Friday, January 11, 2013

Jan | 11 | ¿Las gloriosas reuniones de Dios?

EXPECTACIÓN

Hebreos 10:24, 25
Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.


¿Las gloriosas reuniones de Dios?

Amigo, no me malinterpretes, hoy no estoy hablando de ninguna iglesia en particular, más bien estoy pintando un cuadro de muchas, demasiadas iglesias de las cuales he sido testigo tanto en cuanto a la fe como en cuanto a la acción. Iglesias que son sumamente correctas en su conducta, en sus reuniones y en su pacto, no obstante, son la clase de iglesia que yo he llamado: “Iglesias ¡Oh Dios mío, ayúdanos!”

Las reuniones de dichas congregaciones generalmente se basan en una interpretación literal de las Escrituras y, en nombre de la pureza, cualquier área (tanto interna como externamente) que ellos consideran que pudiera no estar en el Nuevo Testamento, es quitada, no sea que sea que vaya a ser ofensiva. No se permite que nada perteneciente a este mundo, a la carne y al diablo y, en especial, nada que no esté mencionado en la Biblia obstaculice la correcta e impecable pureza brillante del objetivo que persiguen, que buscan de forma tan regular y tan pronta, dos veces en los días Domingos y, especialmente en las reuniones de mitad de semana. No señor, esta gente es una muy eficiente máquina de guerra.

Magros en cuanto al crecimiento numérico y magros en la posibilidad de retener a los recién llegados y magros en la gordura de la vida espiritual próspera. Mezquinos en método, mezquinos en el semblante y, especialmente, mezquinos en su opinión de otros no tan apegados a la Biblia como ellos. Luchan por el predominio, luchan por el poder, se muerden unos a otros con murmuraciones, críticas demoledoras y una total ingratitud.

No obstante, allí están ellos, en número cada vez más pequeño, aún proclamando la verdad ‘una vez comunicada’, invitando a la gente a sus no tan gloriosas reuniones: “Sólo conéctate y ora”, dicen, “pon tu vida en orden y asegúrate de acatar todas las reglas, pactos y declaraciones de fe internas. Entonces representarás un estándar de calidad y serás un Cristiano bien aceptado”. Por el contrario, yo digo: “¡Dios nos ayude con esta clase de iglesias y, enhorabuena cuando mueran!”

Por favor hermanos, permítanme equivocarme hoy y, permítanme darles la oportunidad de ser gentiles conmigo hoy, porque tengo una observación qué hacer. Al haberme cuestionado y al haber deambulado por muchas reuniones de gente como ésta, tan particular, durante tanto tiempo, debo decir que jamás sentí la presencia cercana de Dios en ninguna clase de adoración corporativa, del tipo ‘Microsoft’: “conéctate y ora”. Puede que sea mi culpa pero, por favor, permítanme decir algo y luego ustedes serán los jueces. Lo que quiero decir es lo siguiente:

Las reuniones de los hijos de Su amor deberían saltar y estallar al sentir la presencia de Dios. El Cristiano debería añorar el momento de reunión de los santos, porque en ese momento y en ese lugar se manifestará en toda Su bondad gloriosa y llena de gracia, el maravilloso, cautivante y acogedor amor de Jesús. En ese momento y en ese lugar, en nuestras reuniones, Cristo en ti, la esperanza de la gloria, ¡se reunirá con nosotros para ministrarnos a cada uno personalmente! Sí, aun si somos nosotros quienes lo ministramos a Él ¡de tales gloriosas reuniones nos iremos, (finalmente y contra nuestra voluntad) tocados, desafiados y por sobre todas las cosas, resplandecientemente cambiados! Las personas y las perspectivas, las vidas y las relaciones, los hijos y las hijas, jamás serán los mismos porque Aquél que nos compró, vino cuando estábamos reunidos alrededor de Él y cuando lo hace, ¡oh amigos, cuando lo hace, nuestro testimonio será que “fue conmovedor, fue magnífico, fue una muerte sangrienta para el ‘yo’ que era pecador, fue un río de esperanza de color rojo corriendo con lágrimas de arrepentimiento; fueron olas y más olas de liberación gloriosa; fue un cambio de vida, fue un cambio en la marea y una destitución del tirano; fue el derrocamiento del hombre interior mientras torrentes tumultuosas de gracia sobre gracia, derramándose sobre nuestras cabezas y fluyendo sobre nuestros rostros, nos sacudieron con agradecimiento hasta el fondo de nuestro ser! ¡Sí! ¡Fue la revolución, fue la liberación y, oh mi Dios, fue santo, santo, santo!”.

Amigos, ¡nuestras reuniones deberían ser gloriosas! Así que permítanme preguntarles hoy dos cosas: ¿Cuando van a la iglesia esperan que Dios se les una? Si esto no sucede en sus reuniones, ¿qué van a hacer al respecto? Mi consejo para ustedes, por el bien de sus corazones es: ¡o saquen al infierno de allí! o bien ¡aléjense de allí!

Reflexiona:Ahora me alegro en medio de mis sufrimientos por ustedes, y voy completando en mí mismo lo que falta de las aflicciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la iglesia. De ésta llegué a ser servidor según el plan que Dios me encomendó para ustedes: el dar cumplimiento a la palabra de Dios, anunciando el misterio que se ha mantenido oculto por siglos y generaciones, pero que ahora se ha manifestado a sus santos. A éstos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria.” Colosenses 1:24-27

“Pero Tú eres santo, Tú eres rey, ¡Tú eres la alabanza de Israel!” Salmo 22:3


Ora: ¡Ojalá rasgaras los cielos, y descendieras! ¡Las montañas temblarían ante ti, como cuando el fuego enciende la leña y hace que hierva el agua! Así darías a conocer Tu nombre entre tus enemigos y ante Ti temblarían las naciones! ¡Que así sea, en el nombre de Jesús! ¡Amén y Amén! Isaías 64:1-2

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