Tuesday, May 21, 2013

May | 21 | Palomas ensangrentadas

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Génesis 15:9, 10
El SEÑOR le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió.

Palomas ensangrentadas


Documentos antiguos entregados a los archivos Nacionales Británicos revelan que la Oficina de Inteligencia MI 14, del Ministerio de Guerra durante la Primera Guerra Mundial, advirtió en una nota que “Las investigaciones con palomas no se detendrán" y más adelante que "Si no experimentamos nosotros, otras potencias lo harán". La BBC informó que entre las propuestas de MI14 estaban el entrenamiento de palomas que portaran explosivos y volaran contra los reflectores enemigos. Otra más terrorífica era la propuesta de que portaran agentes bacterianos. Ah, ¡qué mundo más bello era ese, aun en aquel entonces!

Donde yo vivía las competencias de palomas eran muy comunes y todavía recuerdo cómo ponían en trenes las canastas de mimbre, llenas de palomas para soltarlas muy lejos de allí, a una hora determinada. ¡Qué preciosas aves son las palomas! Ciertamente, los colombófilos las aman con pasión. Quizás es porque, según ellos, las palomas son “bellas, inocentes, y fieles amigas emplumadas”.

Se podría decir bastante sobre nuestro versículo de Génesis, a pesar de que mucho de su simbolismo es difícil de discernir, sin embargo, hay dos cosas que son dignas de resaltar:

Primero, las palomas no fueron partidas. Al menos, esto nos habla de la preservación final del pueblo de Dios. Amigos, en Jesús estamos unidos en un cuerpo y al final se comprobará que es así.

Segundo, que desde el principio Dios nos pintó imágenes en sangre que corría. No puedes huir de esto. El derramamiento de sangre es la cuerda roja empapada cuyo goteo perpetuo formará un poderoso río que corre a través de la Biblia. La cabeza del río es Jesús. El destino del río eres tú. Si alguna vez quieres ser limpio, debes lavarte en este río carmesí.

Oh, pequeña paloma, ¿te has lavado alguna vez en la sangre del perfecto Cordero de Dios? Si es así, tú lo sabrás. ¿Por qué no miras tus plumas y compruebas su color?

Reflexiona: “Él me dijo: Aquéllos son los que están saliendo de la gran tribulación; han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero. Por eso, están delante del trono de Dios, y día y noche le sirven en su templo; y el que está sentado en el trono les dará refugio en su santuario.” Apocalipsis 7:14-15

Ora:Hay poder, poder, sin igual poder, en Jesús, quien murió...Hay poder, poder, sin igual poder, en la Sangre que Él vertió.Amén.





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