Monday, January 14, 2013

Jan | 14 | H.D.B.2. (Hombres de blanco 2)

MARAVILLA

Hechos 1:10, 11b
Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. De repente, se les acercaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
Galileos, ¿qué hacen aquí mirando al cielo?


H.D.B.2. (Hombres de blanco 2)

Recuerden, aunque en nuestro versículo para hoy, estos ángeles están disfrazados como simples hombres, aunque han visto al ahora resucitado y triunfante Señor de los cielos y la tierra en Su trono, como así también la vasta e innumerable adoración y gozosa congregación del Altísimo. Ellos han visto las piedras de fuego, las criaturas vivientes, y sin duda ¡todas las maravillas del cielo han llenado sus ojos! Ninguna trilogía de otros mundos, o de medios mundos, puede comenzar a fantasear y expresar las maravillas de este reino angelical, como tampoco la maldad de su terrible guerra, la cual finalmente está llegando hacia su rápida y definitiva conclusión. Así pues, ¿qué estaban haciendo estas magníficas criaturas, disfrazadas ellas mismas como hombres comunes, con estos otros simples discípulos? ¿Eran acaso guardaespaldas de la ascensión? ¿Eran acaso el servicio aéreo especial de Dios, los Grupos Especiales angelicales, los Boinas Verde del Arcángel Gabriel? ¡Quién sabe! Su misión registrada, aquí y ahora, sin embargo, se ve muy claramente en el versículo, y esta es: “Cerrar las bocas abiertas y abrir los corazones cerrados al glorioso hecho del retorno del Señor Jesucristo, su Comandante en Jefe personal”.

Ahora, observen como estos seres de otra dimensión se dirigían a los discípulos. No como ‘Hijos del Altísimo’, no como ‘Apóstoles del Dios vivo’, no como ‘Discípulos Devotos’, no como ‘Amados del Señor’. ¡No! Ningún título preestablecido y especial, en absoluto. Sencillamente: ‘¡Hombres de Galilea, escuchen ahora!’

Verán, los ángeles, aunque siempre serán magníficos en comparación con nosotros, no habían recibido la comisión del Comandante en Jefe para ellos. No señor, ¡el Padre no les ha asignado a los ángeles la tarea de dar las buenas nuevas de Jesús! ¡No, nunca olvidemos eso! ¡Es nuestra misión, es la comisión dada a nosotros, los simples hombres y mujeres de Galilea el llevar este gran tesoro en nuestros corazones y lucirlo en nuestros labios! y debemos de alguna forma regocijarnos en el asombroso hecho de que tenemos este tesoro de las gloriosas buenas nuevas de Jesucristo, guardado en vasijas de barro, ollas viejas y vasijas desquebrajadas. ¿No es un honor, entonces, no es una maravilla que nosotros, simples hombres de Galilea, hayamos sido encargados de dicha tarea? ¡Sí, lo es! ¡y se nos ha confiado a nosotros! Así que como vasijas terrenales cargando este tesoro, no tenemos excusa para “quedarnos y callarnos” pues hemos recibido órdenes de parte del mismo Hijo resucitado de “¡ir, dar buen ejemplo, y testificar!”
Así pues, esta palabra de ánimo va a todos los que anhelan más de Jesús y buscan ansiosamente Su regreso: Quienesquiera que sean, simples hombres de Brighton, simples hombres de Louisville, hombres de Hollywood, hombres de Etiopía, hombres de América, ustedes, simples y maravillosos hombres de Galilea, “¡Él viene pronto! Así pues, ¡hagan lo que Él les dijo que hicieran!” ¡Vayan, den un buen ejemplo y testifiquen!

Reflexiona: “Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros.” 2ª Corintios 4:7

Ora: La gloria, SEÑOR, no es para nosotros; no es para nosotros sino para Tu nombre, por causa de Tu amor y Tu verdad. Así que, ayúdanos ahora, querido Señor Jesús en Tu gran poder, para ir, para dar buen ejemplo y para testificar. Amén. (Salmos 115:1)

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