Monday, August 19, 2013

Aug | 19 | De atrás para adelante

PERSEVERANCIA

2 Pedro 1:5b-8  
Esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, les harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que sean inútiles e improductivos.

De atrás para adelante


Junto a otros miles de personas hoy y en el futuro, voy a estar escribiendo sobre las extraordinarias escenas de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 sobre el joven norteamericano, Paul Hamm, y sobre su sorprendente logro de ser el primer norteamericano en ganar la medalla de oro en gimnasia artística masculina en todas las disciplinas. La forma en que lo logró... ¡fue en realidad impresionante!

No puedo imaginar los años de entrenamiento que se deben invertir para prepararse para este tipo de eventos. De seis disciplinas, luego de la tercera, Hamm estaba liderando el tablero. Se esperaba que obtuviera una medalla de oro y ésta estaba a su alcance. El desastre golpeó en la cuarta disciplina, la de Salto. No pudo girar lo suficiente, aterrizó de costado, el impacto hizo que cayera fuera de la colchoneta y que terminara aterrizando sobre su trasero, ¡justo frente a los convulsionados jueces y a la multitud incrédula! En un instante, Hamm, descendió del 1er puesto al puesto 12vo. En este punto, si lograba reunir los recursos para superar las expectativas en su actuación, en las dos disciplinas finales que faltaban, entonces quizá, con un milagro, y sólo quizá, podría llegar a conseguir la medalla de bronce. Eso ya hubiera cuando menos representado un buen avance.

Mientras permanecía sentado después de su caída, las cámaras y los comentaristas se focalizaban en los ojos en blanco de Hamm, y hacían especulaciones sobre la encolerizada tormenta de duda, incredulidad y la impactante decepción que, seguramente, estaba causando estragos en las costas de su alma y aún llegándole hasta el interior de su espíritu. Fue un cataclismo, fue una catástrofe, fue terrible.

De alguna manera, y no sé cuál será, Hamm se las arregló para enfrentar los últimos dos eventos de barras paralelas y altas con una precisión tan gloriosa y decidida, que los espectadores estaban impactados por el hecho de que tal audacia y determinación viniera de alguien que poco tiempo antes había aterrizado sobre su abochornada parte trasera ante los jueces y el mundo que lo observaba. Las casi perfectas actuaciones finales ayudaron a que Hamm pasara del puesto 12vo al 1ro, lo que hizo que ganara el oro, por la más pequeña de las diferencias en los resultados, 0.012. ¡Que tremendamente increíble es eso!

Una hora después de ser coronado campeón Olímpico, Hamm realizó las siguientes declaraciones: “Estoy muy contento en este momento. Estaba tan enojado conmigo mismo luego de que erré el salto. Había trabajado por años para ese momento, y todo se había ido por la borda, y luego, tuve la mejor actuación de mi vida sobre la barra alta. Me siento orgulloso de mí mismo. Cumplí mi sueño, y nunca, nunca, nunca me dí por vencido”.

Amigo, ¡no te des por vencido! Busca otra manera de pelar la gallina, pero no te rindas. Encuentra un ángulo de ataque diferente quizá, pero, ¡no te rindas! Arroja la red al otro lado del bote quizá, pero no te rindas. La medalla de oro siempre es posible, aun si es por el margen más pequeño, aun si es por un pelito, por eso, ¡no te rindas! ¡Haz lo que Hamm! Sí, ten la determinación de encontrar el mejor y más perfecto camino.

Reflexiona: “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.” Gálatas 6:9 (NVI)

Ora: Señor, yo soy más que un competidor Olímpico, porque Tú me has hecho más que vencedor a través de Tu amor y Tu sacrificio. ¿Cómo, entonces, no perseveraré? Así que sáname, ayúdame, lléname, dame el poder, cámbiame para que yo persevere hasta la victoria final. Lo pido en el nombre de Jesús. Amén.




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