Monday, February 17, 2014

Feb | 17 | De los insensatos con corazón cerrado

MUERTE

De los insensatos con corazón cerrado

Habacuc 2:9-11
¡Ay del que llena su casa de ganancias injustas en un intento por salvar su nido y escapar de las garras del infortunio! Son tus maquinaciones la vergüenza de tu casa: exterminaste a muchas naciones, pero causaste tu propia desgracia. Por eso hasta las piedras del muro claman, y resuenan las vigas del enmaderado. NVI

Se acerca un tren. Es el tren de la montaña de las 5:40 a.m. que va de Mauthausen a Ebensee. Funciona como un reloj y nunca llega tarde.

El Sr. y la Sra. Herzgeschlossen adoran las montañas y todos provienen de una familia muy acaudalada. Allá en lo alto, donde el aire es cristalino, y en solamente un día, construyeron su majestuoso, suntuoso, magnífico y excepcionalmente seguro Castillo. Ciertamente su ubicación en lo alto de la montaña lo vuelve inconquistable. El valle puede sufrir depravación y necesidad, puede ser conquistado y robado, ah, pero aquí en las altas montañas, enclavado donde moran las águilas, el Castillo Herzgeschlossen está a salvo, seguro y sin riesgos. El único problema es que ha sido construido en la ruta que va desde Mauthausen a Ebensee, y ahora son las 5:35 y ya se escucha el silbato del tren que se aproxima desde la curva. Y recuerden esto mis amigos, el tren de la montaña de las 5:40 a.m., nunca se atrasa.

Cada invención humana y cada sistema humano es construido esencialmente buscando protección, preservación y prosperidad personal. Desde los sistemas económicos hasta las armas y los ejércitos; desde las pólizas de seguros hasta las alarmas contra robo; desde los ahorros en los bancos para los días de adversidad hasta los techos y las paredes; desde las cajas de seguridad y las habitaciones blindadas, hasta las vitaminas y los impermeables. Sea para la protección contra los elementos, o los malos gobiernos, contra la vejez o los enemigos, todo lo que construimos y en lo que invertimos es, esencialmente, para nuestra protección y preservación. Sin embargo, al igual que el Sr. y la Sra. Insensatos, todos nosotros construimos nuestros castillos en la ruta de la montaña del tren de la muerte y, mis amigos, este tren nunca se atrasa; no, jamás se aplaza ni se descarrila y, año tras año, el efecto Doppler de su chillido al aproximarse, presiona cada vez con mayor fuerza en nuestro pequeño e incrédulo tímpano aunque lo estemos cubriendo con nuestra mano y sacudamos nuestra cabeza.

Esto es así de simple y nosotros, los que construimos el nido, aun cuando lo hagamos tan bien, aun cuando lo construyamos alto en las colinas, aun allí, siempre nos daremos cuenta de que la ruta de la montaña pasa directamente por su centro, y que el tren de las 5:40 a.m. de Mauthausen a Ebensee jamás se retrasa. De una forma o de otra, desde el primer hombre Adán, todos morimos.

Fuera de Cristo, no hay esperanza de un futuro, no hay esperanza de preservación o certeza de vida eterna. No obstante, en Cristo, el último Adán, ¡todos vivimos! En consecuencia pues, no hay necesidad de desperdiciar nuestras vidas construyendo en las altas colinas de la protección. Pero, ¿acaso el nepotismo de la iglesia sin saberlo, enmarca esta verdad en un paquete de mentiras de preservación a través de negocios familiares? ¿El palacio del obispo muestra esta seguridad? ¿Todos nuestros ahorros exaltan la seguridad que debemos tener en Cristo? Y, ¿todas nuestras rebosantes cuentas de ahorro cantan al mundo de la maravilla de Su provisión diaria para con nosotros, Sus hijos? Seamos honestos: ¿Realmente creemos que así es?

Debemos preguntarnos a nosotros mismos y al Señor, en qué momento nuestra sabia provisión de hormiga y nuestra protección invernal vestida de escarlata comienzan a erosionar la fe que debemos tener en Él. ¿Cuándo una cosa que es buena se vuelve un gran obstáculo para la obediencia de la fe? Ciertamente es bueno tener un resguardo pero, es aún mejor saber que nuestro Dios es Jehová Jireh, nuestro proveedor. Sin duda es bueno contar con un ejército bien aprovisionado, pero mejor es tener a Dios como nuestro protector.

Cuando lleguen los tiempos en que nuestras bodegas se vacíen y nuestras fronteras estén destrozadas, confiemos en la bondad siempre presente del Señor y en el poder inmediato de Su fuerza. Me pregunto si cuando nuestros lugares de protección y provisión se vuelven los reemplazos de nuestro Dios, ¡será ese el momento en que las aguas se precipiten y desborden arruinando todo aquello en lo que hemos puesto nuestra confianza! Mientras esto sucede, por supuesto, hay un tren acercándose. Es el tren de la montaña de las 5:40 a.m. de Mauthausen a Ebensee. Funciona como un reloj ¡y jamás se atrasa!

Reflexiona:- Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir. 1 Corintios 15:22 Ora: Señor, ayúdanos a contar nuestros días y a vivir para Ti. Sé nuestro protector en nuestra juventud así como en nuestros años por venir. Amén y que así sea.

Ora: -  Señor, ayúdanos a contar nuestros días y a vivir para Ti. Sé nuestro protector en nuestra juventud así como en nuestros años por venir. Amén y que así sea.

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