Thursday, July 21, 2011

Jul | 21 | Sobre fronteras, límites y bendiciones específicas

Palabra para meditar – MANANTIALES

Josué 15:1
“La parte que tocó en suerte a la tribu de los hijos de Judá, conforme a sus familias, llegaba hasta la frontera de Edom, teniendo el desierto de Zin al sur como extremo meridional.”(VRV)

Sobre fronteras, límites y bendiciones específicas

En la Biblia, la posesión de lo que “te toca” en la vida nunca se expresa en términos de una destrucción predestinada, determinada y pesimista, sino más bien, es un cuadro precioso, impregnado de paz, una paz llena de deseos y abierta a un hermoso crecimiento. En nuestro versículo de esta noche, la palabra “le tocó” se utiliza en un sentido figurado con respecto al destino ¡y no tiene en lo absoluto ninguna connotación negativa! Sí, este territorio tiene límites, y sí, este territorio será constantemente infringido por nuestros enemigos. Pero es un territorio extenso, un territorio que está abierto al desarrollo Divino y más que eso, contiene tu herencia y todas las consiguientes posibilidades y variaciones.

Ahora, con respecto a la tribu de Judá, en Josué 15:20 sigue diciendo que “Ésta, pues, es la heredad de la tribu de los hijos de Judá por sus familias”, y al hacerlo comienza a mencionar ciudades dentro de sus extensos y deleitosos límites del destino. La palabra “heredad” aquí, se enfoca tanto en la ocupación presente y en la futura concesión a los descendientes de las reliquias, por así llamarlo, de todo lo contenido dentro de los extensos límites de su deleitoso destino, el cual también se encuentra siempre abierto al desarrollo Divino. Porque aquí están ubicadas una cantidad de ciudades encantadoras, todas dispuestas a ser ocupadas ahora, todas dispuestas a ser transferidas a los herederos de sangre, los futuros y benditos herederos de toda su posesión actual. ¿Comprenden esto?

En esta noche estoy tomando estos versículos, y creo que lo estoy haciendo legítimamente, para establecer una metáfora para lo que ‘nos toca’ en la vida, nuestro destino, por así llamarlo. Porque todos nosotros somos un país no descubierto, que solamente si buscásemos a fondo, alguna piedra preciosa brillaría en nuestros ojos, alguna veta de valor inapreciable jaspearía la dura y negra roca dentro de nosotros, y si se extrae correctamente, entonces podría ponerse en el fuego para poner de manifiesto el calor en el corazón de otros, aun en el tuyo; y si se pone al fuego, y después se moldea ¡este tesoro pudiera adornar el cuello de los reyes! Si el gran Chef lo cocina, entonces nuestras mesas se adornarían en medio de nuestros enemigos, ¡y entre ellos podríamos celebrar un banquete juntos! ¡Oh, probad y ved, oh buscad y ved que el Señor es Bueno!

Así que, dentro de los deleitosos linderos de nuestro destino, hay extensas ciudades como herencia. Dones de todo tipo, grandes jardines, buenas carreteras, centros de desarrollo y áreas de grandes industrias. De estas ciudades salen caballos y carrozas, salen guerreros y artesanos, salen semillas y con las semillas, todo tipo de apetitosas delicias. Sí, ¿pueden en esta noche comprender su destino? ¿Poseen ustedes ahora su heredad? ¿Saben cómo hacerlo?

La cereza que adorna este delicioso postre, se encuentra en Josué Capítulo 15, donde entre los detalles de los sorprendentes y deleitosos linderos del destino y las extensas ciudades de herencia personal y generacional, Dios ha sembrado otra bendición para nosotros en términos de aguas cristalinas, ¡ríos de ellas! Estos ríos corren por debajo de las amplias praderas y esperan brotar a la superficie donde nosotros queramos. Sí, en la importante y muy maravillosa historia de “Acsa, la pequeña hija de Caleb”, podemos ver nuestra necesidad y oportunidad de recibir la bendición ¡y después pedir más! Acsa (Josué 15:16-19) en efecto le dice a su padre “Ya que me has dado tan gran destino, ¡dame también fuentes de aguas! ¡Dame más! Ella dice “De acuerdo a mi valor, mezcla mi fe con tu gracia ¡y dame también fuentes de agua!” En respuesta, las Escrituras nos cuentan que ella recibió una doble porción de las fuentes de arriba y las de abajo. ¡Imagínense eso!

Entonces mis amigos, en esta noche, es tiempo de comenzar a observar detenidamente lo que “te toca” en forma personal y verlo como un destino deleitoso. Reclama las ciudades perdidas porque son tu herencia y la herencia de tu descendencia. Vive en las ciudades de tu destino, prosperando en ellas y gracias a ellas. Entonces analiza qué te falta todavía para tu desarrollo presente y la prosperidad futura y ve a tu Padre y pídeselo. Debajo de tu rica y roja tierra, yacen amplios y abundantes ríos de gracia y provisión. Por lo tanto, abre grande la boca ¡y El la llenará! Continúa, una vez que hayas echado un buen vistazo a tu territorio, y hayas explorado la tierra, ve derrámate ante Dios por una más abundante bendición diciéndole: “¡Dame también fuentes de agua!”

Medita: “Concédeme un don, respondió ella. Puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas. (Caleb) entonces, le dio las fuentes de arriba y las de abajo” Josué 15:19 (VRV)

Ora: Espíritu Santo, paséame a través de la tierra de mi herencia, muéstrame mis ciudades y la posible frescura de tu desarrollo Divino, entonces Padre mío, en el nombre de Jesús, dame también fuentes de agua, ¡para que pueda desbordarme!

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