Friday, September 6, 2013

Sep | 06 | Sólo una palabra

ESPERANZA

Génesis 1:1-2  
Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra. La tierra era un caos total, las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios iba y venía sobre la superficie de las aguas.

Sólo una palabra

Satanás y el pecado han realizado un terrible trabajo de destrucción sobre la humanidad. Pobreza, enfermedad, desaliento, desesperación, desviación, devastación y, será mejor que me detenga, antes de causarnos mayor angustia. El mundo es un caos y todos los que estamos en él también.

Hace un tiempo atrás, algunos de nosotros salimos para distribuir volantes que anunciaban que la iglesia estaría abierta para ofrecer refugio. Esto sucedió sólo horas antes de que un gran Huracán tocara tierra. Una mujer africana, muy delgada y de tez oscura, estaba parada sola en un pequeño complejo comercial. Llevaba con ella lo que claramente era una bolsa de basura con sus pertenencias. La mujer hablaba poco inglés y la comunicación se dificultaba ya que ella, demostrando indiferencia, tenía un cigarrillo en su boca. No sé si era una adicta o una prostituta, pero una vez que le dejé algunas instrucciones sobre cómo encontrarnos, me retiré tocado por un sentimiento de soledad y de inutilidad, como si hubiera acabado de dejar la atracción gravitacional de un vacío espiritual, un lugar de suplicante oscuridad.

Es especialmente difícil para aquellos de nosotros con familia, quizá con hijos e hijas que tienen esa misma oscuridad, ese mismo aparente vacío absorbente que aparece a diario y los desvanece frente a nuestros propios ojos. Es difícil, pero recuerden queridos amigos, que Dios comprende esto que sucede en nuestros corazones heridos y lo difícil que es para nosotros disfrutar de la calidez de la luz del amanecer mientras aquellos a quienes amamos se queman como estrellas que implosionan elevadas en sus propios cielos, en permanente colisión.
Hoy, los llevaré al Poderoso Creador. Miren nuestro versículo: El Espíritu de Dios, aún hoy, aún en respuesta a nuestras oraciones diarias, está sobrevolando sobre los rostros de los vacíos inmateriales y sobre la profunda, e insondable oscuridad de los que amamos. Esa palabra “sobrevolar” no es como si el equipo de las noticias observara desde un helicóptero simplemente para informar la devastación. No. No es simplemente sobrevolar como un ejercicio de recolección de información, tampoco es sobrevolar como un helicóptero de búsqueda y rescate que arroja una escalera, o un bote salvavidas, y pide a los sobrevivientes que se sujeten. ¡Oh, si sólo lograran agarrarse! Pero, no. No es eso tampoco. No es esa clase de esperanza casual y sin poder.

Este sobrevolar no tiene pánico tampoco; es una cavilación cómoda. Es un aleteo expectante; es, casi, una caricia amorosa, un avance, una incubación, una pasión, un observar con un motivo, un aletear elevado, como el de una gallina sobre sus huevos a punto de romper el cascarón. Hay tanto un sentido de cuidado como de comunicación en la palabra sobrevolar, porque para Dios, cuando Él está listo, se dispone a hablar, y cuando Dios habla, mis amigos, pasan dos cosas: El universo cambia y dicho cambio permanece para siempre.

Sea cuando fuere que ustedes vean la oscuridad, las profundidades y la devastación, entonces, con sus ojos de fe vean también el Poderoso Espíritu Creador de Dios sobrevolando en un aleteo expectante sobre los perdidos, aún sobre nuestra familia perdida. Ellos están a sólo una palabra de la liberación, a sólo una palabra de la bendición, a sólo una palabra del cambio, a sólo una palabra de la salvación, a sólo una palabra de la vida, a sólo una palabra, eso es todo amigos, ¡a sólo una palabra! Recuerden esto hoy, y tengan gran esperanza en nuestro gran Creador: Dios.

Reflexiona: “Por eso ni siquiera me atreví a presentarme ante ti. Pero con una sola palabra que digas, quedará sano mi siervo.” Lucas 7:7

Ora: Bendito eres Tú, Oh Señor, Rey de toda la creación, Señor de los cielos y la tierra. Dios Creador, Padre amoroso, escucha nuestra oración y lleva a aquellos en profunda oscuridad y vacíos inmateriales, hacia la luz y el cambio y el propósito. Para Tu gloria eterna y para nuestro eterno consuelo, pedimos lo siguiente: “Padre, sólo di la Palabra y ellos vivirán”. Amén.


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