Thursday, June 23, 2011

Jun | 23 | Quitando el hoyo de observación del leproso

Palabra para meditar – RESTAURAR

Lucas 5:12-15
“En otra ocasión, cuando Jesús estaba en un pueblo, se presentó un hombre cubierto de lepra. Al ver a Jesús, cayó rostro en tierra y le suplicó: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y tocó al hombre. Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio! Y al instante se le quitó la lepra. No se lo digas a nadie —le ordenó Jesús—; sólo ve, preséntate al sacerdote y lleva por tu purificación lo que ordenó Moisés, para que sirva de testimonio.’

Quitando el hoyo de observación del leproso



La iglesia parroquial de San Pedro en el pequeño poblado de Twineham está asentada entre los verdes árboles de Inglaterra, no muy lejos de la base de South Downs de Sussex Oriental. El primer Rector titular se encuentra enlistado en el siglo trece y la pila de piedra data del mismo período. Aparte del área exageradamente grande del cementerio rentado por los cuáqueros no conformistas, por un alquiler nominal de unos cuantos peniques, y de las últimas cabeceras de cama en madera, utilizadas como señaladores de tumbas en lugar de lápidas (una práctica aparentemente sólo vista en Sussex), entre todos los otros rasgos fascinantes de esta iglesia encontré dos hoyos en las paredes de la iglesia que me resultaron absolutamente intrigantes. El guardia de la iglesia que me mostró el lugar, me dijo que en esos puntos era donde recibían la eucaristía los leprosos y de vez en cuando, a través de unas rejas, se les permitía observar la práctica sacerdotal de la misa.

Para el hombre medieval, la magia latina encantada de la eucaristía, realizada por los sacerdotes bien vestidos, ¡era un misterio que no podía perderse! De hecho, la magia acompañada de la superstición era tan abundante por aquellos días, que incluso la pila del siglo trece, que todavía se mantiene fría y en pie en San Pedro de Twineham, ¡aún luce las marcas de una cerradura sobre la tapa, con la que se evitaba que el “agua bendita” fuera robada para ser usada en ritos de brujería local! Aun así, con todas estas imágenes de vidas que hace tanto se fueron, pero que todavía están y se ven en la madera y en la piedra, está la imagen de un leproso retorcido y excluido, sucio y maloliente, en pie afuera en medio del frío y la humedad, echando a través de los hoyos de ángulo oblicuo en la pared, un vistazo furtivo a esta magia, y recibiendo la eucaristía de la vida a través del mismo, lo que me toca sobremanera en esta noche. Este pequeño orificio en la pared, este único lugar de acceso para el indeseado, era conocido como “el hoyo de observación para leprosos”.

Cuando algunos amigos, famosos pecadores todos, gánsteres, líderes de pandillas, traficantes de drogas, jugadores de fútbol, boxeadores, estrellas del pop y políticos, “salen adelante por Cristo” (qué frase tan odiosa y auto exaltante) nosotros los colocamos en pedestales para que sean vistos por todo el mundo. De hecho, colocamos a estos pecadores famosos y redimidos allí arriba para que todo el mundo los vea y luego grite a los cristianos sorprendidos y observadores, “¡vengan, vean a este maloliente pecador, ahora purificado, restaurado, liberado! Es gratis, aunque su CD, DVD, libro y biografía serán todos suyos por sólo $14.99, en promoción en la recepción después de que él haya cantado y nosotros hayamos recogido una ofrenda de amor”. Sí señor, nosotros amamos a los pecadores famosos, que vienen hacia Cristo. Sí señor, tráiganlos, levántenlos y pónganlos en el circuito de pecadores que han sido redimidos. Sí, levántenlos para que todo el mundo los vea, porque ¿no es acaso Jesús rico en poder y magnificencia por haber salvado a un miserable famoso como tú?

En esta noche digo esto a manera de broma, con el único propósito de contrastar, porque sólo este contraste oscuro nos permitirá ver los ojos blancos y fijos de todos los leprosos que miran de reojo por nuestros hoyos de observación. Sí, temo decir que en nuestras iglesias de hoy, aún tenemos una multitud de leprosos que observan por este hoyo.¿Quiénes son? ¿Por qué están ahí? ¿Cómo permitimos que esto pasara?

Esto, amigos, este grupo tan leproso es el de las personas una vez perdonadas que han caído mientras trabajaban. Su pecado, cualquiera que fuere, para la comunidad cristiana se ha vuelto vilmente inexcusable, abusable y totalmente inutilizable para el tipo de Evangelio que predicamos que dice “una vez salvado y en servicio, jamás te atrevas a dar un paso en falso otra vez”. Hoy en día, los leprosos están aumentando y con seguridad son de los tipos más tristes que yo haya visto. Para nosotros se han vuelto desagradables, olorosos, rechazados, separados, excluidos, jamás dignos de confianza, acallados, desterrados al frío y la humedad, para quedar a su suerte observando la magia a través del hoyo de observación de los leprosos. Y que se pudran también, porque me decepcionan, decepcionan nuestro equipo, porque por encima de todo, arrojan una sombra sobre el poder bondadoso de Cristo. Sí, por encima de todo, en su mala decisión, cambiaron de lugar a Dios, y en vez de que Él fuera lo más deseable en su vida, quedó siendo lo menos deseable de todo. Eso es lo que más odiamos, el hecho de que su pecado, su pecado engañoso, haya arrojado dudas sobre la eficacia del mensaje que proclamamos y de Cristo como nuestro protector, al igual que ha arrojado una luz de lo más espantosa sobre algunas de las mismas dudas y deseos impíos, que se deslizan en las oscuridad de nuestras muy queridas vidas. Piensen en ello. Sean honestos con ustedes mismos.

Recordemos esta noche que la historia más grande de redención que nos dejó nuestro Señor Jesucristo, no es la de un extraño famoso que finalmente “viene a Jesús” y que hace un dinero extra en el camino, sino más bien la de un derrochador, un pródigo, la de un hijo conocido pero perdido hace mucho tiempo, que vuelve a casa. Sí, la historia más grande de redención es la de un hijo que finalmente vuelve a casa, aún impregnado con el olor de los excrementos de cerdo; y cuando eso sucedió, sí, cuando el miembro de la familia por tanto tiempo anhelado finalmente regresó, no fue menospreciado, no fue reprendido, no fue lavado con manguera y no fue expulsado para que se quedara en el frío y observara la magia que una vez tanto amara a través de un hoyo de observación, sino que en su lugar recibió un vestido y un anillo, fue acogido, abrazado y se ofreció un baile en su nombre. Es escandaloso, ¿verdad? Supongo que Jesús quería que así fuera, porque la gracia no es nada menos que ¡absolutamente escandalosa!

Va a ser muy duro, pero hasta que no nos deshagamos de cada hoyo de observación, y demos la bienvenida a los hijos pródigos lastimados y malolientes, nuestras comunidades, aunque muy respetables, jamás portarán verdaderamente la marca de la gracia del Creador.

Medita: “No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes. ¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame sacarte la astilla del ojo" , cuando ahí tienes una viga en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano” Mateo 7:1-5

Ora: Señor, tengo que decirte que me siento realmente decepcionado por aquellos amigos; deberían haber sabido. Pero Señor, nosotros también deberíamos haber sabido. Recuerdo que dijiste a Pedro, a ese que te negó cobardemente y que decía palabrotas, “apacienta mis ovejas”. Con seguridad cada pecado cometido contra Ti por un hijo redimido es como escupir en Tu rostro, como destruir Tu gracia. Sentimos haber pecado, Señor. Por favor libera a los destructores y restáuranos a nosotros, ‘Pedros’ ofensores, re-comisionando una vez más a aquellos que has redimido de manera asombrosa, para que una vez más todos hablemos de tu gracia formidable. Amén.

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