Saturday, August 20, 2011

Aug | 20 | De carniceros y prófugos

Palabra para meditar – ENTRENAR

Jueces 11:1-6
“Jefté el galaadita era un guerrero valiente, hijo de Galaad y de una prostituta. Galaad también tuvo hijos con su esposa, quienes cuando crecieron echaron a Jefté. No tendrás parte en la herencia de nuestra familia —le dijeron—, porque eres hijo de otra mujer. Entonces Jefté huyó de sus hermanos y se fue a vivir en la región de Tob, donde se le juntaron unos hombres sin escrúpulos, que salían con él a cometer fechorías. Después de algún tiempo, cuando los amonitas hicieron la guerra contra Israel, los ancianos de Galaad fueron a traer a Jefté de la tierra de Tob. —Ven —le dijeron—, sé nuestro jefe, para que podamos luchar contra los amonitas.”

De carniceros y prófugos

Ayer en la noche hablaba de la Operación Jubileo y del ataque desastroso en Dieppe que se había realizado en 1942. Aunque los aliados no consiguieron ningún objetivo importante en ese momento, el Comando N.4 había aterrizado en masa en la playa Orange y había destruido sus objetivos, proporcionando así el único éxito de toda la Operación. Fue Simón Fraser, el 17° Lord Lovat, quien dirigió este exitoso ataque, proporcionando el modelo para todas las operaciones futuras del Comando. De hecho, Lord Lovat sería más adelante ascendido a Brigadier, y dirigiría todos los desembarcos del Día-D y más especialmente, el cruce y aseguramiento del Puente Pegasus en posesión de los norteamericanos. Pero esa es otra historia para otro día.
Fue después del desastre de las evacuaciones de Normandía que Winston Churchill pidió a gritos la creación de una fuerza de ataque pequeña, de altas capacidades y bien entrenada. Churchill quería una fuerza para atacar, y luego, en sus propias palabras, “masacrar al enemigo y ¡luego huir!”. Tal como Churchill era el hombre del momento para dirigir un gobierno en tiempos de guerra, Simón Fraser era justo el hombre, justo el hombre del momento, para dirigir todas las operaciones de “masacre y huída”.

Hace muchos años, recuerdo que compartí el campo de tiro y de entrenamiento del regimiento de la Guardia Escocesa. Fue en este regimiento en el que Simón Fraser fue inicialmente iniciado en su entrenamiento militar. De hecho, durante siglos su clan escocés había estado produciendo en serie, guerreros listos para la lucha. El padre de Simón en su momento había formado los Lovat Scouts y los había desplegado durante la segunda guerra de los Boer. Hablando en términos militares, Simón ya estaba entrenado, listo y educado para pensar más allá de lo que veía. ¡Simón estaba listo para “arriesgarse a hacer” lo que las fuerzas regulares jamás soñarían!

Me encanta escuchar las historias de las vidas de las personas. Al hacerlo, he concluido que la mayoría de personas están preparadas para momentos especiales en el tiempo, y nos guste o no, Dios sí prepara a ciertos cristianos para momentos especiales de conflicto, tanto dentro como fuera de la iglesia. Algunas personas son concebidas para la guerra, tanto civil como de otro tipo, y cuando no están cumpliendo su destino, he observado que estas mismas personas se tornan depresivas y se afligen, y en ocasiones se marchitan, se vuelven inseguras ¡y mueren!
Jefté era un bastardo. Jefté era un paria. Jefté fue expulsado de la familia y de la tierra que amaba. En su destierro soberanamente preparado, Jefté se convirtió, tal como lo describe maravillosamente el Diccionario Bíblico Easton, en “un montañero de Galaad, salvaje y atrevido, una especie de guerrero de Elías”. Sí, de hecho Jefté fue el hombre de ese momento particular de la historia del pueblo de Dios, y su amada banda de carniceros y prófugos, sin duda entrenaron a los tímidos israelitas para acabar con los adversarios amonitas y liberar a Israel una vez más. Jefté era un hombre preparado para ese momento de la historia. Jefté era un hombre preparado para su momento en la historia. ¿Lo ven?

Si eres un líder de la iglesia del Dios vivo, te aconsejo que te fijes si tal vez Dios ha sazonado tu comunidad, tu congregación con unos cuantos Jeftés en espera. Si es así, entonces si todo lo que estás haciendo con ellos es intentar domesticar a la bestia y enseñarles a hablar bonito y a beber té en porcelana china, mi querido amigo, ¡que Dios perdone tu control sofisticado y tu terrible falta de visión bíblica! Aprende tú mismo el arte de la guerra, y luego aprende a poner un arma en las manos de tus Jeftés y a soltarlos para que le hagan la guerra al enemigo. Dios los creó para eso. Lo digo otra vez: Dios los creó para eso, así que tú asegúrate de soltarlos para que lo hagan.

Si tú eres un Jefté, si eres hijo del trueno o si eres hija de Débora, por favor deja de arrepentirte por tu actitud bélica y, amigo, ¡ve a buscar una pelea! Porque te digo, hay personas en la iglesia del Dios vivo que están destinadas a morir con las botas puestas, y viene el tiempo en el que debamos agradecer a Dios por todos estos grandiosos corazones.

El lema del clan Fraser es “Toda mi esperanza está en Dios”. El lema familiar de los Lovat es “Je suis prêt” o “¡Estoy listo!”. ¿Y qué hay de ti, guerrero de Dios? ¿Estás listo? ¿Está toda tu esperanza en Dios?

En esta noche tal vez necesiten ir a la cama y dormir muy bien, porque mañana, estoy seguro de que para muchos de ustedes será el momento de volver al entrenamiento. ¡Ve por ellos, tigre!

Medita: “Jefté cruzó el río para luchar contra los amonitas, y el Señor los entregó en sus manos. Derrotó veinte ciudades, desde Aroer hasta las inmediaciones de Minit, y hasta Abel Queramín. La derrota fue muy grande; así los amonitas quedaron sometidos a los israelitas.” Jueces 11:32-33

Ora: Señor, por favor perdónanos por convertir nuestros tigres furiosos en mininos familiares, y por castrar espiritualmente a todos aquellos que se atreven a ponerse en pie y a pelear las guerras del Señor. Señor, llena nuestras iglesias de guerreros tan enamorados de Ti que luchando se abran paso entre las líneas enemigas, para traerte agua del pozo de Belén. ¡Oh, que guerreros así aparezcan ahora en Tu iglesia, oh Dios! Por favor, Señor Jesús, que no nos quedemos sin ellos en el conflicto que está por llegarnos pronto. Amén.




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