Thursday, December 29, 2011

Dec | 29 | ¡Él es bueno! ¡Él es bueno! ¡Él es bueno! ¡Y sólo puedo decir Ebenezer!

Palabra para meditar – PREPÁRATE

1 Samuel 7:3-5
“Por eso Samuel le dijo al pueblo: Si ustedes desean volverse al SEÑOR de todo corazón, desháganse de los dioses extranjeros y de las imágenes de Astarté. Dedíquense totalmente a servir sólo al SEÑOR, y Él los librará del poder de los filisteos. Así que los israelitas echaron fuera a los ídolos de Baal y a las imágenes de Astarté, y sirvieron sólo al SEÑOR. Luego Samuel ordenó: Reúnan a todo Israel en Mizpa para que yo ruegue al SEÑOR por ustedes.’”
 

¡Él es bueno! ¡Él es bueno! ¡Él es bueno! ¡Y sólo puedo decir Ebenezer!

‘El Atalaya’, de pie a 180 metros sobre Gebeón, en Mizpa, en los tiempos del profeta Samuel, se había convertido en el centro político y religioso en momentos de emergencia nacional. Aquí, Samuel llamó a toda la nación a reunirse en un tiempo de arrepentimiento y renovación y al hacer esto, los estaba llamando nuevamente a renovar sus votos y con ello regresar a su primer amor. En esta época del año, no puedo pensar en un mejor llamado para enviar a través del ministerio de “Whispering Word”, un mejor llamado a ser enviado por el Espíritu Santo de Dios dentro de ustedes, un mejor llamado que éste, el más profundo de los llamados de Dios, que es: “¡Vuelvan a su primer amor y vuélvanse ahora, en completa fidelidad!”

Tal vez estén diciendo: “No puedo Robert. No sabes cuánto he perdido este año de mi amor, de mí mismo, de mi devoción, de mi pasión. No puedo Robert. Realmente tú no sabes todas las cosas preciosas que el Dios de amor me dio una vez a mí y que ahora están fuera del alcance de mi mano y no sólo eso, sino en posesión de mis enemigos. No puedo volver”.

Permítanme decirles en esta noche, que en esta misma área donde estaba ‘El Atalaya’, veinte años atrás, los israelitas habían sufrido dos derrotas catastróficas a manos de los filisteos y en la última batalla, los israelitas perdieron la mismísima Arca de Dios, a manos de sus enemigos. ¡El apoyo del propiciatorio estaba perdido! ¡El lugar donde la presencia manifiesta de Dios una vez tocó e iluminó a una nación reunida, ya no estaba! Ahora, en comparación con esto ¿qué has perdido tú? ¿Tal vez algo igual de precioso? Tal vez. No obstante, Samuel llama a Israel al arrepentimiento y a volver a comprometerse y, en esta noche queridos amigos, yo hago lo mismo y al hacerlo, quisiera señalarles sólo tres cosas:

Primero, que cuando Samuel llamó al pueblo a reunirse para un arrepentimiento de toda la nación, sus enemigos lo escucharon, los mismos enemigos que los habían masacrado unos veinte años antes y que les habían robado sus posesiones preciosas, lo escucharon y al hacerlo, ¡se acercaron al Atalaya para derrotarlos una vez más! Así que estén preparados para una batalla porque cualquier compromiso renovado será resistido por fuerzas del enemigo.

Segundo, que los israelitas estaban un poco perplejos cuando esto sucedió y clamaron a Dios por ayuda, e hicieron que Samuel clamara a Dios en nombre de ellos. ¡Así es que, oren queridos amigos, y luego hagan que las personas que tienen poder de Dios también oren por ustedes! ¡Oren por ayuda!

Tercero y para terminar esta noche, que cuando oraron por ayuda y liberación sobre el lomo ensangrentado de un cordero sacrificado, Dios lanzó grandes truenos contra sus enemigos e Israel se montó sobre esta onda expansiva del Altísimo y derrotó completamente a sus enemigos, incluso al enemigo que los había masacrado, no una vez, sino dos veces unos veinte años antes y que les había robado todas sus preciosas posesiones... ¡Igual, Dios hará lo mismo por ustedes!

En estos días finales del año, vayan al Atalaya de su corazón, pidan perdón, comprométanse nuevamente con su primer amor, y experimenten el privilegio de la victoria de tener su parte en Él una vez más. Cuando hayan hecho esto, levanten su propia piedra de testimonio, para así al tiempo que consideran y observan los años pasados de sus vidas, puedan decir: “A pesar de todo, hasta ahora, el buen Dios me ha ayudado. Él es muy bueno. ¡Y sólo puedo decir... Ebenezer!”

Medita: “Samuel tomó entonces un cordero pequeño y lo ofreció en holocausto al SEÑOR. Luego clamó al SEÑOR en favor de Israel, y el SEÑOR le respondió. Mientras Samuel ofrecía el sacrificio, los filisteos avanzaron para atacar a Israel. Pero aquel día el SEÑOR lanzó grandes truenos contra los filisteos. Esto creó confusión entre ellos, y cayeron derrotados ante los israelitas. Entonces los israelitas persiguieron a los filisteos desde Mizpa hasta más allá de Bet Car, matándolos por el camino. Después Samuel tomó una piedra, la colocó entre Mizpa y Sen, y la llamó Ebenezer, El Señor no ha dejado de ayudarnos. Durante toda la vida de Samuel, el SEÑOR manifestó su poder sobre los filisteos. Éstos fueron subyugados por los israelitas y no volvieron a invadir su territorio.” 1ª Samuel 7:9-13

Ora: Señor, esta noche voy al Atalaya de mi corazón y observo todos mis campos de batallas, tanto de derrotas como de victorias. Padre, me entrego nuevamente a Ti. Jesús, entrego mi corazón en amor a Ti y te digo que te amaré más aún y también que te amaré con mayor pasión. Truena, oh Dios, contra mis enemigos; pon una espada en mi mano y un oscilar implacable en mis brazos hasta que los haya perseguido y los haya postrado muertos bajo mis pies victoriosos. Ayúdame a reunir las piedras al final de este año que termina y a escribir en ellas como un testimonio que “hasta ahora, el Señor Mismo ha sido mi ayudador”. Te lo pido en el nombre de Jesús. ¡Amén!

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