Marcos 16:18a“...tomarán en sus manos serpientes...”
Manipulación de Serpientes
Esta es una práctica siempre controvertida y en muchos aspectos ilegal, sin embargo, no muestra señales de desaparecer de su hogar tradicional en los Apalaches, la región montañosa del sureste de los Estados Unidos que se extiende desde Georgia hasta Pensilvania. Los que la practican creen que manipular serpientes es su modo de simplemente seguir el Evangelio al pie de la letra. Ellos creen que otras personas “no hacen esto porque sus iglesias no creen, o simplemente porque es algo a lo que temen y, finalmente, cuando llegan a esta parte de la Biblia, eligen ignorarla o suprimirla porque es algo mortífero”. ¡Sí, apuesto a que es algo mortífero!

En cuanto a mí, bueno, soy una persona que se ajusta a las Escrituras en forma literal, pero no voy por allí buscando serpientes para probar mi fe, o mi creencia en Dios, ni para probar a otros que tengo el Espíritu Santo. ¡No obstante, es evidente que las serpientes me buscan a mí! Desde el Jardín del Edén hasta el naufragio de Pablo, las serpientes han intentado aniquilar y mutilar a la iglesia Cristiana. Por eso, ¿permitirían ahora a una persona que se ajusta a las Escrituras, decir una pequeña y sin embargo, evidente alegoría? El diablo es la gran serpiente de la antigüedad; desde el comienzo ha atacado los talones y las manos de las naciones, de las iglesias y de los individuos, tratando de estropear nuestro camino y lo que hacemos; tratando de envenenar los pies de los que anuncian el Evangelio y de mutilar las manos santas elevadas en alabanza. Donde sea que nos encontremos en cuanto a seguir los Evangelios, tengan la seguridad amigos, de que nosotros también manipularemos serpientes, y de que no moriremos si somos mordidos por ellas. Ah, y recuerden esto, ¡es asombrosa la cantidad de crías de víboras que existen y están al acecho en las iglesias locales! Aquél que tenga oídos para oír, que oiga.
Reflexiona: “Pero Pablo sacudió la mano y la serpiente cayó en el fuego, y él no sufrió ningún daño.” Hechos 28:5
Ora: Oh Señor, ¡ayúdanos a echar al diablo fuera, hacia el fuego eterno que Tú has preparado! ¡Sí diablo! En el nombre de Jesús, te echamos fuera de nuestros cuerpos hacia las llamas perpetuas. Amén.

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