Saturday, April 13, 2013

Apr | 13 | Encargándose de los asuntos

LUCHA

Efesios 6:10, 12a
Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor... porque nuestra lucha no es contra seres humanos.”

Encargándose de los asuntos

"El deber de cada persona es el del Rey, pero el alma de cada persona es de sí misma." Así Ora la respuesta de Henry V a Williams en la noche antes de la batalla de Agincourt. Es una de mis obras favoritas y en el Acto IV el diálogo que Shakespeare pone en la boca del Rey Harry parece tener la base extremadamente seria de las Escrituras acerca de esto. ¡Es simplemente maravilloso!

Leyendo a través de los Hechos de los Apóstoles, esa breve historia de la iglesia primitiva, se muestra muy claramente que en un principio, en lugar de que hubiera una manifestación gloriosa del nuevo cuerpo de Cristo, la iglesia militante aquí en la tierra nunca fue una coalescencia delicada de varias personas amistosas que se adelantaban a los encargos de sus Amos, sino que era, y parece seguir siendo, más como la venida de un niño asustado y en apuros que llega al mundo pateando y gritando. Herodes parece aún estar buscando la destrucción del nacimiento de este bebé y Raquel sigue llorando por sus hijos y por la batalla que se libra con gran ferocidad, dentro y alrededor, por arriba y debajo de la verdadera iglesia del Dios viviente.

La verdadera iglesia es un movimiento forjado en el fuego, un cuerpo que está bañado en sangre y batalla. En los primeros días la estrategia general y principal de la iglesia parece ser la de ¡la supervivencia! Es difícil discernir mucho más entre los destrozos de un campo de batalla, cuando la naturaleza de tal lucha dicta la flexibilidad e impone a su Comandante y a Sus generales la necesidad de una respuesta dinámica ¡para mantenerse con vida! Me pregunto ¿ha continuado este estado mental inicial de supervivencia?

En mi opinión, la estrategia mundial para la creación de discípulos se encuentra totalmente en el corazón del remitente, que es a su vez, impartido de la necesidad en los corazones de aquellos que son enviados. Así que, prestando atención al ascenso posterior de Pentecostés de una multitud de muchos hombres, movimientos misioneros y métodos diferentes a lo largo de los siglos, es evidente que nuestro Comandante ha tenido una estrategia flexible para satisfacer las necesidades del momento. Su estrategia puede cambiar y debemos estar atentos y obedientes a ésta, sin embargo, una cosa nunca cambia y es la necesidad de proteger y mantener nuestro propio corazón y el fuego que Él nos ha impartido. Eso es lo pendiente que se debe hacer en esta batalla, en esta caminata, en este viaje, en esta confusión de lucha, "¡conserva tu propio corazón y mantén el fuego del hogar encendido!" Hoy, recuerda hermano caballero y hermana, estos dos grandes pensamientos Shakesperianos que creo que están arraigados en las Escrituras “El amor propio, mi señor, no es tan vil pecado como el descuido propio”; (El Rey Henry V. Acto II. Escena 4.) y “El deber de cada súbdito es el del Rey y el alma de cada súbdito es de sí mismo."

Si se me permite aclarar un poco más, entonces, en esta batalla, nuestra responsabilidad personal es doble:

En primer lugar, debemos encargarnos de los asuntos, debemos asumir la responsabilidad con Jesús para nuestro propio sacrificio, servicio y santificación.

En otras palabras, debemos lograr nuestra propia salvación con temor y cautela. Debemos ponerlo a Él primero ya que el deber de cada hombre es el del Rey. Dime hoy entonces, ¿quién es tu papá? ¿Quién es tu amante? ¿Quién es tu amigo?

En segundo lugar y hablando como un protestante, lo que debemos hacer es tomar en serio el sabio consejo de nuestra grandemente bendecida hermana María:

Reflexiona: “Su madre dijo a los sirvientes, 'Hagan lo que él les ordene.'” Juan 2:5

Ora: ¡Señor, yo soy un servidor y soldado en la jornada de trabajo. Por favor, Señor, ayúdame a estar atento a Tus órdenes en este día y ayúdame a mantener mi propio espíritu, alma y cuerpo, apto y tibio, sí, dispuesto a hacer Tu voluntad! Amén.

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