Wednesday, November 16, 2011

Nov | 16 | Orando Hasta Probar la Sangre

Palabra para meditar – RESISTENCIA

Juan 7:38-39
“De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva. Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía.”

Orando Hasta Probar la Sangre

¡Oh! ¿Qué pena te acosa, caballero en armas,
Vagabundo pálido y solitario?
Los juncos del lago están marchitos,
Y los pájaros callan.

(John Keats - La Bella Dama Sin Misericordia)

Al escribir este Susurro Nocturno, me encuentro viviendo sólo a una distancia de 5 minutos de caminata del antiguo patio de juego de la Nobleza y la clase alta Georgiana. Este pasadizo en forma de arcada del que hablo se llama ‘Los Pantiles’ y originalmente estaba pavimentada con tejas para techo en forma de S del mismo nombre. ¡El lugar es ahora tan famoso que el área de los Pantiles ha sido propuesta como patrimonio de la humanidad! La razón principal para la existencia de esta área, y de todo el pueblo a su alrededor, es el descubrimiento hecho por un borracho perteneciente a la nobleza llamado Dudley, Señor de North quien, de regreso a su hogar, luego de haberse emborrachado con sus amigos, cuando ya tenía la boca seca y luego de caer de su caballo, vio por casualidad un agua rojiza que brotaba del suelo. La bebió, se sintió revitalizado, informó a sus amigos sobre las propiedades de rejuvenecimiento del agua y “¡ta-raán!”: un agua estrella, rica en hierro, nació. Tan sólo la semana pasada me dirigí a ese mismo manantial y bebí de él, en un vaso manchado de rojo por las altas concentraciones de hierro del agua. Sabía a sangre. ¿Sabían que la misma agua de vida que brota del vientre del Cristiano, del centro de nuestro ser, también tiene sabor a sangre, porque también está llena de hierro? Me refiero a las aguas de Su vida, de vida eterna, están simplemente atiborradas de hierro. ¡La preciosa sangre de Jesús está fortificada con hierro de los clavos en el árbol!

Necesito en esta noche recordarles este gran hecho: al día de hoy, Cristo jamás ha criado Cristianos anémicos. En sus filas no hay soldados de chocolate y nadie que no vaya a ser fortificado por las vertientes del cielo que brotan de dentro de ellos. Verás, las vertientes del cielo son ferruginosas, saben a Su sangre, aportan hierro a tu espina dorsal y dan fortaleza a tus venas. Así que, si no puedes experimentar el sabor de Su sangre en tu boca esta noche, si andas ‘encorvado’ y no ‘derecho’, si estás débil y pálido y andas por ahí como vagabundo caballero del Rey, entonces te digo, ¡yo sospecharía del manantial dentro de ti, pues tal vez no sea el de Él! Sí, si tú eres ese caballero tan pálido y maltrecho, ese pobre ser humano, ese Cristiano que da lástima, ¡entonces necesitas orar esta noche! Sí, ¡necesitas limpiar la fuente y luego orar, y volver a orar! Sí, ¡debes continuar orando hasta que puedas ‘experimentar’ Su sangre!

Medita: En aquel día tú dirás: SEÑOR, yo te alabaré aunque te hayas enojado conmigo. Tu ira se ha calmado, y me has dado consuelo. ¡Dios es mi salvación! Confiaré en él y no temeré. El SEÑOR es mi fuerza, el SEÑOR es mi canción; ¡él es mi salvación! Con alegría sacarán ustedes agua de las fuentes de la salvación.” Isaías 12:1-3

Ora: ¡Permite que las aguas de vida testifiquen sobre Tu presencia en mí! Así que, broten, ¡oh! aguas de hierro, y llenen mi boca con el sabor de la sangre... ¡con el sabor de los clavos arrancados del madero! Amén.

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