Juan 4:16-17
“Ve a llamar a tu esposo y vuelve acá, le dijo Jesús. No tengo esposo, respondió la mujer.”
A gran altura en la torre del castillo

Ustedes saben, hay un dicho Cristiano muy cortés que dice: “Dios nunca nos avergonzaría” y por supuesto, es una mentira, porque Dios en realidad hará cualquier cosa para llamar nuestra atención. La verdad es que Él hará lo que sea necesario para llegar a nosotros, incluso aun, avergonzarnos, porque a Dios no le preocupa que nos sonrojemos. Por lo tanto, a pesar de que pareciera que Jesús hace un gran esfuerzo para presionar y ofender a esta mujer comedora de hombres con esta pregunta, y de manera tan directa también, quizá para, posiblemente, de esa manera, hacer que recapacite, dé la vuelta y regrese a su hogar (sí, aunque Él hace la más incómoda de las preguntas), maravilla de maravillas, en lugar de salir corriendo, ella le responde a un hombre, a un judío, a un perfecto extraño, y hace su confesión abiertamente diciendo: “no tengo esposo”.
Verán, con la aguda honestidad de Su intromisión verbal en los asuntos de ella, Jesús ha alcanzado Su propósito Real de redención, de sembrar una ‘semilla’ de la verdad, en su alma. Ella no se da cuenta de eso en aquel momento, pero su guerra ya está todo, menos terminada amigos, pues en poco, poco tiempo, Jesús habrá ‘ganado’ la tierra de ella y habrá plantado Su Estandarte Real en el castillo de ese corazón caído. ¿No les parece eso algo maravilloso?
La redención de esta mujer en el pozo, comenzó cuando ella enfrentó su pecado ante Jesús. ¿Qué hay de ti hoy, querido amigo? ¿Qué cosas te hará enfrentar Jesús en el comienzo del viaje de este año? No te preocupes demasiado por la presión de Jesús en tus asuntos privados; tampoco te preocupes si Jesús te avergüenza con algo, pues la intención de Él es hacer ondear Su estandarte bien alto, ¡en la torre del castillo de tu propio, valioso y precioso corazón!
Reflexiona: “En cambio Jesús no les creía, porque los conocía a todos; no necesitaba que nadie le informara nada acerca de los demás, pues Él conocía el interior del ser humano.” Juan 2:24-25.
Ora: Señor Jesús, ven y conquístame y hazme Tu cautivo en este mismo instante, ¡Amén y Amén!

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