Romanos 1:21-22
“A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón. Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios.”
El elixir de la vida
Bien, es casi la época de Navidad y la mentalidad avara del viejo Scrooge eleva su detestable cabeza dentro de mí nuevamente. ¡A veces pienso que los puritanos tenían razón cuando prohibieron la Navidad! Esto es así hasta que recibo mis regalos en el día de Navidad. Pareciera que soy, eternamente, un inconstante.

Ahora, permítanme hablarle a más de un cachorrito enfermo que seguramente estará leyendo estas páginas en este momento, pues deben incorporar el agradecimiento en su interior esta noche y no existe mejor momento para comenzar este régimen, que en el tiempo de la Navidad. “¿Bueno pero, cómo?” preguntan, y me alegro que lo hagan, porque voy a decirles cómo hacerlo.
Primero, elijan algo por lo que puedan estar agradecidos. Jonás estaba agradecido por un gusano y una calabaza y por un viento fresco del este. Siempre hay algo. Comiencen con algo pequeño: “Gracias por esta almohada suave sobre la cual estoy descansando mi cabeza, una de las más miserables”. Para el alma restringida, el agradecimiento es difícil de tragar, pero el secreto es comenzar con cosas pequeñas. Una vez que digieres un poco de agradecimiento por tu garganta en forma habitual, el pasaje tiende a abrirse y entonces puedes comenzar a tomar grandes cantidades de agradecimiento. En cierto período de tiempo, incluso en un período corto, esa ingesta de agradecimiento traerá salud a todo tu ser.
Permítanme finalizar esta noche reiterando lo que es más importante: ¡No crean que el agradecimiento es algo que ustedes simplemente dan! Oh no, si piensan eso entonces no entendieron nada sobre el asunto. El agradecimiento es un elixir para las almas amargadas, para los corazones endurecidos, para los ciegos y para los sordos, para aquellos que han perdido su voz. El agradecimiento es una medicina para el alma y un elixir ‘por excelencia’ sobre el que el gran Sanador de almas, en persona, insiste en que debemos de tener en nuestros labios unas mil veces al día. Yo puedo asegurar una cosa, y esta es que hay ‘vida’ en esta copa espumeante de agradecimiento y siempre burbujea y se derrama sobre otros. Permítanme preguntarles esta noche: ¿han tomado su medicina hoy?
Medita: “Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos.” Colosenses 3:15
Ora: Señor, deseo servirte con regocijo, y deseo venir hasta Ti con cantos de triunfo en vez de lloriqueando por mis pérdidas, porque Tú eres Dios y eres Tú quien me creó, no yo mismo; eres Tú quien me ha llamado una ‘oveja de Tu rebaño’ Por eso ayúdame a entrar por Tus puertas con acción de gracias y por tus atrios con alabanza, para que pueda mostrar más mi agradecimiento hacia Ti, mi Dios, y para que bendiga Tu nombre en vez de maldecirlo. Te pido esto porque Tú, el Señor, eres bueno y Tú dices que Tu misericordia es eterna y que Tu verdad perdura a todas las generaciones. Entonces, haz esto por mí. Te lo pido en el nombre de Jesús, sólo para estar doblemente seguro. Amén.

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