Sunday, July 3, 2011

Jul | 03 | Atrapados por el Gran Gato de Dios

Palabra para meditar: ATRAPADO

Juan 3:5-8
“Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—. Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te sorprendas de que te haya dicho: "Tienen que nacer de nuevo." El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu.’”

Atrapados por el Gran Gato de Dios


Según Walter Isaacson en su autobiografía sobre Einstein dijo que tras el lanzamiento de la segunda bomba atómica en Japón, y en una cena en Manhattan ofrecida por el comité del premio Nobel, este grandioso y peludo hombre pronunció las siguientes palabras: “Alfred Nobel, el inventor de la dinamita, creó el premio como expiación por haber inventado el explosivo más poderoso conocido hasta aquel entonces. Hoy, los físicos que participaron en la elaboración de la más formidable y peligrosa arma de todos los tiempos, se sienten acosados por sentimientos similares de responsabilidad; por no decir de culpa".

Impulsado por el temor, la culpa y la responsabilidad, fue que en Mayo de 1946, Einstein asumiría el rol de presidente y fundador del “Comité de Emergencia de Científicos Atómicos”. Wikipedia dice que los objetivos de este comité eran “advertir al público de los daños asociados con el desarrollo de las armas nucleares, promover el uso pacífico de la energía nuclear y en último lugar trabajar por la paz mundial, la cual era vista como la única forma en que las armas nucleares no serían nuevamente usadas. De hecho, Einstein fundó este comité tras la “petición Szilárd” de 1945, la cual fue presentada al Presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman. Esta petición se oponía al uso de la bomba atómica apoyada en razones morales y fue firmada por sesenta y ocho científicos que habían trabajado en el Proyecto Manhattan; porque¡la mayoría de estos científicos aparentemente no sabían completamente lo que estaban creando por aquel entonces! Isaacson vuelve a citar a Einstein, quien hablando como Presidente de este comité expresó lo siguiente: “Nuestra generación ha traído a este mundo la fuerza más revolucionaria desde que el hombre descubrió el fuego en épocas prehistóricas. Este poder básico del universo no puede ajustarse al concepto anticuado de nacionalismo estrecho”.

Ahora, lo que usted piense de la posición y las acciones de Einstein, de su política y motivaciones, de su valentía o ingenuidad, no tiene importancia para lo que yo quiero resaltar en esta noche. ¡Nuestro mundo es un mundo nuclear y la bomba ya está inventada y esto no tiene marcha atrás! Sin embargo, lo que quiero que ustedes consideren en esta noche es el principio planteado por Einstein de que “no se puede ajustar la fuerza más poderosa del universo a un principio estrecho".

La fuerza más poderosa que haya sido liberada en esta desastrosa humanidad es el Espíritu Santo mismo, en el día del Pentecostés. ¡Sí, así es! El concepto estrecho al que ha tratado de forzársele a Él a ajustarse es ese del denominacionalismo. Nosotros los creyentes de la Palabra de Dios, nosotros los poseedores e intérpretes de esta verdad que una vez fue dada a los santos, nos hemos fragmentado (por decir lo menos) en una vasta multitud de denominaciones protestantes, las cuales todas tienen un sabor ligeramente diferente, al igual que una interpretación e inclinación diferentes acerca de la revelación de Dios a nosotros. Cada una de estas muchas denominaciones, aun cada una de las principales denominaciones eclesiásticas protestantes ha tratado de tomar al Espíritu Santo y a modo de una estrecha nación-estado, ha tratado de vestirlo con su bandera, de darle su nombre, de ponerle su uniforme y de dejarlo caer sobre sus enemigos en despreciable juicio y altiva exclusividad.

Uno no puede capturar al viento en un jarro y liberarlo cuando uno quiera, ya que el viento es irrefrenable, grandemente impredecible e imposible de dominar. Lo único que se puede hacer con el viento cuando sopla es, ya sea recibirlo, aprovecharlo o esconderse de él hasta que pase. Pero ustedes mis queridos amigos no pueden ponerle una correa en el cuello y llevarlo donde ustedes quieran. Porque el viento es irrefrenable, grandemente impredecible e imposible de dominar. Así mismo es Dios Espíritu Santo.

Dios Espíritu Santo, este Viento Divino, si así quieren llamarlo, no está en una misión suicida, arribando salvajemente a los muelles de nuestras vidas, simplemente para ‘quebrar’ como una ola y disiparse, no amigos, ¡este Dios Santo, el magnífico Espíritu Santo se encuentra en una misión que da vida!

Debido a que somos lo suficientemente inteligentes como para capturar los vientos que soplan por nuestro planeta para nuestro propio poder, propósito y beneficio, también pensamos (de forma ignorante y arrogante) que podemos capturar este Viento Divino de Dios para nuestro propio poder, propósito y beneficio. ¡Qué tremendamente tontos somos!, ya que el deleite y misión de Dios Espíritu Santo no es ser enseñado, comprado, atado o inclinado a nuestros diseños denominacionales, sino que en su estado salvaje, le gusta acorralarnos, capturarnos y entonces llevarnos en sus dientes sonrientes hasta los pies de Jesús que nos esperan.

Cuando nos entregan así ante el Maestro (al estilo de los gatos) es el momento más Santo en el universo. Yo les digo que todo el cielo se queda en silencio cuando nuestras vidas (cual ratones), yacen delante de los Pies que nos esperan. Dios Espíritu Santo es el Gran Felino al acecho y no el perro de alguien a quien tiran por una correa.

El juega con tu alma
como los jugadores ante el principal
Antes de dejártelo caer
Te mide por todos lados
Prepara tu naturaleza frágil
Para el soplo etéreo
,Los martilleros escuchan
Primero cerca, y luego despacio
Tienes tiempo de cobrar aliento
y de despejar tu mente
Y luego envía un rayo enorme
Que revela tu alma desnuda

Cuando los vientos toman los bosques en sus garras
El universo permanence quieto.

Divina Posesión, by Emily Dickinson 1830-1886

Medita: “Estaban allí de pie, deteniendo los cuatro vientos para que éstos no se desataran sobre la tierra, el mar y los árboles. Vi también a otro ángel que venía del oriente con el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles a quienes se les había permitido hacer daño a la tierra y al mar.” Apocalipsis 7:1-2

Ora: ¡Padre saca a tu Gran Felino en esta noche! Ven, oh, Viento Santo de Dios en tu misericordia y de acuerdo a tu gran bondad, por la sangre derramada de Cristo mi Salvador, ven y sopla por los senderos de mi mente. Ven acecha mis oscuras esquinas y entonces, cual felino, Oh Cristo, acorrálame, hazme quedar exhausto y mírame en temblorosa quietud. ¡Que el universo se quede quieto en esta noche! Que el sol y las estrellas, la luna y las montañas que cosquilleen la barriga colgante del cielo azul, que todos hagan silencio en esta noche. Oh, Espíritu Santo, ¿tomarás por favor todos mis negros bosques en Tus poderosas y agradables garras, me apretarás, me morderás, me sacudirás suavemente hasta que me caiga en un sueño reverencial? Y entonces colgando de Tus deleitosas y siempre sonrientes mandíbulas, en mis sueños, ¿me llevarás y me soltarás postrado a los pies amorosos de Jesús que me esperan? De esta forma podré ser verdaderamente bendecido. Amén.

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