Thursday, April 21, 2011

Apr | 21 | Seis libras y seis cucharas de plata

Palabra para meditar – TESORO

Lucas 18:22-23
“Al oír esto, Jesús añadió: ‘Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás tesoros en el cielo. Luego ven y sígueme.’ Cuando el hombre oyó esto, se entristeció mucho, pues era muy rico.”

Seis libras y seis cucharas de plata


Alguien ha dicho que: “El hombre nace libre, pero siempre, ¡se encuentra encadenado a algo!” Cuando me he encontrado en mi vida siendo testigo de la bancarrota de una propiedad, tengo que preguntarme si ¿estaremos siendo esclavos de nuestros bienes? No hay duda de que con el actual derrumbe en el mercado de bienes raíces precipitado por o coincidentemente con la muerte del dólar, en las afueras de las grandes ciudades de los Estados Unidos, han resurgido los campamentos para albergar a los que se encuentran sin hogar. Me pregunto a veces si la titularidad de las propiedades es sólo una ilusión, porque, después de todo, intenta dejar de pagar tus impuestos y luego ve ¡quién realmente es el dueño de tu casa!

Créanme cuando les digo que la necesidad de “ser el dueño” de tu propios bienes te pondrá en esclavitud por el resto de tu vida. Tendrás la obligación de trabajar casi totalmente para pagar los enormes préstamos que solicitaste para “comprar” la propiedad, en primer lugar. Una vez que compres una televisión y sucumbas a la necesidad de tomar vacaciones cada año, de adquirir vehículos nuevos y de tener más cosas que las que puedes llegar a usar, pero que tu recientemente adquirida propiedad seguramente necesita en cuestión de detalles, actualizaciones y mantenimiento, entonces escucharás el sonido de los grilletes financieros siendo puestos alrededor de tus tobillos. Dime, ¿vale la pena? ¿es eso una bendición?
Los promotores de la prosperidad y de la salud financiera de nuestro propio sector religioso han hecho un gran trabajo al tomar promesas claras del Antiguo Testamento en cuanto a casa, tierra, leche y miel y los han convertido en la señal del Nuevo Testamento para decir que la presencia y la bendición de Dios están sobre un Cristiano. Yo supongo entonces, que cuando muchos Cristianos en el próximo derrumbe de la banca pierdan su techo y su camisa, seguramente será ¿porque habrán perdido la presencia y las bendiciones de Dios? La verdad es que, aun en el Antiguo Testamento, la tierra no debía nunca ser tratada como una mercancía, sino como lo que era para los Israelitas: Una herencia. Era el centro material de las promesas del Pacto que Dios había hecho con ellos. Inmuebles o bienes raíces, cualquiera que sea, ¡no es lo más importante del pacto Cristiano del Nuevo Testamento!

Ok, dejemos la persecución. Las fuerzas impulsadas por la mercadotecnia están cambiando constantemente y erosionan el paisaje financiero. El mercado, sin embargo, ha sido bien manipulado desde hace mucho tiempo por esas fuerzas de erosión fiscal que son lanzadas sobre nosotros los plebeyos. El sombrero de copa y los carros de carrera de esos grandes negociantes del tablero del Monopolio Mundial, comprarán y si es necesario, tirarán mil millones de casas de plástico verde con tal de adquirir una propiedad mejor en el juego. Si vamos a sentarnos en el tablero, entonces nosotros tomamos nuestro dinero y nosotros jugamos cuando nos toca. Es así de espiritual.

Nuestro maestro, no tenía nido ni guarida. Nuestros títulos dobles son aquellos de ser extranjeros y peregrinos y nuestra ciudadanía está en los cielos. Somos gente de un país lejano, de la Jerusalén de arriba, la cual es libre. Nuestro fundamento es la sangre del pacto, es el pan, es el agua, ¡es Jesús! Recuerden eso.

Fue Leonard Ravenhill quien nos dijo que Juan Wesley murió en 1791 dejando sólo un montón de libros, seis cucharas de plata, seis billetes de una libra, uno para cada uno de los pobres hombres que cargarían su ataúd, una bata de predicador de Ginebra, y ¿qué es esto ahora? ¿en qué se convirtió? ¡Oh, sí! ¡En la Iglesia Metodista!

En el caso de Wesley, aunque pudo ser un hombre excepcionalmente rico, todo fué bien gastado e invertido en un futuro espiritual. En cuanto a mí, yo ya estoy cansado del monopolio y también iré a mi tumba tanto desnudo en bienes materiales como habiendo invertido bien en asuntos espirituales. Y tú, ¿qué harás?

Medita: “No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido carcomen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.” Mateo 6:19-21

Ora: Señor, quítame del tablero. Señor, dame una carta gratuita para “Salir de la cárcel,” otra del “banco de la comunidad” de los santos y un “gran premio” de consolación en gloria! En Tu gran nombre lo pido. ¡Amén!


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