Tuesday, July 19, 2011

Jul | 19 | Poseídos y amados por el Señor de la espada

Palabra para meditar – ESPERANZA

Romanos 5:3-5
“Y no sólo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.”

Poseídos y amados por el Señor de la espada


Llevando sus vestiduras sacerdotales, el herrero de la espada, después de días de oración y ayuno, se acerca al final de su tarea. El fuego está ardiendo, el martillo y el yunque están listos, junto a los elementos primitivos de metal, madera, agua, tierra y aire. Su tarea es completar ante él lo que considera ser una entidad espiritual; un individuo ardiente, de muchos pliegues, de millones de capas, elevado y único, flexible, funcional, perspicaz y seguro, un arma de guerra. De seguro, cada civilización ha visto la construcción de espadas como un acto espiritual el cual produce un producto final de carácter común pero al mismo tiempo altamente único.

El Rey Jesús, caminando entre los candeleros y sosteniendo en Su mano las siete estrellas, tiene una espada aguda de dos filos saliendo de Su boca. Esta es la espada del Espíritu, la misma Palabra de Dios. Ciertamente, la espada es al menos un emblema de poder espiritual, destreza y carácter. Cristo, el Herrero Maestro de Espadas, El Señor de la Espada, se especializa, es implacable, y se concentra cuando está produciendo una espada de carácter. Sí, Dios está trabajando en nosotros, las espadas, produciendo características individuales comunes pero únicas, cuyos colores en cascada, mostraremos sin reserva alguna, para que todos los vean, por toda la eternidad.

La fuente de esas buenas marcas individualistas y distintivas del carácter cristiano, es de hecho “la tribulación en ejecución”. Ejecución en el sentido de ser repetitivo, resuelto, y donde se aplica calor y fuerte presión. Todas las artes marciales tienen el “Kata” de entrenamiento. Esto es un ejercicio repetitivo de posición, movimiento y aplicación, y de la misma forma el Herrero Maestro de la Espada trabaja en la vida del cristiano por medio de las “pruebas de tribulación”. Pareciera ser que el Señor de la Espada está produciendo armas de guerra, a través de su muy particular “Kata de tribulación en ejecución”.

Sí, ciertamente el Señor de la Espada está trabajando en tu vida a través de las pruebas y las tribulaciones, porque al igual que para hacer una buena espada se martilla y golpea, se calienta y enfría, se dobla y rompe, se pone bajo presión para que tenga múltiples capas de fuerza, absorción, flexibilidad y filo, nosotros también, a través de las pruebas y las tribulaciones de varios tipos, experimentamos este mismo tipo de constante presión espiritual que nos rodea y cae sobre nosotros. En el Kata, o en “las obras del Kata” de Dios Espíritu Santo, la presión del dolor, la presión de las necesidades, de las carencias, del temor, aunque son comunes al hombre, se encuentran dentro de nuestras vidas en el fuego ardiente de las aflicciones crucificadas y acrisoladas. Cuando esto sucede, las obras del Kata de Dios producen un aumento de la resistencia, esto es una constancia en la obediencia, a pesar de las dificultades de las pruebas que nos sobrevengan. En cada pliegue de la espada metálica, en cada golpe del martillo, en cada cambio de luz para examinar el color de la temperatura y el estado del ‘carácter’ del trabajador, en cada oscilación del arma y al probar su equilibrio, el Maestro Hacedor de Espadas ¡está buscando perfección! Si se necesita seguir trabajando en el carácter de la pieza, para producir el carácter asegurado, confiado, comprado, presionado y probado por El, entonces puedes estar seguro, que el Señor de la Espada la llevará de nuevo al calentamiento, de nuevo al enfriamiento, a golpearla y a la plegadura. En toda la práctica precisa de presión persistente y perfectamente aplicada, El Señor de la Espada no aflojará hasta que Su deseo de plenitud individual se pueda observar tanto en la espada como sobre la espada.

El carácter cristiano, al menos en este lado del cielo, no se debe ver como un estado establecido, sino más bien, ese que emana en la revelación de todos nuestros crisoles de experiencias, tanto en las pruebas como en tribulaciones. Entonces el carácter cristiano es una obra en progreso, porque es el mineral puro y probado del desarrollo contínuo. Noten también que en toda esta presión y preparación, se necesita raer toda la escoria pecaminosa que sale cuando la aflicción aflora en la superficie de nuestras vidas. Parecer ser que este es un proceso a través del cual cada espada cristiana debe pasar, para poder estar apta para ser usada por el Maestro. Sí, el crisol se recalentará contínuamente, y se aplicará una presión contínua sobre la espada, para al final, producir una espada pura y brillante. Este proceso me intimida y alienta al mismo tiempo y lo encuentro útil por dos razones principales:

En primer lugar, nosotros no nos desalentamos al ver a la gente pasar por varias pruebas y después fallar. Si su viaje continúa, el crisol va a ser recalentado y al final la escoria va a ser quitada. El Señor de la espada es implacable en esto y El hará Su trabajo rigurosamente, y lo hará bien.

En segundo lugar, la continuidad de las pruebas en la vida de una persona, es de hecho una señal segura de que Dios quiere producir una pureza de carácter. Entonces los problemas son una señal del proceso contínuo de santificación que viene de Dios.

Finalmente quisiera decir que si en tu vida como cristiano no han existido problemas fuertes, presiones y dificultades, entonces quizás debes preguntarte si en realidad eres poseído y amado por el Señor de la Espada.

Medita:
Cuando Dios quiere forjar a un hombre
Y estremecer a un hombre, y capacitar a un hombre
Para que desempeñe el más noble papel;
Cuando El anhela con todo Su corazón
Crear tan valiente y grandioso hombre
Ante quien el mundo se asombrará,
¡Observa Sus métodos, observa Sus formas!
Cómo El severamente perfecciona
¡A quien El soberanamente ha escogido!
Cómo lo golpea y hiere,
Y con poderosos golpes lo convierte
En moldes de barro que
Solamente Dios comprende;
Mientras su torturado corazón clama
Y sus suplicantes manos levanta!
Cómo El dobla pero nunca rompe
Cuando su bien El emprende;
Cómo El usa a quien escoge,
Y con todo propósito lo funde:
Con cada acto lo induce
A su esplendor probar
Sólo Dios sabe lo que Él mismo se propone.
(Autor desconocido)

Ora: Oh grandioso Dios, concédeme misericordia cuando pase por Tu fuego glorioso y purificador. Amén.

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