Friday, April 5, 2013

Apr | 05 | El Código de la Cruz Verde

EXAMINA

Salmos 81:13a
“Si mi pueblo tan sólo me escuchara.”

El Código de la Cruz Verde


¡Es una de mis películas favoritas, protagonizada por Bill Murray y se llama El Día de la Marmota! Para aquellos de ustedes que todavía no han visto la película, se trata esencialmente de un hombre que es atrapado y se repite sin cesar lo arrogante y orgulloso que ha sido, y a través del tiempo y las pruebas, se convierte en un hombre generoso y amable, aprendiendo a amar de verdad. ¡Es brillante!

Nuestra definición de locura es “estar repitiendo la misma cosa una y otra vez y obtener los mismos resultados negativos una y otra vez.” Me pregunto si Dios se ocupa de la locura. O más bien, ¿se ocupará de ese método loco de supuesta santificación, de repeticiones permitidas e interminables, hasta que lo hagamos bien y tomemos decisiones diferentes?

Digo esto porque con demasiada frecuencia me he encontrado en ese antiguo lugar otra vez, tú sabes, mirando alrededor con una familiaridad terrible y diciendo, “¡Ya he estado aquí antes! ¡Ya me ha pasado esta misma cosa antes!...¿qué está sucediendo? ¡Esto es una locura!” ¿Y a tí, querido amigo? ¿Te ha sucedido algo así? ¿Te encuentras en una situación así en este momento?

Cuando yo era joven, el aumento en la tasa de accidentes de niños pequeños siendo atropellados por automóviles cuando cruzaban la calle, hizo que el gobierno de entonces instituyera una política de seguridad vial llamada El Código de la Cruz Verde. Esta fue una campaña nacional en escuelas y especialmente en la televisión, en la que los niños estaban armados solamente con tres pequeñas palabras de advertencia que debían recordar cuando trataran de cruzar una calle: “¡Detente! ¡Mira! ¡Escucha!” Tal vez si nos encontramos una vez más en alguna encrucijada peligrosa y desconcertante que nos parezca familiar, deberíamos hacer lo mismo, ¿no crees? “¡Detente! ¡Mira! ¡Escucha!”

¡Deja de repetir lo que has hecho antes! Si no funcionó antes, ¡no va a funcionar ahora! ¡No sigas cometiendo el mismo error!

Mira las circunstancias, el tipo de gente que has atraído, la forma en que has jugado las reglas del juego. Mira en tu interior y examina tus verdaderas motivaciones. Mira lo que has hecho que te vuelve a traer a este punto otra vez. ¡Y no sigas haciendo lo mismo!

Tómate un tiempo. Pasa ese tiempo a solas con Dios. Medita en lo que realmente deseas. Escucha lo que El realmente quiere para tí...Es lo mejor, verdaderamente lo es, así que ¡Escucha!
Así que si te encuentras en ese antiguo lugar otra vez, en ese inquietante pero muy familiar camino, entonces, no lo pienses y ¡detente!, ¡mira! y ¡escucha!

Reflexiona: “Yo te instruiré, y te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.” Salmos 32:8

Ora: ¡Señor, enséñame! Y por favor, oh, por favor, ¡líbrame de mis constantes locuras! Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.



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