Saturday, September 3, 2011

Sep | 03 | ¿Qué tan lejos llegarás?

Palabra para meditar– HALLADO

Salmos 119:174-176a
“Yo, Señor, ansío tu salvación. Tu ley es mi regocijo. Déjame vivir para alabarte; que vengan tus juicios a ayudarme. Cual oveja perdida me he extraviado; ven en busca de tu siervo.”

¿Qué tan lejos llegarás?

La ciudad de Fargo está localizada en el condado de Cass en Dakota del Sur. En 1996, Fargo se convirtió en el título de una película de los hermanos Coen (que en realidad fue filmada totalmente en Minnesota) en torno a su versión ficticia del pequeño pueblo de Brainerd, que como una multitud de otros tantos pueblos pequeños del Medio Oeste de los Estados Unidos, también aseguran ser el lugar de nacimiento o domicilio del leñador ficticio de fama legendaria, Paul Bunyan y de su famoso buey azul, Babe. Eso, sin embargo, es una historia diferente. ¡Sí, claro que sí!

El Oscar a mejor actriz por la película Fargo se lo lleva la actriz Frances McDormand, quien interpreta a Marge Gunderson, una oficial de policía con siete meses de embarazo, cuyo comportamiento afable y rústico, y dialecto fantásticamente chiflado, ocultan una mente investigativa excepcionalmente perspicaz. La película, ambientada en un paisaje como de “Siberia con restaurantes familiares”, es tan extraña, ¡que sencillamente tiene que ser ficción! No obstante, Fargo, esta película particular de los hermanos Coen, apoyada por un inolvidable violín noruego que toca una canción popular llamada “The Lost Sheep” (La oveja perdida), en efecto comienza su argumento de comedia negra, con estas palabras escritas en la pantalla: “ESTA ES UNA HISTORIA VERDADERA. Los eventos descritos en esta película sucedieron en Minnesota en 1987. A petición de los sobrevivientes, los nombres han sido cambiados. Por respeto a los muertos, el resto ha sido contado tal como ocurrió”.

Por supuesto, nada de esto es verdad. ¡Y quiero decir: nada! El lugar, los personajes, los sucesos, los secuestros, los asesinatos, la nieve y por supuesto el dinero del rescate, escondido y enterrado en ese mismo paisaje nevado blanco, plano e infinito. Sin embargo, cinco años después del estreno de la película, la señorita Takako Konishi, una joven japonesa, llegó a la región de Fargo y tan sólo unos días después fue hallada muerta en la nieve.

La investigación declaró que una combinación de varias drogas, pero especialmente el frío cortante, fueron la causa final más segura de su muerte. Antes del triste fallecimiento de la señorita Takako, la comunicación excepcionalmente pobre de muchas personas del área e incluso de la policía, los había llevado a todos a pensar que esta pequeña y loca japonesita, en realidad estaba buscando el dinero perdido del rescate de esta misma película ficticia, que había quedado enterrado en la nieve de entonces, igualmente ficticia, “traída e incluso creada la noche anterior sólo para la película”. No obstante, fue tres semanas después de su muerte que la llegada de su nota suicida a la casa de sus padres en el país natal de Takako, Japón, revelaría la verdadera historia de una jovencita desolada y abandonada, que llegaría a Estados Unidos en busca de su amante estadounidense casado, en un doble intento por, o reunirse con él, o suicidarse en el proceso. La señorita Takako llegó a Fargo con la intención de suicidarse.

Esta pequeña ovejita japonesa perdida estaba aislada culturalmente, emocionalmente, psicológicamente y en todos los aspectos. Tengan cuidado con eso. Tengan cuidado con el aislamiento. Las ovejas perdidas son ovejas que, deambulando, se han alejado de la seguridad del redil, y están abiertas a cualquier mentira insensible y autodestructiva que el enemigo, con toda certeza, vaya a lanzarles. Soy de los que pienso que el suicidio proviene de una fuente demoníaca. A mi parecer, el diablo se regocija grandemente en que las ovejas se autodestruyan en frente de su mirada maliciosa.

En esta noche, si estás inundado de pensamientos de desprecio, sentimientos de soledad absoluta, de desesperación final y total, que congela hasta tus huesos, como un paisaje nevado cubierto del frío siberiano, y crees que lo mejor es eliminarte de esta escena triste y lamentable que es tu propia vida, entonces quiero decirte ahora mismo que, con seguridad, todo lo que lograrás será complacer el voyeurismo macabro y oscuro, rapaz como buitre del monstruo demente del infierno: ¡el diablo mismo!

¡No! ¡Esto no puede suceder! Porque te digo en esta noche, en el nombre poderoso de Jesús, que Él es el Buen Pastor que ha estado cuidándote, oh oveja perdida Suya; y al leer estas palabras, Él te ha encontrado. Ahora, justo ahora, Él te ha encontrado. Ahora Él coloca tu cuerpo lastimado sobre Sus grandes hombros, y te levanta de la saliente del precipicio. Ahora te saca de tu pozo. Ahora está llevándote a casa y si escuchas, puedes oírlo cantando. ¡Tú no estás cantando, eso lo sé! ¡No se supone que cantes todavía! No obstante, lo harás; sí, no aún, pero lo harás. Aun así, ¡escúchalo! Está cantando y se está regocijando porque te está llevando a casa para estar con Él, justo donde perteneces. No estoy hablando del cielo ahora, no, no aún; estoy hablando de volver a casa al redil, volver a casa al lugar de sus pastos verdes; a las aguas apacibles, a los valles soleados de amor; volver a casa a estar bajo Su protección, y Su provisión; volver a casa al lugar llamado “Hallado”. Has sido hallado en esta noche, sin importar cuán lejos hayas ido, sin importar lo que hayas hecho, y Él se regocija por ti con Su canto. Prepárate para el consuelo, prepárate para el cuidado, para el vino y para el aceite, para la abundancia, y para montones y montones de fiestas; porque te digo que están por venir... ¡están por venir!

Y para el resto de nosotros, que se preguntan qué tan triste puede llegar a estar una persona para desear quitarse su propia vida, les digo en esta noche: ¿conocen alguna oveja que esté por ahí perdida? ¿Por ahí en la nieve, buscando tesoros que no existen? ¿Conocen alguna oveja perdida por ahí, en los yermos desolados, vacíos, fríos y perdidos? Sé que sí, sé que sí conocen. Entonces será mejor que mañana salgan y la encuentren.

Medita: “Supongamos que uno de ustedes tiene cien ovejas y pierde una de ellas. ¿No deja las noventa y nueve en el campo, y va en busca de la oveja perdida hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, lleno de alegría la carga en los hombros y vuelve a la casa. Al llegar, reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: Alégrense conmigo; ya encontré la oveja que se me había perdido. Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.” Lucas 15:4-7

Ora: ¡Encuéntrala, Señor! ¡Encuentra tu oveja perdida! Encuéntrala, Señor, busca en el desierto frío y solitario, busca detrás de cada roca y debajo de cada árbol triste y débil. Encuéntrala, Señor, revisa de arriba abajo los barrancos oscuros, escala los precipicios y recorre los valles largos como la noche. ¡Encuéntrala, Señor, encuentra Tu oveja perdida y luego colócala en tus hombros y tráela de regreso a casa, jubilosa! Amén.


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