Saturday, May 11, 2013

May |11 | Estoy en 1812, con una bala

ATENCIÓN

Mateo 2:12
Entonces, advertidos en sueños de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

Estoy en 1812, con una bala

A modo de comparación, los Estados Unidos ha tenido cuatro incidentes de este tipo y Gran Bretaña sólo uno. Con los Estados Unidos permitiendo a sus ciudadanos el derecho a usar armas, supongo que esto era de esperarse. Esta mañana de 1812 en Inglaterra, Spencer Percival le dijo a su esposa que la noche anterior había soñado que un hombre con un abrigo verde con botones de bronce, le había disparado mientras se encontraba en la Cámara de los Comunes. Su familia trató de convencer a Percival, el entonces Primer Ministro, para que no fuese a la Cámara, pero el llamado del deber y la necesidad de resolver importantes asuntos sobre políticas, tanto nacional como internacionalmente, hicieron que el Primer Ministro se dirigiera a su trabajo.

John Bellingham, que alegaba no haber recibido remuneración por el trabajo que había realizado en Rusia en nombre de la corona, silenciosamente perturbado por las pérdidas que decía haber sufrido por culpa del gobierno, y vistiendo su abrigo verde con botones de bronce, tranquilamente disparó al corazón del Primer Ministro y lo mató. Bellingham fue enjuiciado y sólo siete días más tarde, lo colgaron al frente de la prisión Newgate.

Si el Primer Ministro Spencer Percival hubiese atendido al sueño, sin duda hubiese vivido mucho más tiempo y la historia hubiese cambiado sustancialmente. Sin embargo, él ignoró la premonición, la advertencia, y el mensaje y por consecuencia, fue asesinado.

¿Era éste un mensaje de Dios a alguien que se decía ser un “Primer Ministro Evangélico”? ¿Debería haber escuchado? Después de todo ¿qué hubieras hecho tú? Si él hubiera compartido este sueño con alguien ajeno a la familia y se hubiese negado a ir a trabajar aquel día, ¡de seguro también lo hubiesen catalogado de loco además de cobarde! ¿Qué podemos hacer con este tipo de cosas? Quizás podamos al menos modificar a Shakespeare y decir, “Existen más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, que con las que se sueñan”. Considera esto. De seguro que, si Percival hubiese puesto atención a ese sueño, el mundo podría haber sido un lugar sustancialmente diferente.

Algunos sueños merecen ser escuchados.

Reflexiona: “Cuando ya se habían ido, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.’” Mateo 2:13

Ora: Señor, hazme estar atento a lo que Tú me dices en forma específica. ¡Amén!

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