Thursday, August 1, 2013

Aug | 01 | Cobras enroscadas

PERDONAR

2 Samuel 13:30-32 
Todavía estaban en camino cuando llegó este rumor a oídos de David: ¡Absalón ha matado a todos los hijos del rey! ¡Ninguno de ellos ha quedado con vida! El rey se levantó y, rasgándose las vestiduras en señal de duelo, se arrojó al suelo. También todos los oficiales que estaban con él se rasgaron las vestiduras. Pero Jonadab, el hijo de Simá y sobrino de David, intervino: No piense Su Majestad que todos los príncipes han sido asesinados, sino sólo Amnón. Absalón ya lo tenía decidido desde el día en que Amnón violó a su hermana Tamar.

Cobras enroscadas

El Bohun Upas, el “árbol del veneno”, es una planta mítica de la edad media. Los primeros viajeros que regresaban del sureste asiático contaban historias de un árbol que despedía unos gases tóxicos que mataba plantas y animales en millas a la redonda. Al igual que en las viejas historias de pescadores, el poder del árbol parecía crecer a medida que se contaba la historia. Una de estas relataba que los “prisioneros sentenciados a muerte eran obligados a sentarse bajo el árbol del veneno durante la noche y así se les eliminaba de una forma horripilante” o que “de veinte guerreros que se enviaban a recoger la savia del árbol, ¡sólo dos o quizás tres regresaban con vida!”

El árbol Upas existe en realidad; y sí, su savia de látex es extremadamente mortal y ha sido usada a lo largo de los años para convertir las puntas de flechas y lanzas, y los dardos de cerbatanas, en instrumentos seguros de muerte. El poema “Un árbol venenoso” de William Blake se basa en la existencia de los Upas. Su primera estrofa resulta de lo más ilustrativa:

Estaba enojado con mi amigo:
Le expresé mi cólera y mi cólera cesó.
Estaba enojado con mi enemigo:
Nada le dije y mi cólera creció.

Y regué mi cólera con temores,
Noche y día con mis lágrimas;
Y la alumbré con sonrisas,
Y con suaves y engañosas artimañas.

Día y noche fue creciendo,
Hasta dar una bella manzana;
La vio brillar mi enemigo,
Y supo que era mía,

De mi jardín la robó
Cuando la noche llegó:
Por la mañana, contemplé feliz
Que muerto bajo el árbol mi enemigo yacía.

Amnón, hijo del Rey David, había violado y deshonrado a su media hermana Tamar – hermana de sangre de Absalón. Amnón la había “amado” con lujuria no correspondida, y después, una vez que había alcanzado su objetivo, la había odiado con pasión. Tamar fue avergonzada culturalmente y de una forma brutal. Absalón no dijo nada ese día terrible pero plantó un árbol de venganza lleno de odio, en su propio corazón, y lo regó meticulosamente. El crecimiento y la grotesca belleza de su árbol venenoso fueron suficientes para hacer que Amnón probara la fruta y amaneciera debajo de él al día siguiente... muerto.

na vez que se recogen sus frutos. Cuando la venganza de Absalón cayó sobre Amnón, esto no terminó con el árbol, al contrario sus raíces, como sanguijuelas, se clavaron más profundamente en el corazón de Absalom, el vengador amargado… En poco más de 40 años, el ya bien enraizado árbol venenoso de Absalón florecería a plenitud y causaría una fetidez tal en las planicies de Israel que causaría la división del reino y rompería el corazón de su padre. Sí, Israel nunca volvería a ser el mismo después que el veneno de latex puro de Absalón penetrara la carne de David. Tengan esto bien en cuenta amigos, y teman. Los árboles venenosos dan cobijo a todos los pollitos que eventualmente lleguen a dormir bajo él.

¿Sientes la serpenteante formación de sus raíces alrededor de aquellas áreas purulentas en tu ofendido corazón? Hoy, todos esos sueños, todos esos proyectos, todas esas personas a las que tú llegas, ¿están viviendo o muriendo bajo tus frondosas ramas? Dime querido amigo: ¿qué serpiente particularmente escurridiza se está tratando de enroscar hoy en tu corazón herido? ¿No sabes que está tratando de sacar tu veneno y dejarlo caer sobre todos y todo lo que pase bajo tu árbol? Si ves la serpiente hoy, entonces mátala, antes que la muerte acampe permanentemente bajo esas horrorosas ramas con hoyos que gotean el odio de tu propio pequeño corazón traspasado y cicatrizado. Enfrenten la dameke de lo contrario, con certeza ella se hará cargo de ustedes.

Reflexiona: “Aunque en su boca el mal sabe dulce y lo disimula bajo la lengua, y aunque no lo suelta para nada, sino que tenazmente lo retiene, ese pan se le agriará en el estómago; dentro de él se volverá veneno de áspid.” Job 20:12-14

Ora: Señor. Ayúdame a reconocer mi dolor, y controla y desahoga mi ira venenosa en Tu viento purificador y paciente. Saca de mi retorcida alma todas las cobras enroscadas, ¡oh Señor, que pueda aniquilarlas a todas!

No comments:

Post a Comment