Tuesday, September 6, 2011

Sep | 06 | Diablas, Gorrones y el Show de Jerry Springer

Palabra para meditar– HONOR

Amós 4:1-2
“Oigan esta palabra ustedes, vacas de Basán, que viven en el monte de Samaria, que oprimen a los desvalidos y maltratan a los necesitados, que dicen a sus esposos: ¡Tráigannos de beber! El Señor omnipotente ha jurado por su santidad: Vendrán días en que hasta la última de ustedes será arreada con garfios y arpones.’”

Diablas, Gorrones y el Show de Jerry Springer

¡Lucifer Linophryne! ¡Qué nombre para un pez! No obstante, es en estos “linofrinos”, estos pececitos abismales que habitan en las profundidades marinas a unos tres hasta cuatro mil metros por debajo de la superficie, sobre quienes me gustaría reflexionar en esta noche. Les digo amigos que estas criaturas de cabeza triangular, alargados, con cuerpo desprovisto de escamas pero gelatinoso, son las obras de apariencia más espantosa que yo haya visto jamás. De hecho, si aceptara alguna vez el punto de vista de que Satanás intentó crear seres en el mundo material, entonces con toda seguridad diría que este fue uno de sus raros experimentos Frankensteinianos fallidos y que con toda razón se mantiene oculto en las profundidades más oscuras de las aguas abismales. Las hembras de la especie son las más horribles y a menudo son cuatro veces más grandes que los machos, con unos dientes como dagas que les rodean sus bocas siempre abiertas y que son capaces de tragar a una presa de al menos dos veces su propio tamaño. Estas hembras rara vez se mueven: esperan, gordas e inamovibles, a que tanto su compañero como su presa, lleguen.

Ahora, he aquí la parte interesante con respecto a estas monstruosidades, y Wikipedia lo dice de esta manera: “Una vez que localiza una hembra, el macho se le engancha con sus dientes, por lo demás inútiles. Por medio de procesos enzimáticos, los tejidos del macho comienzan a incorporarse gradualmente a los tejidos de la hembra, convirtiéndose en un acoplamiento permanente con un sistema circulatorio compartido, que conforma una quimera hermafrodita. Comienza el desarrollo de los grandes testículos del macho, que antes de este punto fueron retrasados, y todos los demás órganos del cuerpo del macho se degeneran. De esta manera, varios machos pueden unirse a la misma hembra sin que se produzca ningún efecto perjudicial en ella”.

Antes de continuar, quiero decirles que no tengo nada en contra de las hembras gordas ni de los machos pequeños y subdesarrollados. ¡Yo mismo soy uno de esos! No obstante, hay en esto algo espiritual que podemos resaltar. Desafortunadamente, para ver lo espiritual, también tengo que señalar su manifestación en el mundo material. Todos estarán de acuerdo conmigo sin lugar a dudas en que, en este mundo extraño nuestro, hay un gran número de mujeres endemoniadas, gordas y holgazaneando, con una capacidad muy bien escondida de atraer hacia sí a pequeños hombres para devorarlos. Esto es muy extraño pero muy cierto, y yo mismo lo he visto, muchas, muchas veces. Además de mi experiencia personal, si alguna vez han recibido el castigo peculiar de ser testigos de ese raro show moderno conducido por Jerry Springer, verán que estos peces gordos demoníacos y los muy, muy pequeños hombres que se les pegan, están juntos con su rara descendencia, el pan de cada día de esa barbaridad que hemos llegado a considerar como televisión de entretenimiento.

Gústenos o no, estas diablas gordas de boca abierta abundan, y los sencillos hombrecitos cuyos testículos sólo se desarrollan cuando se unen a ellas, ¡parecen abundar aun más! También es de notar que entre estos hombrecitos, a medida que su virilidad aumenta, sus otros órganos de hecho disminuyen y ¡especialmente ese órgano que tienen entre las orejas!

Con seguridad Dios ha creado estos peces diablos para que los observemos y nos asombremos con ellos. Con seguridad, estos peces Lucifer, andan como patos en las oscuras profundidades con un mensaje vivo en sus bocas locas y enormes. Eso es lo que yo pienso, y para acrecentar sus pesadillas de esta noche, permítanme hacer las siguientes tres observaciones:

Primero, que la sociedad se está desmoronando bajo nuestros pies. Cuando tengo que aconsejar a tantos jóvenes que consigan una acción judicial que asegure que los hijos que han tenido con las mujeres mayores a las que se han unido, son suyos (y rara vez es así), eso quiere decir entonces que la sociedad se está desmoronando justo bajo nuestros pies. A menos que hagamos algo ahora, será entonces sólo una cuestión de tiempo antes de que todo colapse estrepitosamente.

Segundo, que hay un problema con la masculinidad en nuestra tierra. Cuando un hombre no puede convertirse en hombre sin estar unido a una mujer, entonces no tiene nada que dar, sino más bien todo se le debe quitar. Los hombres deben aprender a hacerse hombres en y por sus propios méritos. Los hombres deben hacerse grandes de estatura, fuertes de corazón y firmes en propósito y provisión, antes de que se permitan siquiera la idea de acercarse a una mujer. Sí, ¡lo digo en serio! Los hombres fuertes, hombres de corazón sólido, hombres de sustancia, jamás se acercarían a un pez diablo gordo. Muchos de nuestros hombres necesitan una buena patada para sacarlos del camino al infierno y de la perdición de ellos mismos.

Tercero, hay un problema con la femineidad en nuestra tierra. Permítanme decir primero que si ustedes son esposas o madres, ¡entonces tienen el trabajo más importante del mundo! No es muy políticamente correcto que yo diga eso, pero es bíblico y es verdad. No obstante, no deberían ser madres antes de convertirse en esposas, y si me permiten decirlo, no deberían ser esposas antes de hacerse una vida: obtengan su educación, consigan trabajo, consigan algo de dinero que las respalde, compren alguna propiedad. Es posible que tengan aspiraciones elevadas y aun así tengan un plan para encontrar un hombre... y sí: también necesitan un hombre, un hombre que ya tenga su masculinidad desarrollada, que tenga su hombría a toda vela, tensada contra el viento y avanzando hacia su destino. ¡Consíguete un hombre, mujer! Alguien que ya está plenamente ‘desarrollado’ en todos los aspectos, ¡y no un niño subdesarrollado!

Nuestro versículo para esta noche se refiere a las mujeres samaritanas poderosas, acomodadas y bien recuperadas. ¡Dios las llama vacas gordas! Ricas o pobres no importa, porque es la misma enfermedad de las vacas gordas y produce el mismo malestar a cualquier nivel de la sociedad. Hay una enfermedad en nuestra tierra, corroyendo silenciosamente los fundamentos de nuestra sociedad. El Lucifer Linophryne ha salido de las profundidades y está revoloteando por nuestras playas. Tiene que parar, amigos, y no tenemos mucho tiempo antes de que los anzuelos de las vacas gordas se lancen contra nosotros otra vez.

Medita: “‘Les mandé plagas como las de Egipto. Pasé por la espada a sus mejores jóvenes, junto con los caballos capturados. Hice que llegara hasta sus propias narices el hedor de los cadáveres. Con todo, ustedes no se volvieron a mí, afirma el Señor. Yo les envié destrucción como la de Sodoma y Gomorra; ¡quedaron como tizones arrebatados del fuego! Con todo, ustedes no se volvieron a mí, afirma el Señor. Por eso, Israel, voy a actuar contra ti; y como voy a hacerlo, ¡prepárate, Israel, para encontrarte con tu Dios!’” Amós 4:10-12

Ora: Señor, sentimos vergüenza, porque no hemos logrado enseñarles a nuestros jóvenes a ser hombres ni a nuestras jóvenes a ser mujeres. Oh Señor, ¿puede todo esto puede ser redimido? Ayúdanos a todos en esta noche, Señor, a ser mejores ejemplos mañana de lo que significa ser un hombre y una mujer delante de Tu rostro. Amén.



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