2 Corintios 10:13-14a
Nosotros, por nuestra parte, no vamos a jactarnos más de lo debido. Nos limitaremos al campo que Dios nos ha asignado según su medida, en la cual también ustedes están incluidos. Si no hubiéramos estado antes entre ustedes, se podría alegar que estamos rebasando estos límites.
¡Llamamiento, Tazas de té y Habilidades!

Cuando leía esto me encontraba en mi sala especial de lectura. Por tanto, luego de cerrar el libro y colocarlo en la estantería de porcelana blanca, me subí los pantalones, tiré la cadena (parecía lo apropiado), lavé mis manos y me dirigí con los ojos un poco entrecerrados hacia la cocina. Si no tomaba un té caliente con dos de azúcar en los próximos minutos, mi ojo derecho, el cual de momento se rehusaba a seguir al izquierdo en completa apertura, permanecería en esta postura rebelde y redundante todo el día. Al llegar hasta mi computadora arreglé un poco el desorden para apoyar la taza (un día voy a vencer a estos papeles que constantemente se burlan de mí desde mi atiborrado escritorio), cuando las obligaciones mundanas del día, cual cachorros de agudos ladridos, comenzaron a recordarme de su necesidad de atención. Es el momento de añadir a la lista: solicitar la matrícula del vehículo, lavado de dientes (debo acordarme de usar hilo dental hoy), arreglar la cerca (luego de la discusión que tuve con mi esposa ayer, eso va a llevar mucho tiempo, después de todo, tengo que pedir perdón por muchas cosas, ¡otra vez!), traer comida (debemos hacer compras), lavado de pies (tenía un par de visitas pastorales) y finanzas. Ahhh, las finanzas. Otro tema memorable para enfrentar. Sí, mejor hacer eso hoy, después trabajar sobre mi mensaje del domingo, escribir: obtén la victoria y gobierna y reina en el precioso nombre de Jesús. ¡Amén! Después de una taza más de té, comenzaré a hacer justo eso y, especialmente, a ¡tomar autoridad sobre este bendito papeleo!
Encendí mi agenda electrónica y los ítems al comienzo de mi lista más reciente, (adiciones que fallé en concretar ayer y antier), de paso, también se habían vuelto “¡pendientes en rojo!” en mi lista de tareas digitalizada. Detesto esos signos de exclamación que la computadora insiste en colocar al costado de los ítems atrasados. Se parecen a ese gesto grosero que la pequeña señora elegante, en una gran Land Rover, me hizo justo ayer cuando salí furioso de la casa luego de la discusión y, tal vez no estaba conduciendo prestando la atención que debía. ¡Oh vaya, estaba tan enojado! Lo que la dama elegante de la Land Rover hizo no fue tan terrible pero me dolió, y ¡lo único que pude hacer fue bendecirla a través de mis dientes apretados! Ayer no fue un buen día y el día de hoy no se veía tan prometedor.
El

Querido amigo, averigua qué es suficiente para ti hoy, de modo que puedas funcionar eficazmente en el área a la que has sido llamado divinamente. Eso es suficiente. Suficiente para cualquiera (P.D.: No creas todo lo que lees en las cubiertas de los libros, ¡especialmente si son cristianos con muchos ministerios y sus editores tienen el don de la exageración!) Ahora, sigue adelante, reconoce tus habilidades, atiende tu llamado ¡y pon la tetera al fuego!
Reflexiona: “No nos atrevemos a igualarnos ni a compararnos con algunos que tanto se recomiendan a sí mismos. Al medirse con su propia medida y compararse unos con otros, no saben lo que hacen.” 2ª Corintios 10:12
Ora: Oh Señor, mi Señor, ámame hoy, permíteme descansar en Ti y, Señor, por favor asegúrate de que tenga tantas ‘tazas de té’ ¡como las que necesite para terminar el día! Te lo pido en nombre de Jesús. Amén.

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