Saturday, July 16, 2011

Jul | 16 | La claridad y el cambio de la vara de la corrección

Palabra para meditar – APRENDER

Filipenses 3:12-14
“No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.”

La claridad y el cambio de la vara de la corrección

Anoche hice referencia al discurso “El Gran Momento” de Winston Churchill y esta noche volveré a mencionarlo, ya que en ese, el más excelente de los discursos, yace otra advertencia de vital importancia para el remanente de las iglesias locales y las organizaciones de misiones de la actualidad.
En su discurso, Churchill, mientras daba una explicación de porqué habían dejado sólo tres Divisiones Británicas con el por entonces ya derrotado ejercito francés, dijo al final “No estoy comentando estos hechos con el objetivo de recriminar, pues considero que esto es totalmente inútil e incluso perjudicial. No podemos permitirlo. Menciono estos hechos para explicar por qué fue que no tuvimos (como podíamos haber tenido) entre doce y catorce divisiones británicas peleando en el frente de esta gran batalla, en vez de solamente tres. Ahora pongo todo esto a un lado. Lo he puesto en un estante, desde el cual los historiadores, cuando tengan tiempo, seleccionarán sus documentos para contar sus historias. Tenemos que pensar en el futuro y no en el pasado. Esto también se aplica, en una pequeña medida a nuestros propios asuntos nacionales. Hay muchos que quieren realizar una investigación judicial en la Cámara de los Comunes sobre la conducta de los Gobiernos y los Parlamentos, porque han estado en eso durante los años que llevaron a esta catástrofe. Tratan de procesar a aquellos que fueron responsables de la conducción de nuestros asuntos. Esto también sería un proceso absurdo y pernicioso. Hay demasiados procesos así, en esto. Que cada hombre escudriñe en su conciencia y en sus discursos. Con frecuencia yo escudriño los míos. De esto estoy absolutamente seguro: de que si comenzamos una disputa entre el pasado y el presente, veremos que hemos perdido el futuro.

¿Escucharon la observación final de Winni? “De esto estoy completamente seguro: de que si comenzamos una disputa entre el pasado y el presente, veremos que hemos perdido el futuro.” Cada vez me convenzo más de que, ahora, muchas horas después de la medianoche, la observación final de Winni en esa parte específica de su discurso “El Gran Momento” nos da tres puntos importantes con respecto al avivamiento personal, el de la iglesia local y el de la “iglesia nacional”.

En primer lugar, necesitamos comprender verdaderamente la espantosa situación en la que nos encontramos. En la iglesia actual hay una extraña ceguera, causada según creo yo, por los pesados párpados de un sueño demoníaco. ¡Es tan seria esta ceguera, que si algún día nos ponemos completamente de rodillas, es solamente una vara celestial, la que al golpearnos, levantará nuestras cabezas e iluminará nuestros ojos! Necesitamos que esto haga que urgentemente nos pongamos en posición. Aquellos de ustedes que se atrevan, deben orar por el urgente golpe de esta vara que trae convicción y discernimiento, para que finalmente podamos poner la debida atención a los planes, conquistas y victorias presentes del enemigo. Necesitamos dejar nuestra posición de descanso, ponernos en nuestras rodillas y finalmente dar ese salto, el cual sólo una vara aplicada a nuestra parte trasera nos hará dar. Sí. Es tiempo de dejar de reir y comenzar a llorar, ¡y sólo podremos hacer eso si dejamos nuestra posición de descanso y nos ponemos sobre nuestros pies!

En segundo lugar, tenemos que considerar otras estrategias para la victoria, tanto a nivel personal, como local y nacional. Estas serán estrategias dominantes, serán diferentes, atrevidas, llenas de fe, sacrificiales; ¡estrategias nuevas y frescas! Es necesario que sean así, porque de una cosa podemos estar absolutamente convencidos y es que todo lo que hasta ahora hemos probado ha fracasado rotundamente. Lo nuevo debe venir.

En tercer lugar, con respecto a las estrategias fracasadas, lastimosas zonas de influencia, discusiones, rivalidades e indiferencias, tenemos que, a nivel personal, local y nacional soltar todos estos estorbos pasados, porque quiero decirles que si continuamos aferrándonos a cualquier cosa relacionada con nuestros fracasos pasados, fomentaremos contínuas discusiones entre el pasado y el presente y nunca podremos apoderarnos del futuro. ¡Nunca!

No se equivoquen, cuando finalmente lleguen las órdenes y la visión a seguir, si éstas son reconocidas, aceptadas y comprendidas, causarán un cambio tan profundo y estremecedor a todas nuestras estructuras, instrucciones, patrones, asociaciones, destino de los recursos, sistemas, estilos, planes y personal de trabajo, ¡que nos sacudirán hasta la médula! Sin embargo, la verdad es que con ellas traerán probablemente la única oportunidad de recuperación de cualquier posibilidad de victoria del enemigo.

Finalmente, yo diría que si fracasamos en soltar el pasado y agarrarnos del futuro, si al levantarnos nos damos cuenta que sin lugar a dudas estamos en el lado equivocado de la línea roja del destino, entonces al menos podemos bajarnos peleando. Sí, al menos podemos salir con un grito como el que da quien empuña la espada y no como el quejido del que va al degolladero. Aún así, en esta noche, “De esto estoy completamente seguro, que si comenzamos una disputa entre el pasado y el presente, veremos que hemos perdido el futuro.”

Medita: “Así que, ¡escuchen los perfectos! Todos debemos tener este modo de pensar. Y si en algo piensan de forma diferente, Dios les hará ver esto también. En todo caso, vivamos de acuerdo con lo que ya hemos alcanzado.” Filipenses 3:15-16

Ora: Señor, trae esa muy particular vara de la corrección en esta noche y enséñanos! Señor despiértanos y al despertar mándanos líderes, gente que nos mueva, que nos agite. En el nombre de Jesús oramos. Amén.


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