Tuesday, April 23, 2013

Apr | 23 | Inconstante en el trabajo

CONSIDERA

Romanos 5:3
Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones.

Inconstante en el trabajo

Mi esposa había horneado unos pasteles que habían llenado la casa con ese dulce olor casero ¡que te hacer sentir con hambre y feliz al mismo tiempo! Yo estaba allí cuando ella compró la mezcla que pretendía hornear en la escuela para algunos de los pequeños que ella estaba cuidando, así que ¿por qué los estaba horneando aquí? ¿Para mí? "Oh", dijo ella, "Yo no pude hornearlos para los niños ayer, porque el horno estaba 'inconstante' en el trabajo." ¡Eso me hizo sonreír!


Es una divertida creencia antigua que ser como Cristo en nuestra cultura cristiana actual se traduce como, "tan cercano a lo perfecto como puedas ser." Si tú eres un líder o incluso si eres simplemente "maduro en la fe" entonces definitivamente no se te permite tener problemas. Si los tienes, entonces por favor, ¡guárdalos para ti, muchas gracias!

Puedo entender el a menudo escuchado pero rara vez visto, barrido frenético de los pedazos rotos bajo la alfombra, ya que la iglesia ha tenido algunos terribles ejemplos de liderazgo y el mundo se ha reído de nosotros, y con toda razón, hasta el desprecio. Tan mal liderazgo ha avergonzado a Jesús y lo ha expuesto a la ignominia. Sin embargo, mi propuesta es la siguiente: Tenemos la tendencia a ponernos en situaciones que nos hacen caer, porque quién, después de todo, ¿es apto y perfecto en sí mismo como para representar con toda justicia a Jesús, en toda Su perfección? Tal vez podría hacernos mucho bien recordar que todos somos un poco inconstantes en el trabajo.

Jesús tiene un inteligente plan para atraer a los pecadores a Su amor y Su gracia. Él toma Su gloria, Su perdón, Su misma presencia y los coloca en vasos de barro. Eso somos nosotros, amigos, sólo vasos de barro, y la verdad acerca de nosotros, es que ¡todos somos vasos agrietados! Estos defectos, estas grietas de diferentes profundidades, dimensiones y proporciones están en cada uno de nosotros, así que simplemente enfrentémoslo, porque es sólo una farsa ocultarlo. Todos somos vasos agrietados. La maravilla de esto, sin embargo, es que ¡la Gloria de Cristo mismo brilla por entre las grietas! ¿Puede haber algo más atractivo para las otras vasijas agrietadas que ver brillar la gloria saliendo de los defectos de otras vasijas agrietadas pero redimidas?

Imagínate que hoy un compañero Cristiano se aproxima a ti y te dice: "Hola ¿cómo estás?" Si tu respondes: "Bueno me siento grandemente presionado, perplejo, perseguido y abatido." Estoy muy seguro que entrarías en algún discurso diagnóstico que te llevaría a una consejería pastoral, después de todo, tu estarías preocupado por tu hermano creyente ¿no es así? Sin embargo, tal vez no lo deberíamos estar, tal vez deberíamos solamente gritar "¡Gloria!" e incluso "¡Gloria, Aleluya!" Después de todo, ¡tal vez todos somos un poco inconstantes en el trabajo de propósitos Divinos! Sí, el testimonio personal de Pablo es muy ilustrativo:

Reflexiona: “Debido a la extravagancia de esas revelaciones y para no tener tantos problemas, se me dio el regalo de una minusvalía para mantenerme en contacto permanente con mis limitaciones. El ángel de Satanás hizo todo lo posible para derribarme; lo que en realidad hizo fue ponerme de rodillas. ¡No hay peligro, entonces, en caminar entre alturas y poder! Al principio no pensé en ello como un regalo, y le rogué a Dios para que me lo quitara. Tres veces lo hice, y entonces Él me dijo: Mi gracia es suficiente, es todo lo que necesitas. Mi fuerza viene por sí sola en tu debilidad. Una vez que escuché eso, me alegró dejar que sucediera. Dejé de enfocarme en la discapacidad y comencé a apreciar el regalo. Fue un ejemplo de la fuerza de Cristo moviéndose en mi debilidad. Ahora tomo las limitaciones de pasada y con buen ánimo, estas limitaciones que me frenan - el abuso, accidentes, oposición, frenos malos. ¡Yo simplemente dejo que Cristo se encargue! Y así, entre más débil me hago, más fuerte me vuelvo." (De El Mensaje: La Biblia en Lengua Contemporánea © 2002 por Eugene H. Peterson. 2da de Corintios 12:7-10)

Ora: ¡Padre, no me dejes asentarme en mi pecado, sino déjame gloriarme en Tu gracia GIGANTESCA hacia mí en Jesucristo, el Señor de las vasijas agrietadas. Amén y Amén!

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