Thursday, January 10, 2013

Jan | 10 | El problema de apresurar a los conductores de carros de carreras

CULTIVA

Hechos 1:4
“Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: No se alejen de Jerusalén, sino esperen la promesa del Padre, de la cual les he hablado”.

El problema de apresurar a los conductores de carros de carreras

Cuando tus motores están en marcha y los neumáticos calientes y tus manos transpiran con anticipación sobre el volante con empuñadura anti-deslizable, una luz roja que dice ‘pare y espere’ no es lo que un conductor de un automóvil de carreras quiere ver. ¿Qué? ¿Qué hay de malo en que me vaya ahora? Quiero decir ¡ahora mismo, Señor! Estoy listo, sí, oh sí, ¡adelante! ¡Vrooom, vroooooom!

Por más de 40 días, mientras Jesús les presenta a sus discípulos pruebas irrefutables de Su resurrección, también les ha enseñado más sobre el Reino de Dios, haciendo que estuvieran a punto de estallar con ansias, al tiempo que el impulso que traían por los eventos de los meses anteriores ¡parece haberse vuelto imparable! Sin embargo, antes de Su ascensión a los cielos, Su mandato final no es aún el de ir, sino primero esperar. Entonces, aquí hay dos cosas que deben notar, queridos amigos:

No se apoyen en su propia prudencia. Aun el mismo Jesús no trabajaba de acuerdo con su propia agenda. Por ejemplo, la restauración del Reino a Israel estuvo de acuerdo con la escala de tiempo del Padre, e inclusive el momento para entregar el poder del ‘Paracleto’, necesario para vivir sin temor y exitosamente para la gloria de Dios, (el envío del Espíritu Santo es de lo que hablo) incluso ese momento, para este evento magnífico y trascendental no fue Su decisión, fue después de todo, ‘la Promesa del Padre’. Vean eso. Tomen nota. Algunas decisiones, simplemente, no son de ustedes. ¡Hagan las paces con ese hecho y aguarden!

Usualmente, el mandato de ‘esperar’ es el que menos se desea, pero generalmente es el mejor y es siempre, el más seguro. ¡Confíen en ese hecho y aprendan a esperar!

Los calabozos terrenales del diablo algunas veces se desbordan de peregrinos ciegos, esquilados y encadenados: Aquellos que salieron de acuerdo con su propia escala de tiempo, pensando que eran fuertes y que estaban listos, sólo para descubrir que no habían sido comisionados con el poder que creían tener. Sean cuidadosos, sean muy cuidadosos porque me pregunto, ¿son acaso los tiempos de mayor peligro, aquellos en los que pensamos que estamos listos? Tenemos los dones, el llamado, los conocimientos y la pasión pero aun así, todavía nos falta lo más importante de todo: ¡La comisión!

¡Espera por esa comisión de Dios y por todo el poder y la unción que viene con ella!

Reflexiona: “Hubiera yo desmayado si no creyera que veré la bondad del SEÑOR en esta tierra de los vivientes. Pon tu esperanza en el SEÑOR; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el SEÑOR!” Salmos 27:13-14

Ora: Señor, dame paciencia, y, por favor, ¡dámela ahora! Espero arrodillado por mi comisión personal dentro de Tu gran comisión. Amén y Amén.

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