Wednesday, August 21, 2013

Aug | 21 | Besos y susurros

COMPAÑERISMO

Romanos 16:16a  
Salúdense unos a otros con un beso santo.

Besos y susurros

Las letras de las canciones de amor pueden ser tanto banales como vergonzosas. Sin embargo, un análisis de las tendencias culturales de la música puede darnos indicios, desde el punto de vista social, de las ansiedades, las estructuras e incluso de algunos problemas que prevalecen. Supongo que el “gangsta rap” es un ejemplo de esto en los EEUU, como lo es el punk en el Reino Unido. Estos dos géneros musicales pueden ser considerados como peligrosos, anarquistas y violentos. Por otro lado, el único daño que la letra de una simple canción de amor puede causar, es quizás inducir a algunas mujeres tontas y a algunos hombres tristes a involucrarse en aventuras amorosas sin sentido. Efectivamente, los géneros musicales sí nos dicen cosas; y desafortunadamente, incluso si siempre fueran agradables, todas las expresiones culturales que tienen sus raíces en un mundo caído llevan siempre consigo un peligro inmerso y la seducción hacia lo pecaminoso, que bien nos haría estar conscientes de ello.

Sin embargo amigos, también debemos estar conscientes de que el canto emerge del alma, incluso de las profundidades de nuestro ser y de este modo podría sacar a la superficie algunas de las joyas perdidas de nuestros deseos más profundos, incluso algunas de las cosas de Dios que están ocultas. Pues si la eternidad está ciertamente guardada en nuestros corazones, entonces a medida que abrimos nuestras almas, ¡quizás algunas de las brillantes arenas de esa costa perdida brillarán a veces en las palabras que cantamos, e incluso en la forma que lo hacemos! Así que, para hacer justicia a mi fascinación por las canciones de amor, la premisa que he observado es que todo lo que es cierto del amor según se expresa en varias canciones, todo, ¡está en última instancia refiriéndose a Jesús, quien es el amor hecho carne!

Me da la impresión que dos temas destacados y siempre presentes en las canciones de amor exitosas (palabras clave podríamos decir) son el “besar” y los “susurros”. Me gustaría sugerir que los besos y los susurros de las canciones de amor son en realidad reflejos de algunas profundas cuestiones espirituales, pues mientras el besar es signo de una profunda intimidad, de relación y de un ‘conocer’ Santo, los susurros son las caricias íntimas en forma de palabras amables y delicadas, las cuales llegan a ser como llaves que liberan lo más profundo del ser de una persona. Entonces, quizás incluso allí en las canciones de amor aparentemente banales, ¡yace algo del evangelismo secreto de Dios!

Por ejemplo, el grupo Lonestar en su canción “Suavemente” (Annie Roboff/Holly Lamar) dice:

Cariño, con el más dulce beso
Llegaste y me robaste mi aliento
Desarmaste mis defensas con un susurro
Oh tú me enseñaste como puede ser el amor
Penetraste en mi corazón
Suavemente cariño, suavemente


Durante mi largo análisis de la letra de las canciones de amor, resulta obvio que nuestro deseo principal y más profundo es que nos abracen y nos estrechen. Yo diría que este deseo es un eco de nuestra más profunda necesidad de que Dios nos abrace íntimamente, de que nos estreche suavemente entre Sus brazos. Esta es al menos una de las explicaciones dadas de las inusuales escenas relacionadas con el Guru hindú “Mata Amritanandamayi Devi” (madre del gozo absoluto), de quien a principios del siglo XXI se dice que ha “abrazado” de una forma divina a más de 30 millones de personas durante los 30 años anteriores. ¡Imaginen eso! La gente necesita ser abrazada. El saludo de manos del domingo por la mañana, ese momento de abrazo de hombres, es para muchos a veces el único contacto humano íntimo que tienen durante la semana. Piensen acerca de eso. El abrazarse los unos a los otros es muy importante para el alma.

En segundo lugar, las letras de las canciones de amor indican que el deseo de nuestra propia alma es escuchar susurros liberadores; yo diría que principalmente Sus palabras liberadoras, incluso Sus susurros dirigidos a nuestros propios corazones perdidos y heridos. ¿Será esta la razón por la que muchos Cristianos desesperados corren hacia los profetas, aprobados o no, incluso hacia cada chiflado que aparenta ser sabio, con la esperanza de escuchar una sola palabra dirigida específicamente a ellos, y sólo a ellos, de Él, tan sólo una vez? La gente anhela escuchar un susurro personal del Señor. ¿Ustedes no?

Amigos, aprendamos nosotros, la iglesia, al menos a abrazarnos mutuamente en la Santa intimidad y la dulzura que proviene de Dios, y después a hablarnos mutuamente desde las profundidades de quienes somos hacia las profundidades de quienes son los demás, con una ternura que mueva corazones. Me pregunto si entonces y sólo entonces comenzaremos a ser verdaderamente el cuerpo de Cristo, dedicados a cantarnos los unos a los otros Su eterna canción de amor.

¡Aquellos que tienen oídos para oir, que oigan, y aquellos que tienen brazos para abrazar, que abracen!

Reflexiona: “Tras el terremoto vino un fuego, pero el Señor tampoco estaba en el fuego. Y después del fuego vino un suave murmullo. Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto y, saliendo, se puso a la entrada de la cueva. Entonces oyó una voz que le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?” 1ª Reyes 19:12-13

“No temas, Sión, ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos.” Sofonías 3:16-17

Ora: Dios mío, mi Padre de absoluto gozo, abrázame hoy. No me dejes sin un susurro de Tu boca, pues al igual que el ciervo clama por las corrientes de las aguas, así clama por Ti, oh Dios, mi alma. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. Bésame con los besos de tu boca pues tu amor es más dulce que el vino. Acércate a mí, amado Salvador, acércate a mí.

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