cantidad de sus seguidores en las redes sociales, por las ventas de sus libros y por la cantidad de descargas de sus aplicaciones, encontramos al diablo de la industria religiosa entrometiéndose en cada sector de la vida de la iglesia (y que Dios nos libre pero el principal representante de ventas de Satanás, en la mayoría de los casos, es el propio predicador, ¡siempre participando de cada novedad que sale en el mundo!). Por lo tanto, no hagas amistad con el hombre que solo busca protegerse, promocionarse y proyectarse, pues si miramos un poco más de cerca, y aunque tengamos un ojo desviado, cualquier santo podrá ver la marca en cada pieza de su elegante vestimenta y así percibirá fácilmente esa extraña marca de agua celestial que aparece en todas las página de sus escritos. ¿Puedes verla cristiano? Dice así: “Jamás te conocí”.

Y te digo esto: Si Cristo no reconoce a tales hombres, tampoco deberías hacerlo tú. El gran propósito de la iglesia en la tierra, y en especial de sus predicadores, es elevar al Salvador en toda Su grandeza y, para hacer esto, nosotros de alguna forma debemos permanecer fuera de la vista dirigiendo siempre a todos los hombres hacia Jesús como objeto indivisible de nuestra atención, afecto y honor.

Esta es la verdadera forma de SER TESTIGOS de Cristo. Ahora sí, ¡‘Twittea eso’! Reflexiona: -Nadie puede recibir nada a menos que Dios se lo conceda –les respondió Juan. Ustedes me son testigos de que dije: “Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él.” El que tiene a la novia es el novio. Pero el amigo del novio, que está a su lado y lo escucha, se llena de alegría cuando oye la voz del novio. Ésa es la alegría que me inunda. A él le toca crecer, y a mí menguar. Juan 3:27-30 NVI Ora: Padre, que la proyección y la proclamación de Tu Hijo aumente eternamente en nosotros y, que al hacerlo, seamos eclipsados por su grandiosa gloria

Reflexiona:- -Nadie puede recibir nada a menos que Dios se lo conceda –les respondió Juan. Ustedes me son testigos de que dije: “Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él.” El que tiene a la novia es el novio. Pero el amigo del novio, que está a su lado y lo escucha, se llena de alegría cuando oye la voz del novio. Ésa es la alegría que me inunda. A él le toca crecer, y a mí menguar. Juan 3:27-30 NVI

Ora: -  Padre, que la proyección y la proclamación de Tu Hijo aumente eternamente en nosotros y, que al hacerlo, seamos eclipsados por su grandiosa gloria brillando en nosotros. Amén y amén.

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