Sunday, April 10, 2011

Apr | 10 | Cómo convertir a un débil mendigo en un poderoso y brillante Rey

Palabra para meditar – REGALO

2  Samuel 23:15-17
“¡Ojalá pudiera yo beber agua del pozo que está a la entrada de Belén! Entonces los tres valientes se metieron en el campamento filisteo, sacaron agua del pozo de Belén, y se la llevaron a David. Pero él no quiso beberla, sino que derramó el agua en honor al Señor y declaró solemnemente, ‘¡Que el Señor me libre de beberla! ¡Eso sería como beberme la sangre de hombres que se han jugado la vida!’”

Cómo convertir a un débil mendigo en un poderoso y brillante Rey

William Sydney Porter publicó su segunda colección de cuentos un día como hoy en 1906. El Cuatro Millones, es una colección de historias ambientadas en Nueva York a comienzos del siglo XX, cuyo título refleja tanto lo que Porter como lo que el hombre del Censo consideraba que era el número de personas realmente importantes en esa ciudad en particular. Porter escribió estas historias bajo su alias de O Henry, más que todo porque en ese momento estaba sirviendo cinco años en la Penitenciaría del Estado de Ohio ¡por malversación de fondos! Sí, la vida de O Henry está más llena de sentimiento, emoción, generosidad, giros y vueltas ¡que cualquiera de sus historias! Lamentablemente murió a causa de los efectos del alcoholismo en 1910 a los tan sólo 47 años de edad. Al igual que en el caso de David, hay algunas cosas que siempre salen a la luz. La popularidad de Porter era una de ellas.

Una de las historias favoritas de O Henry se llama “El Regalo de los Magos.” En ella una pareja trabajadora pobre de Nueva York toma sus dos más preciosas posesiones: un reloj de oro, en el caso del esposo, y en el caso de la esposa, su cabello, el cual caía hermoso abajo de sus rodillas. Luego, sin saber el uno de las intenciones del otro, vendieron sus “tesoros” personales para poder tener dinero y así comprar algo para su amado. La esposa vende su cabello a un fabricante de pelucas y compra una cadena de oro para el precioso reloj de oro de su esposo, y el esposo vende su reloj de oro para comprar unos finos peines ¡para el hermoso cabello de su esposa! El párrafo final de O Henry dice: “Y aquí brevemente he relatado a ustedes la crónica de dos jóvenes atolondrados, viviendo en un modesto apartamento, quienes insensatamente sacrificaron por el otro el más grande tesoro que cada uno tenía. Pero en una última palabra a los sabios de estos días digo, que de todos quienes hacen regalos, ellos fueron los más sabios. De todos los que dan y reciben regalos, ellos fueron los más sabios. En todo, ellos fueron más sabios. Ellos son los magos.” “En otras palabras,” dice O Henry “tal amor reflexivo y sacrificial hizo que estas dos personas casadas se convirtieran en Rey y Reyna el uno para el otro...Sí, y en cuestión de dar, ellos dieron regalos dignos de un Rey y eso los convirtió en parte de la Realeza!”

Nuestro texto para esta noche pinta un cuadro muy similar para nosotros porque, por amor, estos valientes guerreros presentaron tal regalo a su Rey, que el peso de éste avergonzó a David. Sí, la magnitud de éste lo humilla tanto que él públicamente se considera a sí mismo indigno de recibirlo de tales gigantes en dádivas, de tales leyendas de generosidad que ahora estaban por amor, frente a él.

Esta peligrosa hazaña en Belén no se hizo bajo las órdenes de nadie, sino se hizo en amor. ¿Me permiten decirles esta noche que el deber es una cosa muy, muy excelente...ah...pero el amor... ése prenderá fuego al deber con las chispas de una hermosa devoción, las cuales convertirán a los mendigos ¡en Reyes! Sé qué clase de regalo me gustaría recibir y creo que sé el tipo de regalo que a Jesús le gustaría recibir también. ¿Qué clase de regalos Reales podría usted dar a su Rey el día de mañana?

Medita: “Ni las muchas aguas pueden apagarlo, ni los ríos pueden extinguirlo. Si alguien ofreciera todas sus riquezas a cambio del amor, de cierto lo menospreciarían”. Cantares 8:7 .

Ora: Señor, cuando se trata de amarte a Tí, mi amor es como los vegetales viejos que se vuelven aguados y huelen mal. Así que Espíritu Santo, ven y ayúdame a convertir el amor hacia mi Salvador en una ensalada rica, crujiente ¡y de hermosas hojas doradas! ¡Amén!


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