Wednesday, July 6, 2011

Jul | 06 | Cuando Amzi miró con nostalgia sobre su muro de enredaderas

Palabra para meditar – ENTEREZA

Ezequiel 37:1-4
“La mano del Señor vino sobre mí, y su Espíritu me llevó y me colocó en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Me hizo pasearme entre ellos, y pude observar que había muchísimos huesos en el valle, huesos que estaban completamente secos. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos? Y yo le contesté: Señor omnipotente, tú lo sabes. Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos, y diles: ‘¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor!’”
  Cuando Amzi miró con nostalgia sobre su muro de enredaderas

Un día como hoy en 1854, nació en una plantación de Shelby, Carolina del Norte, Amzi Clarence Dixon, es decir, AC Dixon. Amzi y su hermano Thomas siguieron los pasos de su padre como Pastor Bautista. Aunque la vida de Thomas tuvo muchos altibajos en cuanto a la predicación, la política, la ley y la docencia, son sus escritos los que se consideran actualmente muy poco aceptables desde el punto de vista racial. En realidad, Thomas Dixon abogaba por la supremacía blanca, principalmente en la forma del Ku Klux Klan. Por otro lado, su hermano Amzi era un Pastor ordenado, un hombre del púlpito lleno de fuerza y elocuencia. Graduado del Seminario Bautista del Sur, llegó a ser Pastor de iglesias famosas como la “Iglesia Bíblica Moody” y el Tabernáculo Metropolitano de Spurgeon. ¡Estoy seguro de que el tener a Thomas como hermano fue un desafío siempre presente para AC Dixon! En ello hay ciertamente un par de lecciones para nosotros, pero no para esta noche. No, esta noche quiero referirme a algunos de los comentarios de Amzi en el sermón titulado “La Resurrección de los Huesos Secos”.

Respecto al antiguo Israel, la decadencia y la desintegración eran ciertamente el resultado directo del pecado. La visión de Ezequiel del valle de los huesos secos era realmente todo lo que quedaba de ellos y allí era donde Ezequiel vivía. Amzi expresa lo siguiente: “La tentación en nosotros es buscar el jardín con sus flores en lugar del valle con sus huesos. El profeta también responde cuando la mano de Dios lo sitúa en medio de los huesos. Habitar junto a los huesos es más duro que ir hasta ellos en una misión transitoria. Tener los huesos como vecinos y compañeros puede no ser agradable. Nos gusta la compañía de los vivos. Pero, a menos que estemos listos para responder a la mano de Dios que nos guía hacia los huesos y nos hace habitar entre ellos, no estaremos preparados para la tarea de darles vida. Este trabajo no se puede realizar a distancia. Los millones que abarrotan las calles, llenan los teatros, beben en los bares y se divierten en los salones de baile, rehuyendo la iglesia como lo harían con una sala de enfermos contagiosos en un hospital, no pueden ser alcanzados por un pastor en su estudio haciendo elocuentes sermones para su culta congregación, ni tampoco por aquellos cristianos que se reúnen en salas, salones e iglesias para confraternizar y estudiar la Biblia. Gracias a Dios por los hombres y mujeres que alegremente responden a la mano del Señor que los guía hacia los más pecadores y desesperanzados”. ¡Amén! Pienso que este planteamiento de Amzi fue muy revolucionario para su época, y ¿les digo algo? en los estados del sur de EEUU, y en la mayoría de los círculos Bautistas sureños de allí, este planteamiento es revolucionario hoy en día.

Tenemos que predicar la Palabra de Dios a los huesos secos, y para hacerlo, la mano del Señor nos tomará y nos empujará, nos sacudirá y nos colocará allí mismo, en medio de esos valles de huesos secos, y nos ordenará… ¡o más bien nos exigirá! que les prediquemos Su palabra. Es tan simple y tan atemorizante como lo digo.

Entonces, ¿hacia dónde los ha estado guiando la poderosa mano de Dios hoy? En el caso de Amzi, a pesar de su poderoso mensaje, él fue ubicado en el ‘florido jardín’ de las congregaciones cultas y en los salones con regordetas esposas de pastores, sí, ¡Amzi sólo podía predicar acerca de tal valiente y honorable ubicación! Esta noche me pregunto, si a pesar de su honorable púlpito, a menudo Amzi se alzaba en la punta de sus pies y atisbaba sobre el muro observando con nostalgia el valle de los huesos secos, y deseando tener el valor y la entereza para establecerse permanentemente entre ellos. ¿Y en el caso de ustedes qué?

Reflexiona: “Así dice el Señor omnipotente a estos huesos: Yo les daré aliento de vida, y ustedes volverán a vivir. Les pondré tendones, haré que les salga carne, y los cubriré de piel; les daré aliento de vida, y así revivirán. Entonces sabrán que yo soy el Señor.’” Ezequiel 37:5-6

Ora: Danos el deseo, oh Señor, de ser ubicados entre aquellos que están muertos desde hace mucho, y danos la fe y el valor para hablarles de Tu palabra. Entonces, permítenos Señor, tener la tenacidad para permanecer allí para ver como los haces vibrar y componerse, poniendo vida sobre ellos, en ellos y en su derredor, amado Jesús. ¡Amén!


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