Tuesday, December 17, 2013

Dec | 17 | ¡Fantasmas mortecinos e ideas grandiosas!

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Lucas 7:22-23  
“Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas. Dichoso el que no se averguenza por causa mía.”

¡Fantasmas mortecinos e ideas grandiosas!

“He intentado en este librito fantasmal, desarrollar el fantasma de una idea que no provocara en mis lectores malestar consigo mismos, con otros, con la época o conmigo. Ojalá lo dejen entrar en sus hogares y nadie sienta deseos de verle desaparecer. Su fiel amigo y servidor, C.D.” Así dice el prefacio de Un Cuento de Navidad, escrito por Charles Dickens y publicado por vez primera en un día como hoy, en 1843.

Hace algunos años ya, visité Broadstairs, la casa de verano de Dickens, con la intención de servir de Pastor en una iglesia del lugar. Broadstairs aún estaba resplandeciente con recuerdos de Dickens, y la evidencia de la superación de la pobreza, tanto por medios legales como ilegales (estoy hablando de contrabando, por supuesto) sigue suspendido en el húmedo aire costero, plagado de gaviotas. La experiencia de la niñez de Dickens, de vivir en una prisión para deudores, lo habían convertido en un campeón contra la pobreza infantil y el analfabetismo; de hecho, él era uno de los más ávidos defensores del movimiento de la ‘Escuela para Pobres’. Recuerdo que en algún momento alrededor de la Navidad de 1981, yo había predicado en una pequeña reunión de Cristianos que se juntaron en el edificio de una escuela para pobres, en un lugar llamado Chesterfield. El edificio era un remanente de un intento de la parte benévola de la sociedad Victoriana, de educar a niños pobres. Deben recordar que en los tiempos en que se escribió Un Cuento de Navidad, se estima que la mitad de todos los funerales que se llevaban a cabo en la ciudad de Londres, eran de niños menores de 10 años. ¡Imaginen eso! Afortunadamente para nosotros, ahora en los tiempos de Navidad, con fantasmas y una buena idea, Dickens ha hecho que la pobreza, la avaricia y la necesidad de redención, llamen la atención de una generación tras otra.

Al no ponerse de acuerdo con sus editores sobre el precio, Dickens finalmente publicó el libro por sí mismo. La encuadernación fue costosa y el margen de ganancia era insignificante para él; sin embargo, las ganancias que esta idea fantasmal trajeron a la sociedad están más allá de cualquier cálculo. El autor contemporáneo William Makepeace Thackery comenta: “¿Habrá existido alguna vez en el mundo, un mejor sermón sobre la caridad, que El Cuento de Navidad de Dickens? Me imagino que dio lugar a una hospitalidad inmensa en toda Inglaterra; que fue el medio para prender cientos de fuegos bondadosos en el tiempo de Navidad; que causó un derrame maravilloso de un espíritu Navideño, una muy grande preparación de ponche de Navidad, una masacre horrenda de pavos de Navidad, ¡y asados y marinados diversos en carnes de Navidad!”

Dime hoy, amigo, ¿quién no ha oído hablar del pobre Tiny Tim o de Bob Cratchet o del despreciable de Ebenezer Scrooge? Dickens hizo un excelente trabajo para transformar la miseria del tiempo de Navidad en alegría, y hoy, mientras estamos rodeados de luces brillantes, mientras nos lanzamos de cabeza a incrementar nuestras deudas y somos perseguidos constantemente por el consumismo que nos acecha de día y de noche, preguntémonos qué debemos hacer para rescatar la Navidad una vez más, pero esta vez no de la pobreza sino del consumismo desenfrenado. Porque, sin duda, la Navidad necesita de la redención una vez más.

Yo creo que los días festivos, los días santos, nunca son días felices sin Cristo. ¡No pueden serlo nunca! Así que permíteme decirte querido amigo, ahora que nos acercamos a las festividades de esta temporada gozosa y a la remembranza gloriosa de la llegada del niño Jesús: “¡Feliz Navidad para ti, y que Dios nos bendiga a todos!” ¡Recuerden que Jesús es la razón de la celebración y por ello, debe significar más para nosotros que cualquier ‘Billy Bass Fish’, ese pescado de Walmart que canta!

Reflexiona: (de la boca del redimido, Ebenezer Scrooge, de Un Cuento de Navidad) “Es bueno ser niño algunas veces y cuanto mejor en Navidad, cuando su Fundador Poderoso era él mismo, un niño”. “Él (Tiny Tim) me dijo, viniendo a casa, que esperaba que la gente lo hubiera visto en la iglesia, porque él era un lisiado y sería placentero para ellos el recordar, en el día de Navidad, quién hacía a cojos andar y a los ciegos ver”.

Ora: Señor, permite que la generosidad del espíritu y la libertad de ser Tu hijo sean regalos para mí, para mi familia, para mis amigos y para toda la gente para quien Tú me permitas ser bendición, en este glorioso y venidero tiempo de Navidad. Amén.

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