Wednesday, July 27, 2011

Jul | 27 | Orden No. 227

Palabra para meditar – VALOR

Hebreos 10:37-38
“Pues dentro de muy poco tiempo, el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado.”

Orden No. 227


Un día como hoy en 1943, el monstruo José Stalin dictó la Orden No. 227. Esta orden de “ni un paso atrás” declaraba que: “Los que provoquen el pánico y los cobardes deben ser eliminados en el acto. ¡Ni un paso atrás sin órdenes de los superiores! Los comandantes que abandonen una posición sin órdenes del cuartel general superior son traidores a la patria”.

Si se tiene suerte, uno se puede llenar de valor, uno se puede inspirar y permanecer firme incluso en la más terrible de las circunstancias; sacando fuerzas de la firmeza de otras almas valientes que nos rodean. Es duro, pero uno puede asimilar el valor por medio de la osmosis, lentamente, gradualmente, sin dudas.

Por otro lado, la cobardía se extiende como un fuego fuera de control. Es más fácil contagiarse con ella que contraer un resfriado, diez veces más desagradable y, ¿quién puede medir la magnitud de la destrucción que causa el sentir desprecio por uno mismo, algo que continuará creciendo en los años venideros en ese corazón podrido y supurante?

Esta noche nuestras palabras no son el comunicado de un dictador, pero sí un claro mensaje a una tropa cuya principal motivación es agradar a su capitán. Él les dice: “aquellos entre ustedes que se acobardan, retroceden, se retiran, se quedan detrás, son poco entusiastas, se entregan a medias, viven un Cristianismo con un pié aquí y otro pié allá, bueno… esos no serán de mi agrado”. Entonces díganme hermanos míos, ¿hay algo peor para un soldado de Cristo que esto? ¿No sería mucho mejor que le disparen a uno en el acto?

Esta noche algunos de ustedes necesitan controlarse; algunos necesitan llenarse de entusiasmo. Esta noche, algunos de ustedes quisieran que simplemente los tomaran y les dispararan; sí, algunos quisieran que los libraran de su cobarde suplicio. ¡Basta de eso! La muerte no es una respuesta, no, la sensación sobrecogedora del desagrado que Él siente por ustedes es un juicio mucho mayor, y permítanme decirles, es una solución mucho mejor. Pues todo dentro de nuestro nuevo hombre desea complacerlo a Él. Sí, el gran vacío que causa el sentir Su desagrado hará que aflore a la superficie misma de nuestras vidas ese poco de valor que hay en nuestro interior. Si tú eres un cristiano vacilante, ¿te impactarán estas palabras y te devolverán el valor de pagar el precio? ¡Seguramente que sí! Sin embargo, en esta era Laodiceana de indigentes ciegos, completamente amarilleada con las engañosas riquezas y las preocupaciones de este mundo, toda cargada de amabilidad y con un buen plan de pensiones, si tú eres así y estas palabras no te hacen cambiar del amarillo al rojo, entonces sospecho que no eres Cristiano en lo absoluto, sino más bien alguien que simula la fe, un farsante, un árbol sin fruto, un falso profeta, incluso un ciego guía de ciegos, y todas tus riquezas te llevarán a zanjas repletas de afeminados con certificados de todo tipo, todos ciegos líderes de ciegos. Estas palabras del Capitán de nuestra Salvación nunca preocupan al ilegítimo, sino al hijo de Dios; sin embargo, al verse perdido en Laodicea, se avergüenza ante ellas, se conmueve y cambia a causa de ellas.

Estoy agradecido de poder decirles que siempre hay un regreso para los cobardes. Mediante nuestra confesión, nuestro arrepentimiento, sí, mediante Su gracia y Su fuerza, podemos una vez más sentir Su satisfacción, podemos una vez más ponernos de pie y no retroceder.
Mientras tanto, en el nuevo día, seamos sabios y sumémonos a la osmosis, tomando la decisión de rodearnos de personas de fuerza y de valor.

“Voy a casa de mi Padre; y aunque con gran dificultad he llegado aquí, ahora no me arrepiento de todos los problemas que he tenido que enfrentar para llegar donde ahora estoy. Entrego mi espada a aquel que me sucederá en mi peregrinación, y mi valor y mi talento a aquel que pueda alcanzarlos. Llevo conmigo mis condecoraciones y mis cicatrices para que me sirvan de testimonio de que he luchado en las batallas de quien ahora será el que me recompense”. Se escuchó decir al señor ‘Valiente-por-la-verdad’ al cruzar el río en camino a la Ciudad del Gran Rey. (Extracto de ‘El Progreso del Peregrino’ de Juan Bunyan).

Medita: “Ningún soldado que quiera agradar a su superior se enreda en cuestiones civiles.” 2ª Timoteo 2:4

Ora: Señor, concédenos fuerza a nosotros Tu pueblo, sí Señor, danos valor para que podamos agradarte y sentir Tu satisfacción. Señor, permite que nunca demos ni un solo paso atrás. Amén.



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