Jun | 06 | Lo que Fru-Frú olvidó

CAMBIO

1 Samuel 17:51
Entonces David corrió adonde estaba el filisteo, le quitó la espada y, desenvainándola, lo remató con ella y le cortó la cabeza.

Lo que Fru-Frú olvidó

Hasta ahora hemos tenido tres gatos en casa. Mermelada, Piewacket y nuestra blanquísima y última adquisición, la Princesa Fru-Frú, Campanita, Copo de Nieve, o simplemente Fru-Frú. En Nochebuena, Fru-Frú se introdujo en casa de alguien y de alguna forma terminó con nosotros para ser atendida como una reina a partir de aquel momento. Era una criatura fuera de lo común.

Recuerdo un día cuando hacía un último intento de sacarla de la casa. La tomé en mis manos y me dirigí hacia la puerta. Empezó a ponerse intranquila al punto que tuve que sostenerla con firmeza. Esto la asustó aun más y de alguna forma, mientras yo abría la puerta, logró zafarse de mí, y luego se subió y se sentó sobre mis hombros. Me incliné para dejarla caer en la parte de afuera de la casa, pero en un instante, desafiando la fuerza de la gravedad, saltó sobre mi espalda clavando todas sus garras en mi carne a través de la camisa. ¡Era una escena digna del gato Garfield por lo ridículo, pues no podía quitármela de encima si no me acostaba en el piso de la casa para que ella saltara! Estando ya en el suelo y mientras rogaba para que se soltara, finalmente Fru-Frú saltó y corrió a esconderse debajo de la cama. Era una gata extraña que disfrutaba mucho más el tranquilo y estéril apartamento con aire acondicionado que el cálido ambiente lleno de zumbidos y favorable para la caza que existía justo al otro lado de la puerta. ¡Esta princesa mimada no podía matar ni las cigarras que atrapaba en el balcón e insistía en traerlas vivas, zumbando entre sus dientes, como una especie de extraño regalo para mi desagradecida esposa, ¡quien debía hacerse cargo de eliminarlas!

Nuestros otros gatos utilizaban la casa como una especie de hotel: Venían y se marchaban cuando querían, dejando algún ratón muerto o la cabeza de un ave como regalo de agradecimiento. A veces se marchaban por días. Pero esta pobre, pobre gatita, era más una pantufla afelpada que una imitadora de Jack el destripador. ¡Fru-Frú ha sido el único animal agorafóbico que he conocido! Dormía en nuestra cama durante la noche y en cualquier otro lugar que encontrara cómodo durante el día. Había olvidado la naturaleza feroz que existía dentro de ella.

¿Amigos, han olvidado acaso quienes son ustedes? ¿Han olvidado que son “una rama del linaje victorioso” de Jesús, el Príncipe de Vida; Jesús, el León de la tribu de Judá; Jesús, Dios Poderoso y Capitán de los Ejércitos del Señor de los Ejércitos; Jesús, Rey de Reyes y Señor de Señores? ¿Han olvidado quiénes son? Tú pobre, pobre gatito; si tú, pequeño niñito. ¡Tú eres un León! Así que levanta tu voz y causa estragos, ruge contra el enemigo y expresa tu furia contra la llegada de la noche. ¡Oh tú guerrero de Dios! ¡Recuerda por favor lo que Fru-Frú olvidó! ¡Yo me pregunto hoy si tal vez Dios estará esperando que pongas ante Sus pies las cabezas de todos tus Goliats!

Reflexiona: “‘Acérquense, y pongan sus pies sobre los cuellos de estos reyes. Y ellos se acercaron y pusieron sus pies sobre los cuellos de ellos. Y Josué les dijo: No teman ni se atemoricen; sean fuertes y valientes, porque así hará el Señor a todos los enemigos contra los cuales ustedes pelean’” Josué 10:24-25

Ora: Oh León Majestuoso y Dios poderoso: Hazme fiero, intrépido y atrevido. Jesús conquistador, perdóname toda mi Fru-Frusidad y enséñame hoy a rugir. ¡Amén!