Sunday, November 13, 2011

Nov | 13 | Querencias Serenas

Palabra para meditar – DESCANSO

Salmos 27:4
“Una sola cosa le pido al SEÑOR, y es lo único que persigo: habitar en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del SEÑOR y recrearme en su templo.”

Querencias Serenas

En su libro publicado en 1932, Muerte en la Tarde, Hemmingway escribe un ensayo sobre el origen y la descripción del valor y del miedo, por medio del espectáculo español de las corridas de toros y, al hacerlo, resalta el que sería el lugar más peligroso para el Matador en su intento de sacrificar al animal, y ese es la Querencia.

Hay, en efecto, tres fases en una corrida de toros: Primero está el Levantado, que es cuando el toro gigante arriba a escena, orgulloso y enojado, con su enorme cuello sosteniendo en alto sus impresionantes cuernos. En este momento, la musculatura imponente del cuello del toro es picada repetidamente por el Picador y las hojas afiladas de las navajas del Banderillero. Los músculos sangrantes del cuello causan que el toro baje lentamente sus cuernos. La segunda fase es el Parado, donde se hace más lento el toro y se lo mantiene a raya. Finalmente, la matanza llega a la fase final, el Aplomado, donde el toro exhausto, y mirando solamente a un objeto rojo que tiene delante, es atravesado por el matador, su espada cayendo hasta el fondo del centro del cuello adolorido y ahora pesado del toro, cortando en dos su corazón que hasta entonces, todavía late. La multitud vitorea. ¡Rosas y claveles son arrojados a la arena, la gente aplaude profusamente!

En cada escena, el toro de lidia continuará retornando a un punto en particular dentro del círculo. Ese punto de constante retorno es su Querencia, su lugar de defensa en el que se siente seguro. Todos los animales y todas las personas tienen este tipo de lugar de retorno, como si fuera el hogar, este lugar de defensa donde se sienten seguros. Se dice que si el matador tratara de matar al toro mientras está en su Querencia, entonces, sin lugar a dudas, el matador sería corneado severamente, aún muerto. El objetivo del matador es, pues, siempre tratar de sacar al toro fuera de su Querencia.

Amigos, esta noche esta imagen de la corrida de toros puede que sea una contemplación bastante incómoda pero, sin embargo, una muy necesaria. Si el diablo es el matador que nos engaña hasta la muerte, entonces tengamos en cuenta que cada uno de nosotros tenemos nuestra Querencia, nuestro lugar de defensa en el que nos sentimos seguros. Este es un lugar del cual obtenemos sustento, del cual obtenemos fortaleza, del cual obtenemos tregua de nuestras situaciones diarias. La Querencia personal de ustedes puede que sea un lugar físico, puede ser una ocupación, hasta puede ser un grupo de conocidos, o puede ser tan simple como un baño caliente o tan profundo como una semana en un monasterio, ¡pero para ustedes, es su Querencia!

Vayan allí regularmente, pues pueden estar seguros de esto: Si están cansados, ensangrentados y con la cabeza y los cuernos bajos, entonces el diablo estará listo para matarlos y lo hará a través de penetrar en su corazón. Más no lo hará así, nunca podrá hacerlo, si ustedes están en su Querencia.

Medita: “Porque en el día de la aflicción él me resguardará en su morada; al amparo de su tabernáculo me protegerá, y me pondrá en alto, sobre una roca. Me hará prevalecer frente a los enemigos que me rodean; en su templo ofreceré sacrificios de alabanza y cantaré salmos al SEÑOR” Salmos 27:5-6

Ora: Oh, condúceme hacia el lugar en donde puedo encontrarte a Ti. Condúceme al lugar en el que Tú estarás. Condúceme al cruce donde nos conocimos por primera vez, ponme de rodillas para que podamos hablar. Déjame sentir Tu respiración, déjame saber que estás aquí conmigo. Oh, condúceme hacia el lugar en donde puedo encontrarte a Ti. (Banda Cristiana Delirious).

 

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