Wednesday, January 23, 2013

Jan | 23 | ¡Hombres resbaladizos!

CERTEZA

Hechos 2:24
Sin embargo, Dios lo resucitó, librándolo de las angustias de la muerte, porque era imposible que la muerte lo mantuviera bajo su dominio.

¡Hombres resbaladizos!

En cuanto a mi esposa y a mí, bueno, tanto su madre como la mía fallecieron en la noche. La muerte fue dolorosa para ellas y para aquellos que las observaban luchar en su pasaje. No obstante, Jesús estaba allí. Debido a su gran victoria sobre la muerte (ese rey de los terrores y pastor de todos los hombres), Jesús pudo, con amor, lavarlas con Su gracia y hacer que sus espíritus, prontos a partir, estuvieran brillantes y resplandecientes como carne enjabonada con jabón suave y así, debido a Él, los dolores de la muerte, aunque evidentes, no obstante, no las sujetaron. Podemos reconfortarnos con esto y decir con el poeta:

Y en nuestra noche
Cuando llegue el momento de partir al fin
De elevar el ancla de nuestro pasado
De henchir nuestras velas con un último gran suspiro,
De cruzar el Lago de la muerte que nos aguarda
Y deslizarnos hacia el mar abierto,
La vastedad de la eternidad
Que aguarda para ver nuestra proa flotando
Irrumpe ahora en los horizontes del Amor, pues
¡Jesús estará con nosotros!


Jesús nos ha convertido en un tipo de personas para quienes la muerte física se les ‘resbala’ y, por eso, a algunos amigos que tienen miedo, puedo decirles que todos algún día pasaremos y cruzaremos a través de esa agua profunda, pero lo haremos sintiéndonos seguros. Sí, desde las mundanas y, algunas veces, terribles pruebas de transición de estos días, nosotros los hombres ‘resbaladizos’, siempre encontraremos una ruta de escape. ¡Tengan la certeza de que cuanto más nos oprima la muerte, más nos convertiremos en una firme barra de jabón recién desenvuelta, sostenida con fuerza en la mano de un hombre terriblemente sucio y con olor rancio! Porque cuanto más nos oprime la muerte, tanto más rápido nos deslizaremos y escaparemos de su mano, volando hacia arriba a los cielos, a las manos de Jesús, quien nos estará aguardando.

Así pues, en todas estas cosas, en verdad podemos decir que somos más que vencedores, porque Jesús está con nosotros, Su pueblo ‘resbaladizo’ y lavado con Su sangre, y desde ya, Él nos está esperando con toallas calientitas y sábanas limpias en el más grande horizonte de amor.

Reflexiona: “Cuando lo corruptible se revista de lo incorruptible, y lo mortal, de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que está escrito: La muerte ha sido devorada por la victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?” 1ª Corintios 15:54-55

Ora: Rey conquistador, por favor, libérame del temor a la muerte, pues yo creo que no seré abrazado por el rey de los terrores y el pastor de los hombres sino por Ti, el Rey de Reyes, el Gran y Buen Pastor de las ovejas de Tu prado. Esto lo sé. Esto es lo que creo ahora. ¡Amén y amén!

 

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