Friday, April 22, 2011

Apr | 22 | Pecadores siniestros e hijos brillantes

Palabra para meditar – CRECER

1 Tesalonicenses 2:11
“Saben también que a cada uno de ustedes lo hemos tratado como trata un padre a sus propios hijos.”

Pecadores siniestros e hijos brillantes



En años recientes, la palabra “mártir” y la idea de “martirio” ha tomado una connotación de lo más siniestra. En lugar de ser una palabra que evoque el estilo de vida de abnegación innegable por causa de la gloria de Dios, y el sacrificio de uno mismo por el bien de los demás, incluso y especialmente a la vista de un sufrimiento extremadamente injusto, ahora evoca imágenes de asesinatos en masa, matanzas indiscriminadas, torsos sin piernas, cadáveres sin cabeza. Sí, evoca la imagen grotesca de un daño hecho por alguna explosión en lugar de un mensaje de bendición.

Nuestro texto para esta noche ha sido sacado de 1ª Tesalonicenses, el cual enseña a los Cristianos a esperar con paciencia por la venida del Señor y a esperar con una conciencia limpia, un espíritu apacible y una vida productiva, sabiendo que el sufrimiento es asignado al siervo que es observador y vigilante.

En este texto, es interesante notar la metáfora del discipulado personal, porque mientras habla la metáfora de una nodriza y sus trabajos, se vuelve rápidamente a la de un padre hacia sus hijos. El Pablo que no tuvo hijos toma su propia instrucción muy probablemente a través de observar a otros padres, al igual que a su propio Padre Celestial, a quien vio exhortando, confortando, y cargando a sus niños.

Como padre de sus amados hijos espirituales, Pablo exhortó a los Tesalonicenses. Literalmente les rogó y esto ¡no es más que una súplica desesperada! Cuando un padre llega hasta este punto en su forma de proceder con sus hijos, es el fin del juego. Si rogar no funciona, el viento de la decepción paternal se dejará sentir, sacudiendo las hojas temblorosas de los ya doblados árboles hacia una frenética frustración. Sin duda le seguirá una buena dosis de disciplina. Sin embargo, el apóstol Pablo dice aquí que parte de ese proceso de discipulado ¡era suplicar! Qué padre tan humilde para hacer eso!, y aun así, Pablo les suplica, como parte de su proceso de discipulado...y ¡funcionó!

Como padre de sus amados hijos, Pablo exhortó a los Tesalonicenses. Los consoló. Literalmente se paró a su lado, puso su brazo alrededor de sus hombros temblorosos y dijo: “¿Así que te caíste de tu bicicleta? Ya, ya, ya, está bien mi niño, sé que lo harás mejor la próxima vez. Ahora pónte de pie, vamos a limpiarte y vamos a intentarlo otra vez.” Sí. El apóstol Pablo dice aquí que parte de su proceso de discipulado era ¡el consolar! Esto es algo un poco aniñadito, no lo creen? Es un poco como para niños pequeños! Sin embargo, Pablo los consoló de esta manera como parte de su proceso de discipulado...y ¡funcionó!

Como padre de sus amados hijos Pablo equipó a los Tesalonicenses. La raíz de la palabra Griega que él usa aquí, es de donde nosotros tomamos la palabra “mártir.” Pablo les testificó, en términos de auto-sacrificio, cómo, al ser un testimonio de la verdad, ellos debían sufrir en este mundo por causa de la justicia. El fin de esta comisión de verdadero martirio es muy señalado aquí, y éste es: “¡camina dígnamente!” Es decir, camina correctamente, camina rectamente, camina con justicia como un hijo de Dios, en otras palabras, camina como un hijo que es llamado ¡al Reino del más Glorioso Dios! Es como si Pablo dijera: “Bueno, ¡basta! ¡Dejen de lloriquear! Esto es quien eres: Eres de la Realeza. Debes esperar y aceptar tanto los privilegios como los desafíos de ser un hijo del Rey. Ahora, límpiate la nariz, deja de lloriquear, párate derecho, y pase lo que pase, honra al Rey.” Sí, el apóstol Pablo dice aquí que parte de su proceso de discipulado era equiparlos en el camino del martirio Real! Es de tener miedo, es algo más que un poco demandante, pero aun así, Pablo les equipó para caminar dignos en este camino...y ¡funcionó!

Tú también debes ir y hacer discípulos. Tendrás a aquellos a quienes has ayudado a nacer en el Reino o tendrás a otros que, habiendo sido traídos por alguien más, ahora estarán a tu cuidado, tu dirección espiritual, tu clase de formación de vida, tu programa de discipulado personal. No creas que estoy hablando del clero o del personal pagado de la iglesia, o de un programa organizado de la iglesia con libros y dólares y un montón de adornos. No. Estoy hablando de tí: Tú eres la persona a quien Él mandó a ir y hacer discípulos. Cuando ustedes están haciendo esto, amigos, ustedes están trabajando en el verdadero ministerio del Reino, y cuando ustedes están haciendo esto, a pesar de que no se refieran a ustedes como “Padre”, de cualquier manera ¡deben actuar como uno! Actúa como un padre, actúa como una madre piadosa lo haría con sus queridos hijos a quienes está tratando de moldear en un hombre o una mujer independiente. Sí, en todo lo relacionado a hacer discípulos, si tú dejas que tu ‘tierno amor” sea tu guía, “liberación” tu lema, y “crecimiento” tu visión, ¡entonces irás por mucho, mucho tiempo produciendo hijos que brillen! Este es el verdadero camino del martirio.

Medita: “En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.” 1 Juan 3:16

Ora: Señor, que el sabio espíritu de gentileza paternal esté en mí cuando trate con los miembros más jóvenes de tu Reino, no importa qué tan grandes o jóvenes sean, que el resultado de la cosecha sea el de un mar de brillantes estrellas. Amén.


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