Hebreos 1:3
“..el cual siendo el resplandor de Su gloria y la imagen misma de Su persona...se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas.”
El reflector del Padre

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En la oscuridad de esta misma noche, si ruidos extraños los despertaran, probablemente lo primero que buscarían sería una luz, alguna forma de iluminación que alumbrara su camino y les mostrara el peligro, ¡y que además alejara al depredador atemorizado! Jesús es esa luz, y tú lo necesitas, porque los ruidos extraños que escuchas en tu espíritu son los chirridos de tu pecado y el arañazo distante de los demonios que se alistan al instante, para venir y devorar tu alma. Sí, realmente necesitas buscar a Jesús, la Luz, y dejar que Él guíe con seguridad tu camino y espante a todos tus depredadores. No hay otra manera de detener los arañazos distantes y de cerrar las bocas de los leones depredadores. Así que busca a Jesús en esta noche. Sí, pídele que el reflector de Dios venga y brille en el centro mismo de tu atormentado ser ¡y te dé de Su luz admirable!
Medita: “Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” Juan 8:12
Ora: Enciende Tu luz, oh Dios, enciende Tu luz y haz que toda la oscuridad se vaya. Enciende Tu luz, oh Dios, enciende Tu luz y haz seguro el camino donde me siento atrapado. Enciende Tu luz oh Dios, enciende Tu luz y rompe todo temor y turbación. Enciende Tu luz, oh Dios, enciende Tu luz y llévate lejos y para siempre, la oscuridad. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

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