Sunday, February 3, 2013

Feb | 03 | El aroma de las sombras

EXPECTACIÓN

Oseas 14:7
Volverán a habitar bajo mi sombra, y crecerán como el trigo. Echarán renuevos, como la vid, y serán tan famosos como el vino del Líbano.

El aroma de las sombras

Hoy, cuarenta días después de Navidad, la iglesia antigua celebró la Fiesta de la Candelaria, la presentación del bebé Jesús en el templo por la purificación de María después del nacimiento. La iglesia griega la llama “Hypapante” (Encuentro) haciendo referencia al encuentro de Jesús allí con Simeón, a quien le había sido revelado que no moriría antes de conocer al Mesías. Simeón se encontró con Él, se encontró con el Prometido, se encontró con el que se había anunciado por tanto tiempo, con Jesús el Salvador del mundo y ¡se encontró con Él, cuando Él estaba en los brazos de su madre! Me pregunto ¿dónde nos encontraremos con Jesús el resto de este año? Y también, ¿dónde nos vamos a encontrar con Jesús hoy?

La costumbre de observar esta festividad con candelas encendidas (de allí su nombre Candelaria) viene de, por lo menos, mediados del siglo V. ¡Qué tradición tan maravillosa! En el joven país de Norteamérica, para ser un poco excéntricos, el 2 de Febrero se celebraba el Día de la Marmota en Gobbler’s Nob, ese es el día en que una pequeña criatura peluda emerge de su agujero y predice que, si ve su sombra, entonces seguirán seis semanas más de invierno, y si no ve su sombra, entonces la primavera está al llegar. Al igual que muchas tradiciones norteamericanas en el ahora, ya no tan Nuevo Mundo, ésta en particular, probablemente provenga del país viejo, del viejo mundo, y muchos creen que esta extraña tradición de Pensilvania proviene de las creencias inglesas relacionadas con ver sombras dibujadas en las festividades del Día de la Candelaria. C.S. Lewis tenía razón cuando dijo que no importa dónde caminemos en este planeta, vivimos, en realidad, en la tierra de las sombras.

Sin embargo, ¡algo brillante se levanta en el Este! ¿Pueden verlo ya? ¿Pueden sentir su fragancia suave, de roble sólido, esa rosa de Sarón dulce y rojo carmesí, quebrantada y empapada en vestiduras de lino? ¿Pueden oler sus campos más verdes, sus cadenas montañosas expectantes y sus tropas de divertidas flores, flotando justo sobre la superficie del vino tinto, apretado, remecido y rebosante de las promesas del Dios Altísimo?

Que las sombras proyectadas en su viaje de este año sean largas y amorosas. Que sean emitidas por la Estrella de la Mañana elevándose alto en sus corazones, para que en este año de nuestro Señor todos poseamos más de nuestra herencia, la cual es Cristo en nosotros, la esperanza de Gloria. Ahora, amigos, levanten sus rostros a la sombra de la cruz y beban del aire, inhalen profundamente y llenen bien sus pulmones... ¡ahora! ¿Lo huelen? ¿Lo sienten en lo más profundo de su ser? ¡Vida! Eso es, ¡la vida!

La primavera se avecina. Lo digo nuevamente ¡la primavera se avecina! Que aquel que tenga oídos para oír, oiga.

Medita: Jesús, ya muerto, fue bajado de la cruz y puesto en los brazos de Su madre. Jesús, vivo para siempre, fue llevado desde la tierra hasta los brazos de Su Padre. Después de haberse ofrecido por la purificación de nuestros pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en los cielos, ¡desde donde vendrá otra vez!

Ora: Señor, mis ojos Te buscan. Señor, mi corazón Te anhela. Oh mi Dios, levántate y brilla en la tierra de las sombras de mi alma, hoy y por toda mi estadía aquí. Te lo pido en tu glorioso nombre. Amén.

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