Wednesday, August 7, 2013

Aug | 07 | Leche materna hirviente

MISERICORDIA

Deuteronomio 14:21b 
“No cocines el cabrito en la leche de su madre.”

Leche materna hirviente


El libro de Deuteronomio contiene algunos versículos desconcertantes para aquellos de nosotros ajenos a esa “sangrienta” cultura. Nuestro versículo de hoy y su contexto me dejaron confundidos por algún tiempo hasta que un día, mientras veía un noticiero en la televisión, en el que aparecía la madre de una niña perdida (quien más tarde fue encontrada asesinada) quien rogaba por el retorno sano y salvo de su hija. Nunca olvidaré la cara de pánico y llena de lágrimas de la madre quien de la noche a la mañana se había avejentado notablemente y cuyas rasgos consumidos por el terror ya se escondían tras una seda de luto. Un poeta escribe:

“No cocinarás el cabrito
En la leche de su madre
No vestirás un cerdito que mama
Con chiffón o seda
No rechazarás
La Sección 28
No tomarás un bacalao
Y le pedirás que patine
No harás que un petirrojo
Hale diez mil toneladas
No sacarás tu lengua
A los pingüinos, los murciélagos o monjas
No amenazarás jamás
Ni le causarás dolor a una madre
No cortarás el árbol nuevo
Ni asesinarás a Pedro
No esconderás una cara sonriente
Tras el gris de la seda enlutada
No cocinarás el cabrito
En la leche de su madre”

Simeón, un hombre devoto y justo que esperaba en el templo por la consolación de Israel, toma al niño Jesús de los brazos de su amorosa madre María y mientras el Espíritu Santo viene sobre él, comienza a profetizar: “Según tu palabra, Soberano Señor, ya puedes despedir a tu siervo en paz. Porque han visto mis ojos tu salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos: luz que ilumina a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.” (Lucas 2:29-32.) Después volviéndose a los maravillados José y María, les habla directamente a ellos, y a mitad de su proclamación sus ojos tristes se fijan por un momento en María cuando le dice: He aquí, éste es puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel y para señal que será contradicha, (sí, y una espada traspasará tu misma alma) para que sean descubiertos los pensamientos de muchos corazones”.
El viejo profeta habla de lo que ve y no olvida hablar del dolor venidero de María, no lo deja a un lado, sino lo siente profundamente. Ciertamente, por medio de la voz de Simeón, a María le son dados más de 30 años para prepararse. Ella lo necesitará porque su niño será asesinado delante de sus mismos ojos. Aquel que mama de sus pechos será traspasado por nuestros pecados, mientras que su propia alma es traspasada por la terrible pérdida de su precioso hijo.
Aquí podemos aprender dos cosas.

Primero, que a menudo Dios nos advierte acerca de tiempos críticos que se nos avecinan, para que nos preparemos. El no es un sádico por tal revelación, sino que en amor nos pide que nos fortalezcamos para aquello que es inevitable y terrible.

En segundo lugar, aunque ese sea el caso, no obstante, el Padre Soberano no se complace en nuestro sufrimiento. Ciertamente, el da una orden específica: las madres no deben ser testigos de la muerte cruel de aquellos a quienes tanto aman. Ningún hijo debe ser torturado y muerto ante los ojos de su madre.

Quizás algunos gobiernos deberían aprenderse este versículo de memoria cuando mandan sus jóvenes a frenéticas guerras. Quizás algunos legisladores debieran tener esto en mente al autorizar la destrucción en masa de los no nacidos y al convertir la palabra “elección” en una palabra de muerte para las mujeres, porque al parecer el Padre tiene un amor especial para aquellos que ha creado para que lleven y sustenten la vida. Me parece que Dios ama a las madres, porque El también tuvo una. Los cabritos nunca deben ser cocinados en la leche de su madre, ante sus desesperados ojos.

Medita: “¡Que se alegren tu padre y tu madre! ¡Que se regocije la que te dió la vida!” Proverbios 23:25

Ora: Señor, ayúdanos a honrar a todas las madres al no asesinar sus hijos antes sus mismos ojos. Dios perdónanos por estos crímenes. Dios perdónanos y ayúdanos. En el precioso nombre de Jesús oramos, amén.



Tuesday, August 6, 2013

Aug | 06 | De pensiones, pasta y artículos personalesA

REGOCÍJENSE

Mateo 6:34  
Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.

De pensiones, pasta y artículos personales

El Señor no dijo que no planifiques para mañana. El dijo “No te angusties por el mañana”. Es decir, no dejes que irrumpa en tu hoy y te robe el gozo pleno del presente. Amigos, somos vividores lineales y pensadores lineales, en el sentido de que tenemos un pasado, un presente y vislumbramos un futuro. Ahora, con respecto al futuro, ¡recuerden que lo único que tenemos es la expectativa de que llegará! Aceptémoslo, a esta hora la semana que viene, cualquiera de nosotros podría estar muerto y enterrado. ¡Es la verdad! Todo lo que tenemos del futuro es, o expectativa o temor de él.

A menudo nos sentimos confortados, confundidos o temerosos por la vida después de la muerte porque Dios ha puesto (aparte de nuestra expectativa terrenal por un futuro lineal) eternidad en nuestros corazones. No solamente vislumbramos un futuro lineal sino también vislumbramos y esperamos, aun añoramos y sabemos acerca de la certidumbre de un destino eterno. Supongo que uno de los beneficios de esta expectativa eterna, de esta temerosa anticipación, es que el saber que existe un futuro eterno y que hay consecuencias eternas en ese futuro eterno y cierto, las cuales se vinculan a cómo actuamos ahora, nos hace o cohibirnos o excedernos aquí en la tierra, nos refrena, por así decirlo, y a veces inhibe la naturaleza explosiva y devoradora de nuestro pecaminoso ser. Tú puedes gastar ahora pero tendrás que pagar más adelante. Sabemos que es así.

Planificar el futuro es sabio. Planificar para la universidad, para el cuidado de los niños, etc., todas estas cosas son buenas y correctas. Sin embargo, quisiera sugerir que si estos “planes” han llegado a nuestro presente y nos dominan, nos deprimen y nos controlan, ¡entonces son incorrectos! Muchísimas personas viven la mayor parte de sus vidas planificando el futuro: cuando se retiren, cuando los hijos se hayan ido de casa, cuando, cuando, cuando, ¡aunque ese futuro nunca llegue! Ah, pero si y cuando ese futuro llega, entonces ya ellos están preparados para él. Entonces parece que toda la preocupación y pérdida de tiempo valió la pena. Tal vez. Mientras tanto, en el ahora, en este regalo del momento, este precioso instante de nuestras vidas cuando el tiempo toca la eternidad, este presente es devorado y malgastado completamente por los “cuando” y las preocupaciones de un futuro incierto. Es muy bueno desear seguridad, garantía, comida y posesiones, o quizás deba decir, pensiones, pasta y artículos personales, pero amigos, francamente, no son buenos como para vivir por ellos en el presente. Estos están en el futuro, los cuales solamente podemos vislumbrar pero nunca, poseer con toda certeza. ¿Comprenden esto?

Todos nosotros planificamos y es verdad que no debemos tener la actitud de “comamos, bebamos y alegrémonos porque mañana moriremos”. Sin embargo, esa planificación meticulosa, esa planificación protectora para los “cuando” del futuro, abre una gran puerta en la continuidad del espacio-tiempo que hace que todo tipo de temor se proyecte a través de nuestra trayectoria lineal de vida y rebote hasta nuestro presente, pero esta vez, ¡se ha multiplicado por mil! ¿No saben ustedes que el temor no puede vivir en el pasado o en el futuro? ¡Por esto lucha para manifestarse siempre en el presente! Los temores futuros, cual pequeños gatitos gordos, siempre tratarán de clavar sus garras en nuestras almas, tan pronto como se les abra una puerta. Cuando permitimos que esto nos ocurra, cuando el temor devorador está dentro de nuestra casa, el “quizás entonces”, ese monstruo de nuestra propia creación, vendrá al igual que un hambriento adolescente y vaciará nuestras pacíficas despensas, tirará sus ropas sucias al piso de nuestra complacencia, irá a su habitación y tirará la puerta en desacato a nuestro presente y subirá el volumen de su escandalosa música (muy alto de hecho), atormentándonos y preocupándonos con una irritante indignación y desconfianza. Queridos amigos, tengan mucho cuidado con lo que dejan entrar en sus casas. ¡Tengan mucho cuidado!

Jesús es muy claro. En un día, bajo este caído y desfalleciente sol, solamente podemos ocuparnos (o se espera que nos ocupemos) de una serie de cosas. Sí, sean sabios y planifiquen cuando puedan, sin embargo no vivan para los planes que hagan porque, sinceramente, están fuera de nuestro control. Agarren a esos sarnosos, mugrientos y arañadores gatitos por el cuello y agarren a ese adolescente por la oreja y sáquenlos fuera de la casa. Jesús dice: “¡No se angustien por el mañana!” Muy claro... ¿no lo creen? Él dice: “Busquen mi reino y mi justicia hoy y todo les saldrá bien mañana”. Quizás ustedes están diciendo “Sí, claro”, y yo les digo en respuesta a ese cansado, desganado y falto de fe “sí, claro”, que Dios les responde: “Sí, ¡claro! ¡y mejor créanlo por el bien de ustedes mismos!”. Dios está diciendo, “Sí, lo digo de verdad, ¡no se angustien por el mañana!”
La respuesta a la preocupación sobre el futuro, se encuentra en regocijarse en la posesión de este mismo momento. El “ahora” es todo lo que realmente posees por lo tanto... ¡aprovéchalo al máximo!

Medita: Este es el día que ha hecho el Señor, nos gozaremos y alegraremos en él.

Ora: Todas tus promesas son Sí y Amén en Jesús. En medio de toda esta tecnología y tentación de planificar y predecir mi futuro, de creer tontamente que tengo el control, enséñame Tus Caminos, Oh Dios, enséñame Tus Caminos. Amén.




Monday, August 5, 2013

Aug | 05 | Enfrentando las “Lunas Azules”

FE

2 Reyes 4:23 
¿Para que vas a verlo hoy?, le preguntó su esposo, No es día de luna nueva ni sábado. No importa, respondió ella.

Enfrentando las “Lunas Azules”

Nanci Griffith la popularizó, pero sus autores fueron Patrick Alver y Gene Levine. Me refiero a una hermosa balada de música country titulada “Cuando la luna se torne muy azul”. Por supuesto que las “lunas azules” no existen. Al principio se utilizaba la frase para referirse a algo “que era muy poco probable que ocurriera”, como decir, “tendremos una luna azul antes que esto o aquello…” Sin embargo, a partir de su antiguo uso, la luna azul terminó siendo el nombre de la tercera luna llena en una estación (tres meses) de cuatro lunas llenas. Posteriormente, a principio y mediados del siglo XX, se convirtió en el nombre de la segunda luna llena en un mes. ¿Complicado, verdad? El asunto amigos míos es que en el gran diseño de la ocurrencia intergaláctica de las cosas, las lunas azules pueden ser bastante comunes ¡pero no son acontecimientos diarios! ¿Comprenden esto?

Del mismo modo, en lo concerniente a nuestras vidas, nada de lo que nos ocurre es algo que no sea común a la humanidad. Sin embargo, ocasionalmente, todos experimentamos hasta cierto punto algo que no es un acontecimiento diario. Algo que es inusual, un suceso del tipo luna azul. Y lo inesperado, lo inusual de este acontecimiento podría hacer que nos detengamos, que temblemos, que fracasemos o caigamos. Nancy Griffith canta:

Hay una luna azul brillando
Cuando recuerdo todo lo que hemos pasado
Esta luna azul…brillando
¿Alguna vez brilla sobre ti?
Te comportas como si nunca te hiriera en lo absoluto
Como si sólo yo me estuviese levantando de una caída
¿Acaso no recuerdas?
¿No puedes recordar?
Lo haré una vez... cuando la luna se torne muy azul.

En nuestro versículo de hoy, una mujer sunamita había proporcionado durante años alojamiento al profeta Eliseo en su ministerio itinerante. Los años habían pasado y no tenía hijos. Entonces, por su preocupación, y por la gracia de Dios y mediante la intervención del profeta con sus oraciones, recibió la “recompensa de profeta” en la forma de un adorable hijo varón, incluso a pesar de la avanzada edad de su esposo. Ella adoraba y abrazaba con pasión a este hijo de la vejez.

Pero una brillante mañana de un día de luna muy azul, este maravilloso e inesperado regalo de Dios se quejó de un terrible dolor de cabeza. Lo llevaron a la casa y lo colocaron sobre el regazo de su madre. Con sus ojos cegados de dolor se quejaba constantemente, hasta que poco después murió. Con furia reprimida y la determinación silente de un submarino nuclear que zarpa hacia profundos mares de batalla, esta madre enloquecida se levanta de su asiento de lágrimas, cierra tranquilamente la puerta a sus espaldas y se dirige a buscar tanto la causa como la respuesta a todos sus problemas. Su compostura se demuestra en su rápida pero organizada salida; además, cuando le preguntan sobre la posibilidad de problemas en su vida responde con determinación “todo está bien” a aquellos que se muestran preocupados. Ensillando su asno, parte en silencio de su desvastado puerto. La sunamita se dirige en una sola dirección ¡el profeta Eliseo!

Haciendo caso omiso de todo y todos, llega ella a su destino y se lanza literalmente a los pies de Eliseo, casi derribando al desprevenido profeta. Y ¡pum! dice: ¿Acaso le pedí un hijo a mi Señor? ¡PUM! ¿No le dije que no se burlara de mí? ¡PUM!

Estas preguntas explosivas son el resumen de todas las dolorosas súplicas, todas las temerosas añoranzas y las expectativas destruidas de su destrozado corazón. Lo que había permanecido escondido a la vista de Eliseo mientras observaba los pasos decididos y directos de la tormenta de tristeza que se aproximaba, bramando con ira y proyectándose contra la mirada fija de la sunamita, sumergido y peligroso en la profundidad de periscopio de su angustia en modo de ataque, queda ahora de manifiesto ante él y entonces responde partiendo a enfrentar el problema.

Amigos, cuando una luna azul se posicione en vuestro cielo, ciérrenle la puerta al problema, ensillen sus caballos y vayan hasta Jesús, láncense a sus pies, díganlo todo, aférrense a Él y no lo dejen ir. Insístanle en que venga personalmente a atender el problema. ¡Insístanle yo se los digo!
Llámenle como ustedes quieran a este enfoque para lidiar con sus problemas inusuales, y con sus inesperadas y terribles lunas azules. ¡Yo lo llamo una solución! Vayan y busquen a Jesús. Vayan y búsquenlo a Él ahora.

Reflexiona: “Eliseo se levantó y se puso a caminar de un lado a otro del cuarto, y luego volvió a tenderse sobre el niño. Esto lo hizo siete veces, al cabo de las cuales el niño estornudó y abrió los ojos. Entonces Eliseo le dijo a Guiezi: Llama a la señora. Guiezi así lo hizo, y cuando la mujer llegó, Eliseo le dijo: Puedes llevarte a tu hijo. Ella entró, se arrojó a los pies de Eliseo y se postró rostro en tierra. Entonces tomó a su hijo y salió.” 2a. Reyes 4:35-37

“Cuando terminó de hablar al pueblo, Jesús entró en Capernaúm. Había allí un centurión, cuyo siervo, a quien él estimaba mucho, estaba enfermo, a punto de morir. Como oyó hablar de Jesús, el centurión mandó a unos dirigentes de los judíos a pedirle que fuera a sanar a su siervo. Cuando llegaron ante Jesús, le rogaron con insistencia: Este hombre merece que le concedas lo que te pide: aprecia tanto a nuestra nación, que nos ha construido una sinagoga. Así que Jesús fue con ellos. No estaba lejos de la casa cuando el centurión mandó unos amigos a decirle: Señor, no te tomes tanta molestia, pues no merezco que entres bajo mi techo.” Lucas 7:1-6

Ora: Señor, ayúdame a correr hacia Ti y a aferrarme a Ti cuando alguna luna azul se pose cercana y enorme en la noche de mi cielo. Ayúdame a orar sin descanso y a reflexionar ¡para encontrar la solución en todas las situaciones difíciles de mi vida! Yo suplico e imploro, ruego e insisto que regreses a mi casa amado Jesús y sme ayudes a solucionar hoy todas mis lunas azules. Señor no te dejaré hasta que no me bendigas. Amén.




Sunday, August 4, 2013

Aug | 04 | Babeando y nuestro destino como dentina

LLAMADO

1 Corintios 12:21 
El ojo no puede decirle a la mano: No te necesito. Ni puede la cabeza decirles a los pies: No los necesito.

Babeando y nuestro destino como dentina


Bueno, ha sucedido mucho antes de lo esperado, pero he comenzado a babear. No todo el tiempo, pero inevitablemente, por supuesto, en los momentos más públicos y por lo tanto más penosos. De repente me percato de un hilillo de baba en mi barbilla. ¡Es muy penoso en verdad!
Gracias a Dios, he logrado comprender el problema y pienso que con un poco de entrenamiento puedo limitar las situaciones embarazosas. El asunto es que tengo colocado un puente fijo en la parte frontal de mi boca, del cual me siento orgulloso. ¡Es magnifico! ¡Puedo comer helado sin sentir dolor, morder manzanas y comer costillas a la velocidad de un glotón! La sensación de presión todavía permanece, pero es obvio que la sensibilidad y el sentido de alerta que mis dientes naturales me daban han desaparecido. De ahí que en ocasiones babeo mucho, ¡pues simplemente no siento como antes cuando se sale! ¿Quién iba a pensar que un par de terminaciones nerviosas naturales cubiertas de esmalte pudieran ser un instrumento anti-babeo tan importante?

¿Saben a dónde me dirijo con esto, no es así? Pero es cierto, y como es algo que se olvida tan fácilmente, vale la pena recordarlo. Vamos a plantearlo igual que el asunto de mis dientes, sin rodeos: si usted es un miembro activo en la iglesia que expresa con fuerza sus opiniones no debe menospreciar aquellos miembros más tranquilos que no obstante proporcionan sensibilidad y conciencia a nuestras declaraciones, ¡pues sus amables oraciones y sus dulces consejos evitarán que usted luzca como un tonto que babea! Por consiguiente, permítame decirle que si usted sabe que es sólo “un pequeño diente” en una boca grande, entonces tenga la certeza de que Dios lo ha colocado precisamente allí ¡para cumplir su función como dentina! Usted puede estar al lado de un gran molar que tritura el alimento a diario, pero créame, él necesita de usted.

Para finalizar hoy, quiero decirle unas palabras a aquellos que se sienten tan intrascendentes a la sombra de todo aquello que la boca puede estar declarando – y en verdad tanto así que quizás sientan deseos de levantarse y marcharse. Por favor no se vayan, pues ustedes son una parte muy importante del cuerpo. Continúen dando su apoyo al decir lo que piensan, pues todos sabemos que en definitiva ¡nadie toma realmente en serio a un tonto que babea! ¡Continúen siendo sensibles! Continúen frenando el babeo, y ¡ah!, a propósito, ¡muchas gracias!

Reflexiona: “El ojo no puede decirle a la mano: No te necesito. Ni puede la cabeza decirles a los pies: No los necesito. Al contrario, los miembros del cuerpo que parecen más débiles son indispensables.” 1ª Corintios 12:21-22

Ora: Hoy Señor, donde me encuentro, muéstrame mi valor y lo necesario que soy para el cuerpo de Tu iglesia, amén.




Saturday, August 3, 2013

Aug | 03 | Tronos, estrados para los pies y ciudades

LUGAR

Mateo 5:34-36 
Pero yo les digo: No juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro.

Tronos, estrados para los pies y ciudades


Algunas veces, aquellos de nosotros que odiamos la expansión urbana descontrolada y hemos tenido que enfrentar a diario el extenuante viajar en ciudades repletas de personas que recorren largas distancias para trabajar, donde los precios son altos y las calles calurosas, llenas de esclavos con portafolios y ojos vidriosos, aquellos de nosotros que experimentamos eso, a veces nos desalentamos con el libro de Apocalipsis. O sea, deseamos regresar al jardín. Sin embargo, el problema es que la Biblia puede comenzar con el jardín pero finaliza con una ciudad. La ciudad de Dios. ¡Sí, la ciudad del Gran Rey! El Apocalipsis es sobre la ciudad de Dios, ¿comprenden?

Según lo entiendo, las Escrituras se refieren a la ciudad de Dios en cuatro contextos:

En primer lugar, Jerusalén en la tierra de Israel es por supuesto la ciudad del Gran Rey. ¿Por qué otro motivo iba a haber tanta guerra en torno a esa aparentemente insignificante, arenosa y pedregosa propiedad?

En segundo lugar, la Nueva Jerusalén que descenderá al final de los tiempos, y a esta, nuestra nueva y eterna base de operaciones, hogar, comunidad y centro, por supuesto que también se le denomina la ciudad del Gran Rey.

En tercer lugar, la iglesia, con sus reuniones colectivas, tanto a nivel local como universal, también es la ciudad del Gran Rey; una ciudad como la Jerusalén de antaño, una ciudad ubicada en una colina que no puede ser ocultada.

Por último y lo más importante, nuestros corazones también se han convertido en la morada del Altísimo Dios. Como individuos, también somos ciudades ubicadas en una colina.

No se equivoquen en esto, en cualquiera de estos cuatro contextos la ciudad de Dios es llamada de este modo, por el solo hecho ¡de que Dios habita allí!

En Inglaterra, cada vez que el monarca está presente y residiendo en un lugar, el Estandarte Real ondea en lo alto. Es la responsabilidad del portaestandartes, no del monarca, estar atento a su aproximación para levantar en lo alto el Estandarte cuando el monarca cruce la entrada. ¿Si entienden esto? No es la responsabilidad del monarca levantar el estandarte, ¡sino de sus servidores!

Un antiguo coro Cristiano que cantaban usualmente los niños, hablaba de “una bandera ondeando en lo alto del castillo de mi corazón, pues el Rey habita allí” Nosotros, los niños mayores, lamentablemente hemos olvidado esto. El castillo, la fortaleza, nuestra torre central, a menudo no tiene nuestra señalización externa de que el Rey está en verdad y en persona residiendo allí. En el mejor de los casos tomamos esta gran verdad simplemente como un argumento posicional o un hecho teológico que solo reconocemos mentalmente, salvo excepciones ocasionales, cuando nos encontramos en jardines, tranquilos y alejados del bullicio de la vida, y nos da la impresión de que alcanzamos a ver Sus vestiduras reales agitarse en el aire recorriendo nuestros fríos corredores internos, buscándonos, disgustado por nuestra ausencia. ¡Es entonces cuando quisiéramos haber enarbolado Su estandarte real!

En la calidez y la tranquilidad, en la belleza y en el dulce gorjeo de las palomas, en la quietud del estanque del centro de nuestro propio jardín interior, cuando llegamos allí, mientras vemos allí, nos damos cuenta de que Él está parado justo detrás nuestro, casi rozando nuestro codo, nuestra mano u hombro, siempre allí, sin nunca marcharse o abandonarnos, esperando, haciendo preguntas, suspirando y quizás moviendo un poco la cabeza en desaprobación. Cuando sentimos Su presencia, cuando nos damos cuenta de Su presencia, cuando vemos Su amor, cuando sentimos Su roce, es entonces que comprendemos que el Rey está habitando aquí, ¡y en verdad siempre lo ha estado! Para aquellos de nosotros que hemos dejado de levantar y mantener Su estandarte, la comprensión de Su santa presencia puede llenarnos de una verguenza tal, de un remordimiento tan frustrante, que es entonces con pena en lugar de alegría que comenzamos poco a poco a volver la cara hacia Él.

Amigos, puede que no haya muchos jardines en la ciudad, pero en Su jardín hay billones y trillones de ciudades, una vasta e innumerable cantidad, y Jesús está en las ciudades amigos. Jesús está en el centro. Su estandarte Real debe ondear alto de ahora en adelante, en el ajetreo y bullicio de la vida que circunda las puertas de nuestros corazones. Su estandarte Real debe ahora ondear por encima de todo el comercio, de los comerciantes y los traidores; sobre cada asedio, sobre cada flecha lanzada contra nosotros desde las máquinas de guerra que nos apuntan; sobre cada palabra de los falsos profetas catastrofistas y sobre los enormes arietes de nuestra propia emoción desesperada. La bandera de Jesús debe permanecer en lo alto, ondeando y flameando en el viento de Su poderoso Espíritu que flota alto sobre nuestras murallas. ¡Oh, aleluya! El Rey vive aquí, aquí mismo en el centro de nuestra ciudad, en el centro de tu ciudad.

Sí, Su trono está actualmente en el cielo a la mano derecha de la Majestad en lo Alto y la tierra se convierte en el estrado de Sus pies, mientras el Padre, mediante sangrientas guerras y terribles conflictos, reclama aquello que Su propio Hijo, nuestro Salvador Jesús, ha comprado con Su propia sangre; pero nunca olviden esto y recuérdenlo precisamente hoy, ustedes también son Su ciudad redimida, en la cual Él ha venido a morar. Miren hacia Él hoy y entonces enarbolen bien alto Su Estandarte Real.

Reflexiona: “Caminen alrededor de Sión, caminen en torno suyo y cuenten sus torres. Observen bien sus murallas y examinen sus fortificaciones, para que se lo cuenten a las generaciones futuras. ¡Este Dios es nuestro Dios eterno! ¡Él nos guiará para siempre!” Salmos 48:12-14

Ora: Hay una bandera ondeando en lo alto del castillo de mi corazón, en el castillo de mi corazón, en el castillo de mi corazón. Hay una bandera ondeando en lo alto del castillo de mi corazón, ¡pues el Rey habita aquí! Que ondee en mi cielo y que todo el mundo sepa, ¡que el Rey habita aquí!

Friday, August 2, 2013

Aug | 02 | El agente inmobiliario y los bienes raíces

CREE

Génesis 13:17 
“¡Ve y recorre el país a lo largo y a lo ancho, porque a ti te lo daré!”

El agente inmobiliario y los bienes raíces


Entonces le digo – “Estoy buscando una nueva casa”. Él sonríe, me da la mano, me invita a sentarme y comienza con el “sondeo financiero”. El hombre tiene experiencia. Me doy cuenta de eso por el tiempo transcurrido desde el apretón de manos hasta el descubrimiento perfecto de cuánto puedo pagar. No quiere ofenderme pero “el tiempo es oro” para él y no quiere perder el tiempo mostrándome una propiedad que no pueda comprar. “Ah, tengo la casa perfecta para usted”, dice con aquella expresión de “no puedo creer esta coincidencia” en el rostro. Y añade – “No lo va a creer,” (y tiene razón) “pero hace muy poco que salió al mercado, y si nadie la compra pronto la voy a comprar para mi hija. Mire, aquí están las llaves, no queda muy lejos de aquí, tómese su tiempo. Camine por la casa, véala bien, y lleve a su esposa, a ella le encantará. Entonces, en cuanto se dé cuenta por qué esta casa es perfecta para usted, me trae las llaves y conversamos”. Y luego, muy entusiasmado exclama: “¡De veras! sólo quiero que vea esta casa antes que sigamos adelante porque estoy seguro ¡que le va a encantar!

Dios no es un elegante y profesional agente inmobiliario, sin embargo, en nuestro versículo para hoy, me da la impresión que Él le dice a Abraham – “Tienes que ver este lugar muchacho, ¡te va a encantar!” Abraham tuvo que tomarse un tiempo para comprender la magnitud de la promesa. Las estrellas en el cielo, la arena en el suelo, el largo y ancho del territorio. Tuvo que mirar y tuvo que comprender y creer para luego traerle de vuelta las llaves al Señor Dios Todopoderoso. “Te digo”, dice Dios, “es enorme, es magnífica, tiene una ubicación hermosa, tiene habitaciones amplias para ti, para los niños, para los nietos, para toda la enorme familia; es tuya amigo… ¿y sabes qué? Te la estoy regalando muchacho. No te va a costar un centavo, no señor, es toda tuya, es un regalo mío, es una promesa, y mira Abraham, toma las llaves y ve a verla. Recórrela de un lado a otro, cruza los ríos, sube las montañas, siente el roce del pasto, el olor de las rosas, pues todo eso es tuyo. ¿Qué es lo que quiero?” Pregunta incrédulo el Señor. “¿Qué es lo que quiero? Quiero un anticipo querido Abrahamcito, quiero ver algo de expectación, quiero que haya alegría ante la promesa, quiero verte feliz, quiero que se te haga agua la boca, quiero que estés hambriento por creer, quiero ver un deseo profundo y vehemente, quiero verte deseando y creyendo. Entonces, cuando te des cuenta por qué esta casa es perfecta para ti, me traes las llaves y hablaremos. ¡De veras! sólo quiero que veas este lugar antes que sigamos adelante. ¡Te va a encantar!

Amigos, necesitamos tomarnos un tiempo para recorrer la tierra de nuestra herencia. Necesitamos dedicar tiempo a meditar sobre las Escrituras, a pensar en Jesús y a permitir que la dimensión de nuestra divina herencia ejerza su impresión eterna en nosotros. Necesitamos recorrer el territorio. Yo les digo amigos, que si su fe expectante y su hambre insatisfecha no les causa ardor de estómago de este lado del cielo, en la larga y oscura noche de sus almas, entonces ustedes necesitan salir y comenzar a caminar. Comenzar a caminar y comenzar a observar, comenzar a beber, comenzar a explorar y a hablar acerca de las cosas reales, de las cosas que no se ven, de las cosas eternas. Ustedes tienen las llaves; así que ahora, quizás por primera vez en sus vidas, salgan y observen detenidamente. Esto es lo que Jesús les dice hoy: “¡De veras, amigos! sólo quiero que vean el lugar antes que sigamos adelante. ¡Les va a encantar!”.

Reflexiona: “Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad.” Hebreos 11:13-16

Ora: Señor, declaro que soy un forastero y un peregrino en tierras extranjeras. Por favor muéstrame hoy todo lo que poseo en ti, Señor Jesús. Amén.

Thursday, August 1, 2013

Aug | 01 | Cobras enroscadas

PERDONAR

2 Samuel 13:30-32 
Todavía estaban en camino cuando llegó este rumor a oídos de David: ¡Absalón ha matado a todos los hijos del rey! ¡Ninguno de ellos ha quedado con vida! El rey se levantó y, rasgándose las vestiduras en señal de duelo, se arrojó al suelo. También todos los oficiales que estaban con él se rasgaron las vestiduras. Pero Jonadab, el hijo de Simá y sobrino de David, intervino: No piense Su Majestad que todos los príncipes han sido asesinados, sino sólo Amnón. Absalón ya lo tenía decidido desde el día en que Amnón violó a su hermana Tamar.

Cobras enroscadas

El Bohun Upas, el “árbol del veneno”, es una planta mítica de la edad media. Los primeros viajeros que regresaban del sureste asiático contaban historias de un árbol que despedía unos gases tóxicos que mataba plantas y animales en millas a la redonda. Al igual que en las viejas historias de pescadores, el poder del árbol parecía crecer a medida que se contaba la historia. Una de estas relataba que los “prisioneros sentenciados a muerte eran obligados a sentarse bajo el árbol del veneno durante la noche y así se les eliminaba de una forma horripilante” o que “de veinte guerreros que se enviaban a recoger la savia del árbol, ¡sólo dos o quizás tres regresaban con vida!”

El árbol Upas existe en realidad; y sí, su savia de látex es extremadamente mortal y ha sido usada a lo largo de los años para convertir las puntas de flechas y lanzas, y los dardos de cerbatanas, en instrumentos seguros de muerte. El poema “Un árbol venenoso” de William Blake se basa en la existencia de los Upas. Su primera estrofa resulta de lo más ilustrativa:

Estaba enojado con mi amigo:
Le expresé mi cólera y mi cólera cesó.
Estaba enojado con mi enemigo:
Nada le dije y mi cólera creció.

Y regué mi cólera con temores,
Noche y día con mis lágrimas;
Y la alumbré con sonrisas,
Y con suaves y engañosas artimañas.

Día y noche fue creciendo,
Hasta dar una bella manzana;
La vio brillar mi enemigo,
Y supo que era mía,

De mi jardín la robó
Cuando la noche llegó:
Por la mañana, contemplé feliz
Que muerto bajo el árbol mi enemigo yacía.

Amnón, hijo del Rey David, había violado y deshonrado a su media hermana Tamar – hermana de sangre de Absalón. Amnón la había “amado” con lujuria no correspondida, y después, una vez que había alcanzado su objetivo, la había odiado con pasión. Tamar fue avergonzada culturalmente y de una forma brutal. Absalón no dijo nada ese día terrible pero plantó un árbol de venganza lleno de odio, en su propio corazón, y lo regó meticulosamente. El crecimiento y la grotesca belleza de su árbol venenoso fueron suficientes para hacer que Amnón probara la fruta y amaneciera debajo de él al día siguiente... muerto.

na vez que se recogen sus frutos. Cuando la venganza de Absalón cayó sobre Amnón, esto no terminó con el árbol, al contrario sus raíces, como sanguijuelas, se clavaron más profundamente en el corazón de Absalom, el vengador amargado… En poco más de 40 años, el ya bien enraizado árbol venenoso de Absalón florecería a plenitud y causaría una fetidez tal en las planicies de Israel que causaría la división del reino y rompería el corazón de su padre. Sí, Israel nunca volvería a ser el mismo después que el veneno de latex puro de Absalón penetrara la carne de David. Tengan esto bien en cuenta amigos, y teman. Los árboles venenosos dan cobijo a todos los pollitos que eventualmente lleguen a dormir bajo él.

¿Sientes la serpenteante formación de sus raíces alrededor de aquellas áreas purulentas en tu ofendido corazón? Hoy, todos esos sueños, todos esos proyectos, todas esas personas a las que tú llegas, ¿están viviendo o muriendo bajo tus frondosas ramas? Dime querido amigo: ¿qué serpiente particularmente escurridiza se está tratando de enroscar hoy en tu corazón herido? ¿No sabes que está tratando de sacar tu veneno y dejarlo caer sobre todos y todo lo que pase bajo tu árbol? Si ves la serpiente hoy, entonces mátala, antes que la muerte acampe permanentemente bajo esas horrorosas ramas con hoyos que gotean el odio de tu propio pequeño corazón traspasado y cicatrizado. Enfrenten la dameke de lo contrario, con certeza ella se hará cargo de ustedes.

Reflexiona: “Aunque en su boca el mal sabe dulce y lo disimula bajo la lengua, y aunque no lo suelta para nada, sino que tenazmente lo retiene, ese pan se le agriará en el estómago; dentro de él se volverá veneno de áspid.” Job 20:12-14

Ora: Señor. Ayúdame a reconocer mi dolor, y controla y desahoga mi ira venenosa en Tu viento purificador y paciente. Saca de mi retorcida alma todas las cobras enroscadas, ¡oh Señor, que pueda aniquilarlas a todas!