Wednesday, July 24, 2013

Jul | 24 | ¿El capitán de mi propio barco?

HUMILDAD

Éxodo 19:18
El monte estaba cubierto de humo, porque el Señor había descendido sobre él en medio de fuego.

¿El capitán de mi propio barco?


Robert Graves nació un día como hoy en 1895. Sus memorias clásicas de su tiempo con los Royal Welsh Fusiliers durante la Primera Guerra Mundial, han perturbado mi mente desde que las leí cuando estaba en la escuela... ¡y eso fue hace muchos años!

Graves no es de mis poetas favoritos; sin embargo de su libro Fairies and Fusiliers (1918), el poema “Anillos de humo” ofrece una imagen de Dios penetrante y perturbadora.
NIÑO:

Muy venerable y sapientísimo señor,
Grande y verdadero filósofo,
Estos anillos de humo que hace todo el día
Tan inmerso en sus ideas, ¿qué sentido tienen?

FILÓSOFO:


Pequeño amigo, con la oración y la meditación
Construyo una imagen de la Creación.
Y si tu mente trabaja con rapidez
Inmediatamente reconocerás un símbolo
Del anillo infinito y eterno
De Dios, quien todo lo rodea
Dios, quien con Su propia forma y plan
Moldea la vida efímera del hombre.
Estos juguetes vaporosos que me ves hacer,
Que avanzan rápidamente, se detienen, giran y se deshacen...
Algunos se deslizan a lo lejos como veleros,
Otros débiles desaparecen en mi boca.
Aquel que transformó Su asombro en anillos de humo
Cuando hizo avanzar a Su pueblo cautivo
De la misma manera, Este, Oeste, Norte y Sur,
De Su boca nos sopla como anillos.

Me imagino que una persona cómoda y plácida puede encontrar cierta tranquilidad en imágenes semejantes de Dios soplándonos como anillos de humo ¡sólo por placer! Sin embargo, son pocos en comparación los que parecen tener ese interesante atributo, esa situación tan deseable, tal vez. La gran mayoría de nosotros parecemos estar decididos a subir a la cuesta, con todo el vigor y brío del que nos podamos armar, para ver lo que podemos hacer, lo que podemos hacer de nosotros mismos en esta roca perturbadora y hermosa, bañada de azul, colgada como una chuchería de navidad olvidada en la inmensidad del espacio frío y vacío. La mayoría de nosotros no nos conformamos con meditar y descansar como anillos de humo salidos de la boca de Dios.
En lo que a mí respecta, muy probablemente como tú, no soy el tipo de persona que “se sienta a esperar a ver qué pasa”. Los dos testigos que tengo, mis intestinos y mis canas, pueden dar fe de eso. Oh no... ¡me gusta provocar las cosas! Así que amigos, una gran parte de mi carácter no aprecia particularmente esta imagen poética. ¿Acaso no somos después de todo, los capitanes de nuestros propios barcos? ¿Acaso no somos después de todo los capitanes de nuestro propio destino?

Reflexiona: “Por lo tanto, la elección no depende del deseo ni del esfuerzo humano sino de la misericordia de Dios. Porque la Escritura le dice al faraón: Te he levantado precisamente para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra. Así que Dios tiene misericordia de quien él quiere tenerla, y endurece a quien él quiere endurecer.” Romanos 9:16-18

Ora: Grandioso Rey, Tú que convertiste en anillos de humo Tu asombro, perdóname cuando me olvido de mí mismo. Tú eres el alfarero y yo la arcilla. Eres el capitán y comandante de este pequeño y oxidado barco. Eres el Creador y yo la criatura. Sin embargo, Señor, soy una criatura nacida de Ti y portadora de Tu imagen. Padre, ayúdame a dirigir mi propio corazón y Tu creación con sabiduría y humildad; el día y la noche, la luz y la sombra de mi vida, delante de Ti, amado Jesús, Señor majestuoso sobre todo. Tú eres el Señor, sí... Tú eres el Señor y me has creado para tu deleite. Ayúdame a vivir para sentir Tu deleite sobre mi rostro expectante que contempla a lo alto, mientras soplas tu aliento sobre mí y me guías hacia el centro de Tu voluntad. Amén.




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