Monday, July 25, 2011

Jul | 25 | Orando por los vecinos paganos

Palabra para meditar – BONDAD

Romanos 15:1-3
“Los fuertes en la fe debemos apoyar a los débiles, en vez de hacer lo que nos agrada. Cada uno debe agradar al prójimo para su bien, con el fin de edificarlo. Porque ni siquiera Cristo se agradó a sí mismo sino que, como está escrito: Sobre mí han recaído los insultos de tus detractores.”

Orando por los vecinos paganos

Mientras escribo el ‘Susurro’ de esta noche, estoy viviendo en una bella casa de planta baja. Delimitada por una carretera al frente, estamos rodeados por nuestros vecinos a la izquierda, a la derecha y al fondo. Es un lugar sorprendentemente tranquilo teniendo en cuenta el hecho ¡que todos vivimos en un mismo hormiguero! Esta mañana desayuné en el jardín y la quietud del día fue interrumpida por un muy impertinente constructor: su radio sonando con gran estruendo y su pequeño perro ladrando como David Coleman, después de otra derrota del Fútbol Escocés contra Inglaterra. Podías ver los tirones de las cortinas, sentir cómo subía el enojo y casi podías escuchar el sonido que había detrás de las ventanas que habían sido cerradas de un tirón. Esto me recordó que hay algo extremadamente práctico en ser un buen vecino y en el calor de la ascendente irritación, me recordé a mí mismo que raramente alguien moriría por un vecino, ¡pero en muchas ocasiones quisieras matarlo!

San Albán es el primer mártir cristiano británico del que se tenga constancia y francamente fue el ser un buen vecino lo que lo llevó a la muerte. Dice la historia que en algún momento del Siglo III cuando Inglaterra se encontraba bajo la mano de hierro de Roma, los cristianos eran perseguidos por el imperio y un sacerdote llamado quizás “Anfibolus”, mientras huía de la persecución, pasó por el pueblo romano de Verulamium, en el cual un ciudadano romano pagano, quien había sido soldado anteriormente, llamado Albán lo llevó a su propia casa y lo escondió de sus atormentantes perseguidores. Albán fue un buen vecino no-cristiano que no podía soportar la injusticia de tan viciosa persecución a los cristianos y, motivado por la piedad y la realidad de Anfibolus, Albán se convierte y se hace su discípulo.

Más tarde, por supuesto, como sucede en todas las buenas historias, el malvado Gobernador Romano se entera de la presencia del sacerdote fugitivo y manda a la guardia local para que lo arreste. Albán se convierte en un héroe al cambiar su manto de “hombre libre” por el manto sacerdotal de Anfibolus, permitiendo así que el sacerdote escape mientras que él se entrega en su lugar. Claro, a la buena forma medieval de hacer dinero, la historia sigue siendo adornada con acontecimientos milagrosos y más sacrificios cuando el primer verdugo de Albán se niega a decapitarlo y en su lugar se convierte en cristiano. Mientras que al segundo verdugo, quien finalmente le corta la cabeza a Albán, se le saltan literalmente los ojos después de ejecutar este acto. Yo les digo, en la loca Inglaterra medieval, ¡yo pagaría dinero por escuchar esta historia y ver los huesos de reliquia!

En esta historia tenemos claramente dos milagros: El primero es el milagro del buen vecino pagano. Algunos de ustedes desearían que ahora mismo en el presente tuvieran algunos buenos vecinos paganos. ¡Estoy seguro que lo desean! También estoy seguro que en el futuro, los cristianos tendrán necesidad de tener todavía buenos vecinos paganos, que estén dispuestos a protegerlos del terror de la persecución. Albán, mis amigos, fue un milagro pagano del Dios al cual él todavía no conocía. Piensen en eso.

El segundo milagro es que Albán fue recompensado en dos maneras: Primero al beneficiarse del calor del fuego que había traído a la estufa y al corazón de su casa, y en segundo lugar, que a través de las oraciones de agradecimiento de Anfibolus, de su perspicaz instrucción y brillante ejemplo, ¡Albán finalmente sintió convicción de pecado y se convirtió en un cristiano “que pagó el precio”!

¡Pienso que es tiempo que oremos por nuestros actuales y futuros vecinos!

Medita: “En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.” 1ª Juan 3:16

Ora: Señor, haznos bien por medio de nuestros vecinos y hazles bien a ellos mediante nosotros. En el nombre de Jesús oramos. Amén.



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