Thursday, September 12, 2013

Sep | 12 | Saturno y las tiendas 7/11

DA

Mateo 26:11  
A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no me van a tener siempre.

Saturno y las tiendas 7/11


Estaba investigando un área para la posible apertura de una iglesia. Una de mis tareas era el tratar de observar a la comunidad desde cada ángulo posible, verla en todas sus diferentes contrastes y es así que, esa noche en particular, yo estaba paseando con mi cámara de video.

La tienda 7/11 de la localidad estaba abierta, así que llegué desde la oscuridad al estacionamiento, que se encontraba frente a las luces brillantes y convocantes de la tienda, y allí estaba Fred. En el extremo derecho de mi visión, el sucio paria, con una barba abundante y la piel que parecía cuero, merodeando entre las sombras. Permanecí en el auto y observé.

Mientras los compradores tardíos entraban y se alejaban, Fred aguardaba una tregua en el tráfico de clientes antes de salir de entre las sombras, encorvado y furtivo como un viejo gato salvaje, moviéndose a través de los botes de basura. Una vez allí desgarraba y hurgaba rápidamente la capa superior de la basura, recogía algún bocado sucio y agusanado y se retraía nuevamente hacia las sombras, para examinarlo y comerlo. Él hacía esto de manera silenciosa, con cuidado y repetidamente hasta que estuviese satisfecho de que el bote de basura había sido revisado exhaustivamente. De este modo, borradas las culpas de la investigación, él se movía hacia otra tienda, guiado por otro bote lleno de porquería.

Ahora, yo estaba fuera del auto y en la tienda cuando vi a Fred deslizarse, silenciosamente, fuera de escena y desaparecer entre las sombras, en tanto que yo compraba algo de comida y una bebida caliente para él. Con el café en la mano, me retiré de la tienda y caminé por el oscuro callejón hacia la parte posterior del 7/11, y era de esperarse, allí estaba Fred, ahora hurgando los botes de basura más grandes.

Luego de su sorpresa inicial de ver a alguien siguiéndolo hacia la parte posterior con una bebida caliente, con agradecimientos, bendiciones y rogativas, la comida y la bebida fueron recibidas con gratitud. Recuerdo que no había demasiada conversación. Fred se “persignó” y alzó la vista hacia el cielo, lo que me indicó que por lo menos había habido cierto contacto previo con una iglesia ortodoxa, dado que Fred era un inmigrante del ex bloque oriental que no hablaba mucho inglés, y además de todo eso, era evidente que Fred era un enfermo mental. Era sólo cuestión de tiempo, para que en algún día no muy lejano, alguien encuentre a Fred, pero esta vez él estaría muerto.

En tierras de abundancia, los pobres están aún entre nosotros, y el dolor que ello causa, esa presencia lamentable, perdura aún, silenciosamente, como el olor de la carne agria entre botes de basura, tarde en la noche.

Creo profundamente, que un indicador del nivel de compasión de una nación está en cómo trata a sus “miserables.” Cómo tratamos a la oveja perdida es un indicador verdadero de cómo trataremos a las otras 99, en el final de los tiempos. A mi parecer, hay, en apariencia, sólo cuatro opciones para nuestras ricas naciones con respecto a los pobres, dignos de nuestra compasión. Erradicarlos, ignorarlos, esconderlos o ayudarlos. La última de estas cuatro opciones debería ser la única opción cristiana y, no se equivoquen, los recursos necesarios para ello serán enormes.

¿Quizá debamos considerar que los pobres son el escandaloso regalo de Dios para el resto de la humanidad? ¿Quizá sean una triste, y siempre presente, imagen del verdadero estado espiritual de cada gato gordo y de cada gatito confortable, acurrucado frente a un cálido fuego o a una unidad de aire acondicionado? ¿Estarán, quizá, allí para llamarnos siempre a marchar por el altruismo frente a nuestro innato egoísmo? Quizá estén ahí para hacernos avergonzar de nuestras billeteras y nos hagan querer examinar nuestros programas de gastos, después de todo, unos pocos miles de millones de dólares en un programa espacial y unas pocas miles de bombas inteligentes, significan que nosotros podemos saber y ver exactamente dónde elegimos dejar llover la venganza hacia nuestros enemigos, y luego ver la destrucción, vía satélite, ¡en glorioso tecnicolor! Oh, y mientras hablo de satélites y hablo del glorioso tecnicolor, enfrentémoslo amigos, la mayoría de nosotros, asiduos concurrentes a la iglesia, sabemos más de lo que sucede con los anillos de Saturno que lo que sucede detrás de un 7/11 en la calle Johnson, en cualquier calle, en tu calle.

¡Quizá los verdaderos enfermos mentales no estén revolviendo los botes de basura de nuestras principales ciudades! ¿Estarán, quizá, muchos de ellos en puestos importantes? Ahora, ¡ahí hay un pensamiento! Mañana se cruzarán a una persona necesitada, de algo, traten de llegar a ellos con el amor de Dios.

Reflexiona: “El que ayuda al pobre no conocerá la pobreza; el que le niega su ayuda será maldecido.” Proverbios 28:27

Ora: Son tan grandes las necesidades de los hombres, Señor, que nosotros solos no podemos satisfacerlas. De cualquier modo, Señor, ayúdanos a acumular bendiciones sobre nosotros, nuestras comunidades y nuestra nación, a través de dar a los pobres. Enséñanos a hacer esto de la forma correcta, oh Dios, te lo pedimos en nombre de Jesús. Amén.

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