Tuesday, November 8, 2011

Nov | 08 | Creando después de nuestra especie

Palabra para meditar – PRODUCTO

Génesis 6:19,21
“Haz que entre en el arca una pareja de todos los seres vivientes, es decir, un macho y una hembra de cada especie, para que sobrevivan contigo. Recoge además toda clase de alimento, y almacénalo, para que a ti y a ellos les sirva de comida.”

Creando después de nuestra especie

Estoy sentado en la casa de un amigo esta noche y a mis pies hay dos perros Border Collies, ambos blanco y negro y uno está acostado sobre su lomo, con las patas estiradas hacia el cielo pidiendo por una rascada en la panza.

Estos dos perros son, de hecho, la hija y la nieta de un perro que nos pertenecía, ¡cuya multitud de descendientes blancos y negros han impregnado la localidad de alegría, bondad, bienestar y, por supuesto, ¡muchas rascadas de panza!

Todas estas bestias blancas y negras llevan la marca de su creador. Sí, en cada rostro de un perrito, en cada fotografía que vemos de un descendiente blanco y negro, encontramos a nuestro viejo perro mirándonos a nosotros con amor. ¡Algunas veces pienso que lo mejor que hicimos cuando vivimos y trabajamos en esa amada zona fue el cruzar a nuestro perro! ¡Probablemente así fue!

De cualquier forma, el punto no puede ser más claro para mí esta noche, que estos cachorritos, aunque substancialmente diferentes uno del otro, llevan la hermosa marca de su padre. Un comentario de estilo similar recibí al estar parado al lado de mi muy bien parecido hijo y alguien comentó que éramos como dos gotas de agua. Yo me sentí bastante halagado por mí, pero bastante mal por él, porque cuanto más envejezco más me parezco a un perro Pug y francamente, ¡no sé si mi hijo querrá llevar la vieja, y ahora no tan hermosa, marca de su padre!
Dejando mi desesperanza personal a un lado, mi punto esta noche es que, a pesar nuestro, cuando producimos, producimos algo igual a nuestra especie. Nos guste o no, nuestra descendencia posee nuestra huella no sólo genética sino distintiva.

Podría también decirles que nuestros descendientes espirituales también llevan nuestra huella. ¡Sí, ustedes darán nacimiento y también discipulado a su especie, porque no puede ser de otra manera! La buena noticia es que, aunque no podamos torcer y manipular nuestra genética física, (no por ahora al menos, y quizá nunca podamos), creo que sí podemos, sin embargo, torcer y “Cristipular” nuestra genética espiritual de manera gloriosa y justa, tanto así que todos nuestros descendientes espirituales llevarán las hermosas marcas de nuestro Padre celestial. Necesitamos trabajar sobre nosotros mismos entonces, para que imprimamos todas las marcas del cielo en todos los discípulos a los que demos vida. ¿Comprenden esto?

Dime entonces esta noche, querido amigo, ¿Qué tan hermosos son tus “genes”?

Medita: “Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, les harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que sean inútiles e improductivos.” 2ª Pedro 1:5-9

Ora: Señor, desde lo más profundo de mí, hazme mejor cada día, para que pueda producir la descendencia espiritual más plena y sólida, más sana y hermosa que sea posible. Ayúdame, entonces, para que juegue mi parte personal y santificadora en la creación de discípulos iguales a nuestra ‘especie’. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

 

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