Sunday, March 24, 2013

Mar | 24 | El Listerine de la Luz

PIENSA

Gálatas 5:15
Pero si siguen mordiéndose y devorándose, tengan cuidado, no sea que acaben por destruirse unos a otros.


El Listerine de la Luz

“Esa Inglaterra, que estaba acostumbrada a conquistar a otros, ha hecho una vergonzosa conquista de sí misma.” (Ricardo III Acto 2 Escena i)
Una guerra civil es algo terrible. Igual que un cáncer, no es sino el cuerpo que se vuelve contra sí mismo y se come vivo. De igual manera, la rebelión de la lengua puede volvernos caníbales y la iglesia del Dios viviente es, entonces, devorada, desprestigiada y abierta a la vergüenza en su comunidad, por las murmuraciones “para orar”, las cuales son en apariencia inofensivas, aunque en realidad son terribles.

La lengua ha acabado con reinos, mi amigo, y también puede acabarte a ti. En todos los aspectos, nuestros corazones y nuestros labios deben estar completamente rendidos a Dios, en todo momento, a cada momento. ¡Las Escrituras no hablan en vano cuando nos aconsejan que no permitamos que nada, a excepción de palabras necesarias y edificantes salgan de nuestra boca! ¡Cuiden su boca, porque Listerine no va a funcionar aquí!

No puedo limpiar con Listerine
Este mundo de maldad, indómito
Ni tampoco sujetarlo para domarlo.
Doy gloria a Tu nombre
Aun desde este corrupto
Inquieto y
Malvado

No puedo aplacar este campo de fuego
Ni poner corcho a este frasco de veneno
O encerrar detrás de mis dientes carceleros
Esta lengua
enardecida
Del infierno


Por eso amigo, permíteme preguntarte: ¿hablas tú con una lengua enardecida? ¡Cuidado! La reputación de alguien podría resultar dañada, ¡y ésta pudiera ser la tuya! ¡Ten cuidado de no hacer una conquista vergonzosa de ti mismo hoy! ¡No te conviertas en caníbal! Evitemos el que la iglesia siga haciendo una conquista vergonzosa de sí misma, otra vez.

Medita: “Pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal.” Santiago 3:8

Ora: Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón, ¡oh SEÑOR, roca mía y redentor mío! (Salmos 19:14) )(Reina-Valera 1960)



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