Thursday, September 19, 2013

Sep | 19 | Gente, pelícanos y el anciano observador de aves

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Génesis 1:21  
...Y todas las aves, según su especie. Y vio Dios que era bueno.

Gente, pelícanos y el anciano observador de aves

No tengo ninguna duda de que debería haber una ley en contra de que los hombres gordos usen los brevísimos Speedos color rosa. Ciertamente, he llegado a la conclusión de que en nuestra generación, cuando estamos en la playa, hay sólo tres lugares seguros para mirar: afuera, hacia el mar, abajo, hacia la arena, o arriba, hacia el cielo. Fue la nauseabunda aparición de estas extrañas aberraciones australianas (Speedos) que parecían pintadas en esos viejos, peludos y gordos hombres del ex bloque oriental, lo que hizo que levantara mis ojos una vez más hacia el cielo, y allí estaban... ¡los pelícanos!

Los pelícanos marrones norteamericanos se han convertido, rápidamente, en mis aves favoritas. Su extraño pico ante-diluviano, les da una maravillosa cualidad prehistórica, y el tamaño mismo de las aves hace que sea fascinante verlos en vuelo, como si fueran viejos bombarderos del Escuadrón 617 (los Destructores de Represas) en la 2ª Guerra Mundial, abalanzándose en picada muy cerca del agua, en firmes y calmadas excursiones de bombardeo, mientras las olas se estrellan alrededor de ellos como furiosas barreras antiaéreas. Ese día, miré hacia arriba desde la playa: había dos bandadas de doce, cada una volando en una perfecta formación de “V”.

Un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Científicas, en Villiers ubicado en Bois, Francia, midieron la frecuencia cardíaca de ocho pelícanos mientras volaban en la formación de ‘V’ sobre Senegal. Ellos informaron que: “Cuando los pelícanos vuelan solos, agitan sus alas con mayor frecuencia que cuando vuelan en formación. Sin embargo, cuando están en la formación, su frecuencia cardíaca disminuye. Nuestros resultados proporcionan evidencia empírica de que, en comparación con el vuelo solitario, el vuelo en formación permite a las aves reducir el gasto de energía al mismo tiempo que vuelan a una velocidad similar.” La razón que ellos tienen para esta conclusión es que, “cuando las aves vuelan en formación, cada ala introduce un campo ascendente el cual es generado por las alas de las otras aves de la formación”.

Esa es una teoría para explicar esta manera de volar, y otra teoría para la existencia de esta forma fascinante es que la geometría de una formación en ‘V’ puede ser simplemente, “correlacionada con las características de la retina y la ubicación del ojo en la cabeza. En otras palabras, la ubicación de los ojos restringe el campo de visión y esto motiva el uso de la formación de ‘V’ en el vuelo”.

Como sea, los científicos al menos están de acuerdo en que el vuelo en formación de ‘V’, ahorra energía, mantiene a la bandada unida, hace que todos vuelen en la misma dirección y quizá, le enseñe a las aves más jóvenes, trayectorias migratorias. ¡Asombroso!, ¿no lo creen?
No es difícil discernir ‘la firma’ de Dios en todo esto. Jeremías (Jehová levantará) era un gran entusiasta del avistaje de aves, o sea, era un observador de aves, muy al tanto de los varios tipos de aves en Israel y de sus hábitos. Bajo la guía del Espíritu Santo él fue movido a seguir el ejemplo de los hábitos de las aves y a ponerlos en práctica tanto para las acciones de Dios, como para el pueblo de Dios. En el espíritu de Jeremías, el anciano observador de aves entonces, podríamos decir que los pelícanos nos hablan hoy, y nos dicen “Oigan, no olviden permanecer juntos”; ellos dicen, “asegúrense de rodearse de la compañía correcta, fuerte y buena”; y también, “dos son mejor que uno”; al igual que, “¡síganme, mientras yo sigo a Cristo!”

Entonces compañeros, hoy les digo, vayan a una asamblea, encuentren amigos que amen a Dios y junto con ellos, sigan a Cristo en una formación ‘V’, de “Victoria”. Esta es una de las maneras en las que Jesús hace más ligero Su yugo.

Reflexiona: “Imítenme a mí, como yo imito a Cristo.” 1ª Corintios 11:1

Ora: Señor, haznos crecer para que podamos, en santidad y confianza, hablar como lo hizo nuestro hermano Pablo, al invitar a otros a seguirnos, mientras nosotros te seguimos a Ti, querido Maestro. Enséñanos a Tu manera, Oh Dios; enséñanos a Tu manera. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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